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Los 8 aspectos más importantes para desarrollar la asertividad


La asertividad es mucho más que una manera de comunicarse; nos permite mantener una autoestima equilibrada, hace posible que aprovechemos las oportunidades que surgen a nuestro paso, y además facilitan la prevención de malentendidos y conflictos por los demás (causados muchas veces por no decir las cosas importantes a tiempo).

Y es que saber decir que no, por ejemplo, es una habilidad con muchas más implicaciones psicológicas de lo que parece en un primer momento; y lo mismo ocurre con atreverse a dar el paso de optar a un ascenso en el trabajo, defenderse de las críticas injustas, o no aceptar un acuerdo desfavorable.

En este artículo haremos un repaso por los principales aspectos clave que pueden ser trabajados para desarrollar asertividad, tanto en la vida privada como en el ámbito profesional.

¿En qué consiste aplicar asertividad a las relaciones?

La asertividad es un concepto fundamental tanto en el mundo de la Psicología Social como, en el ámbito aplicado, en el mundo de las organizaciones, la comunicación empresarial y la gestión de equipos. Se trata de la capacidad para aplicar estrategias utilizadas para expresar en el momento oportuno ideas u opiniones importantes sin permitir que el miedo a incomodar o a generar una reacción emocional relativamente intensa lleve a emitir un mensaje confuso, demasiado “maquillado”, o incluso a no decir nada y dejar esa conversación para otro momento (cayendo en la procrastinación).

Por otro lado, en la asertividad se da un sano equilibrio entre la defensa de los intereses de uno mismo o del equipo u organización a la que se pertenece, por un lado, y el respeto a los intereses y manera de ser del interlocutor. Por ello, ser asertivo no consiste simplemente en comunicar algo de manera unilateral, sin preocuparse por cómo se sentirá quien escuche o lea lo que decimos; también implica decirlo adaptándonos a su personalidad, a sus expectativas, o incluso a su bagaje cultural, pero sin dejar que eso nos sirva como excusa para auto-engañarnos y no comunicar lo que realmente debemos comunicar.

En la actualidad son muchos los estudios que reflejan lo útil que resulta ser asertivo: permite prevenir a tiempo la aparición de conflictos, ayuda a progresar profesionalmente y a defender la propia candidatura a un puesto, hace menos difícil salir de relaciones tóxicas, es una pieza clave en las habilidades de negociación, etc. Además, por suerte, la asertividad puede ser entrenada a través del aprendizaje, y es por ello que en muchos casos es una de las habilidades potenciadas en los procesos de psicoterapia, al ayudar a los pacientes a afrontar sus miedos y a hacer que su entorno social les brinde apoyos por parte de los demás, y no obstáculos añadidos.

¿Qué hacer para desarrollar asertividad?

Como adelantábamos, la asertividad puede ser entrenada en el contexto de la psicoterapia (si el problema del o de la paciente así lo requiere), y de hecho, la manera más efectiva de lograr avance en este sentido consiste en acudir al psicólogo, para beneficiarse del trato personalizado de los profesionales expertos en el comportamiento humano. Ahora bien, hay algunas ideas clave y estrategias que también pueden ser de ayuda para trabajar la asertividad por uno mismo. Veamos cuáles son.

1. Saber controlar los tiempos

Si no nos establecemos referencias temporales, es muy fácil que no apliquemos la asertividad suficiente y que terminemos postergando una y otra vez las conversaciones importantes. Por eso es clave establecerse fechas límite y saber qué prioridad dar a cada cosa que comunicamos.

Pasos para potenciar la asertividad

2. Reconocer rápidamente los pensamientos de auto-sabotaje

Los grandes enemigos de la asertividad son los pensamientos de auto-sabotaje, ideas que vienen a nuestra mente cuando empezamos a experimentar estrés o ansiedad ante la perspectiva de hacer algo y que nos ofrecen excusas para auto-engañarnos y no pasar de los deseos a las acciones.

3. Saber conectar con las experiencias satisfactorias pasadas ligadas a la asertividad

Para comunicarnos asertivamente es importante auto-motivarnos en esa dirección, y para ello es muy útil tener presentes los recuerdos de las situaciones en las que, a pesar de que nos diera miedo decir algo, terminamos dando el paso y nuestra situación mejoró considerablemente.

4. Aprender de los errores

Por otro lado, también es importante saber detectar aquellas situaciones en las que no fuimos lo suficientemente asertivos y analizar las consecuencias problemáticas que eso generó, para de ese modo evitar que nos vuelva a ocurrir algo parecido.

5. Desarrollar una buena capacidad de análisis

Para comunicarse de manera asertiva es imprescindible ser capaz de descomponer en partes más pequeñas lo que creemos que debemos decir, para de ese modo seleccionar los elementos más relevantes a los que debemos dar prioridad y evitar que pasen desapercibidos al emitir nuestro mensaje.

6. Mostrar empatía

Como hemos visto, la asertividad también incluye la capacidad de adaptar el mensaje sin dejar que eso le reste información importante o dé lugar a malentendidos, a la vez que se respeta al interlocutor y en la medida de lo posible se evita que se sienta mal. Por eso es crucial desarrollar empatía; no solo por el aspecto ético, sino también porque lo que la otra persona interprete de nuestra actitud y de nuestras intenciones también puede modificar su interpretación de lo que decimos.

7. Practicar el autocuidado

Para ser personas asertivas necesitamos mantener estrategias y rutinas de autocuidado en general. Es complicado defender nuestras opiniones e intereses si nos abandonamos en otros aspectos de la vida.

8. Saber cuándo buscar ayuda

En algunos casos en los que hay muchas emociones en juego y la situación nos desborda debido a su complejidad, para desarrollar el grado de asertividad necesario puede ser necesario acudir a psicoterapia.

Y es que parte de la capacidad de mostrarnos asertivos pasa por asumir que esta es una aptitud que se presenta en diversos niveles: no es una cuestión de tener o no tener asertividad. Por ello, en algunos casos muy importantes para nosotros, como por ejemplo normalizar una relación familiar o romper una relación de pareja o de amistad que se ha vuelto tóxica, es posible que lo más adecuado sea disponer de apoyo profesional para salir del bucle del autoengaño y del miedo a dar el paso.

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