Sexualización de la infancia: por qué es dañina, y qué hacer
Aunque ya en 1955 Nabokov conmocionó a la sociedad con su novela Lolita, los concursos de belleza infantiles tan afamados en estados unidos, la publicidad, los medios, la música o la reciente moda de los centros de estética para niños y niñas han generado en los últimos años una corriente imparable de sexualización de la infancia.
Pero, ¿en qué consiste realmente la sexualización de la infancia y qué peligros conlleva? A lo largo de este artículo hablaremos acerca de este fenómeno y sobre cómo evitarlo.
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¿Qué es la sexualización infantil?
A nivel general, la sexualización o hipersexualización se basa en otorgar un valor social a la persona el cual va en relación con nivel de deseo sexual que esta despierte. Esto significa que a una persona considerada como sexualmente deseable o atractiva, se le atribuye directamente un mayor valor o prestigio social que una que no.
Por desgracia, este fenómeno se observa cada vez más y más en niñas y niños de edades tempranas. Tal el es alcance, que en el año 2001 la asociación inglesa Mother’s Union decidió realizar un informe acerca de esta evidencia. En él se definía por primera vez la sexualización infantil, la cual era explicada como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de vestimenta en niños y niñas menores de edad”. Además, también denuncia la utilización y sexualización de menores en publicidad; considerándola sumamente peligrosa para el desarrollo de los niños.
Además, la Asociación Americana de Psicología (APA) denunció esta propensión a hipersexualizar a los menores en un documento publicado en el año 2007. En él se advertía de los riesgos de esta sexualización infantil, la cual traslada un mensaje bastante nocivo: a mayor nivel de erotismo, mayores beneficios y éxito social.
Es muy habitual ver a diario casos en los que los niños y niñas integran como propios una serie de patrones de comportamiento y valores personales que no se ajustan a su rango de edad, los cuales tienden a representar una falsa madurez y a priorizar el aspecto físico y la atracción por delante de todo.
Aunque la hipersexualización puede verse reflejada tanto en niños como en niñas, esta tiende a afectar más a estas últimas. En los últimos años se ha podido observar un incremento de lasexualición infantil femenina. Como por ejemplo, en numerosas campañas publicitarias, en los concursos de belleza infantiles o, en el fenómeno más recientemente, los centros de belleza para niñas.
¿Qué consecuencias tiene?
Como era de esperar, esta tendencia puede acarrear un gran número de consecuencias y efectos indeseados tanto en el plano social como a nivel individual en cada niño y niña.
El mayor aspecto personal que se ve afectado por la sexualización es tanto la imagen personal como la autoestima de los menores. Durante estas etapas, los niños y niñas forjan su identidad personal y desarrollan el amor propio.
Cuando este desarrollo se ve condicionado por lo valores y tendencias de la sociedad, como pasa en este caso con la sexualización infantil, los niños tienden a apreciarse y a otorgarse un valor específico según su atractivo físico. El cual es comparado con la idea que transmiten los medios de lo que es socialmente deseable o hermoso.
Como consecuencia, la autoestima se forja en base a ideas superficiales, temporales e irrealizables; formando personas inseguras, con una baja autoestima, frágiles y muy susceptibles a la opinión ajena.
Además, los intentos constantes por conseguir el aspecto ideal en relación con lo socialmente aceptado, genera unos niveles de frustración tan altos que pueden llegar a desencadenar alteraciones psicológicas como los trastornos de la alimentación y los trastornos dismórficos corporales.
¿Qué peligros conlleva?
Además, de las consecuencias directas de la sexualización infantil, existen otros peligro que, a pesar de que no se dan en el 100% están siempre presentes.
El primer riesgo de todos, el cual puede tener un gran impacto en el desarrollo de la identidad y la personalidad de los menores es la transición demasiado precoz a la vida adulta. Los menores adoptan una serie de roles para los que no están preparados psicológicamente y no son capaces de comprender realmente.
Esta precocidad afecta directamente a la autoestima de los menores, los cuales pueden llegar a convertirse en adultos inseguros, manipulables y susceptibles. Además, al centrarse tanto en el aspecto físico, el resto de ámbitos relacionados con el desarrollo de la identidad quedan apartados, creando también adultos crónicamente inmaduros.
Finalmente, se ha generado un peligro que afecta principalmente a las niñas y es que estas integran la idea de que el prototipo femenino es la idea del objeto sexual pasivo, el cual anula a la mujer. Como consecuencia, continúan perpetuando numerosos estereotipos sexistas que acaban por mantener y agravar los problemas de violencia de género y desigualdad.
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¿Cómo podemos prevenirla?
Anque acabar de repente con la sexualización de la infancia es algo realmente difícil, está en manos de los adultos el proteger a los menores de este fenómeno.
El hecho de que la hipersexualización infantil se extienda cada día más y más es, en parte, culpa de la sociedad acostumbrada a estas imágenes y que observa, prácticamente impasible, como los niños dejan cada vez más pronto de ser niños.
Sin embargo, existen una serie de cosas que sí podemos hacer para prevenir la sexualización de la infancia, tanto en niños como en niñas.
1. Repasar nuestros razonamientos y valores
Antes que nada, es necesario realizar una evaluación crítica de nuestros propios valores y principios, ya que son estos lo que estamos transfiriendo a los más pequeños.
Si conseguimos eliminar todos aquellos valores o costumbres que pueden favorecer la sexualización infantil, será mucho más fácil educar a los menores.
2. Educar en valores
Además de repasar nuestros propios valores, también es necesario educar los de los niños. También es necesario difundir valores más humanos, basados en el respeto y en el valor de la persona más allá de sus atributos o aspecto físico.
3. Promover la educación sexual
No se trata de que lo niños sepan cada vez más sobre sexualidad, sino de que la educación sexual mejore en cuanto contenido y calidad. Hablar con ellos acerca del cuerpo y la sexualidad les convertirá en personas más críticas y menos vulnerables.
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4. Regulación de los medios
Reclamar la regulación de contenidos sexuales en los medios, como por ejemplo la publicidad, la televisión e, incluso, en la música o las marcas de moda.
5. Enseñar a ser críticos
Puesto que es complicado doblegar los intereses de los medios de comunicación, publicidad y marcas, se debe desarrollar tanto el sentido crítico de los niños, como el de los adultos.
Los menores deben tener conocimiento de cómo es y qué transmite la sociedad en la que viven, para así poder así desarrollarse en ellas como personas completas.
6. Trabajar la autoestima
Utilizar técnicas y herramientas para mejorar la autoestima de los menores, generando un autoconcepto que tenga en cuenta a la persona de manera integral, no solamente en relación al aspecto físico.
7. Dar ejemplo
Los niños aprenden a formarse como personas mediante la imitación. Por lo tanto, es esencial que tengan a su disposición modelos a imitar que no promuevan o faciliten la sexualización en edades tempranas.