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Las 3 leyes de la robótica, explicadas


¿Conoces las leyes de la robótica? Son tres leyes que desarrolló Isaac Asimov, el célebre escritor de ficción ruso, autor de obras tan conocidas como “Yo, robot”.

En este artículo veremos en qué consisten sus tres leyes de la robótica, cómo nacieron, qué características tienen, cómo podemos interpretarlas y cuál ha sido la repercusión de Isaac Asimov.

¿Quién fue Isaac Asimov?

Isaac Asimov nació el 2 de enero de 1920 en Petróvichi, Rusia, y falleció el 6 de abril de 1992 en Nueva York (EEUU), a la edad de 72 años. Asimov fue un escritor de ciencia ficción de origen ruso y nacionalizado estadounidense, además de profesor de bioquímica de la facultad de medicina de la Universidad de Boston.

Se hizo mundialmente conocido por ser autor de numerosas historias de ciencia ficción, pero también por su obra de historia y divulgación científica.

Las leyes de la robótica

Las tres leyes de la robótica fueron descritas por Isaac Asimov, el famoso escritor de ciencia ficción. Dichas leyes se aplicaban a los robots que aparecen en sus novelas y cuentos de ciencia ficción. Sus robots tenían la misión de cumplir órdenes, además de la capacidad de obrar por sí mismos. Así, estas leyes se dirigen a sus robots.

Asimov, en sus historias, busca situaciones contradictorias que creen conflictos a la hora de aplicar una ley u otra, pero esa es la “gracia”, porque el autor indaga así en dilemas filosóficos y morales.

Estas tres leyes fueron publicadas por primera vez en el relato de Asimov Círculo vicioso, con fecha de 1942. Pero, ¿qué decían estas leyes? Vamos a conocerlas:

1. No causar daño

La primera ley de la robótica de Asimov dice así: “Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño”.

De esta manera, la primera ley de la robótica hace alusión no sólo al hecho de no causar daño, sino también al de evitarlo. Asimov especifica aún más y vehicula esta ley a través de las acciones del robot pero también a través de sus a sus no-acciones (la “inacción”).

Si reflexionamos sobre esta ley en la actualidad, podemos pensar en un ejemplo de inteligencia artificial: los coches autónomos. Si por ejemplo el coche va a chocar contra otro, él mismo debería apartarse aunque “él” esté circulando correctamente, para no causar daño, siguiendo la primera ley de Asimov.

2. Cumplir las órdenes

La segunda de las leyes de la robótica de Asimov establece que: “Un robot debe cumplir las órdenes de los seres humanos, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley”.

Así, el robot deberá cumplir las órdenes que se le envíen, a no ser que éstas sean incompatibles con la primera ley (es decir, se priorizará siempre el evitar el daño y el no provocarlo).

3. Proteger la propia existencia

Finalmente, la tercera ley de la robótica dice: “Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que ello no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley”.

Como vemos, la tercera ley hace referencia a la autoprotección del robot; esta ley deberá primar, siempre y cuando no sea incompatible con las leyes anteriores (que serán prioritarias).

Características de las leyes

Estas leyes están formuladas de tal forma que los humanos protagonistas de las historias de Asimov, así las recitan, pero debemos entender que su “forma real” en realidad equivale a un conjunto de instrucciones más complejas que se introducen en el cerebro del robot.

Origen

¿Cuál es el origen real de las tres leyes de la robótica? Asimov explica que en realidad las redactó John W. Campbell, también escritor de ciencia ficción, a través de una conversación entre ambos producida el 23 de diciembre de 1940.

Según Campbell, pero, el propio Asimov ya tenía pensadas esas leyes, y lo que hicieron fue ponerlas en común, entre ambos.

¿Dónde aparecen?

Podemos encontrar las tres leyes de la robótica de Isaac Asimov en muchas historias del célebre escritor, concretamente: en su serie de robots, en historias relacionadas y en numerosas novelas cuyo protagonista es Lucky Starr.

Por fortuna, las leyes de Asimov se han expandido más allá de su legado, y otros autores también las han utilizado para sus historias de ciencia ficción (o para hablar de la obra de Asimov). Además, en otros géneros también han sido mencionadas estas tres leyes de la robótica.

Su utilización en la ciencia ficción

Las leyes de la robótica de Isaac Asimov han traspasado la ciencia ficción, para llegar al terreno de la vida real y del diseño de robots. Por poner un ejemplo, el robot “Asimo” es un acrónimo de Advanced Step in Innovating MObility, y a la vez un homenaje a Isaac Asimov.

Yo robot

Ocho años más tarde de la publicación de las leyes de la robótica, en 1950, Asimov publicó una recopilación de relatos, en una obra que tituló Yo, robot.

En esta obra, encontramos un conjunto de conflictos, dilemas y paradojas influenciadas por la interpretación de dichas leyes, ante situaciones ambiguas y/o complejas.

La Ley Cero

Después de las tres leyes de la robótica, llegó la Ley Cero, también propuesta por Asimov. Esta ley es una generalización (que incluye una mejoría) de la primera ley, y establece que un robot no puede dañar a la humanidad ni permitir que sufra algún daño por inacción.

Es decir, ya no solo se refiere al “hombre” en singular, sino a la humanidad en general.

La era de la inteligencia artificial

Resulta innegable el hecho de que, la inteligencia artificial, junto a las nuevas tecnologías y la robótica, están cada vez más en auge. La inteligencia artificial (IA), recordemos, es aquella inteligencia llevada a cabo por máquinas.

Una máquina inteligente es aquella que es capaz de percibir el entorno y de desarrollar acciones o “comportamientos” que aumenten sus posibilidades de éxito, en relación a algún objetivo, meta o tarea. Así, este tipo de inteligencia forma parte de una realidad cada vez más inmersa en nuestras vidas.

Por otro lado, también se aplica el término “inteligencia artificial” a máquinas que imitan las funciones cognitivas del ser humano. Entre estas funciones encontramos la capacidad de resolver problemas, la capacidad de pensar, reflexionar, decidir, aprender…