5 pasos para engancharse al cannabis
El cannabis es la droga ilegal más consumida del mundo. Y debido en parte a los resultados de muchas investigaciones, que atribuyen efectos beneficiosos en algunos de sus principios activos.
También en parte por esto, hay cada vez más personas que fuman cannabis que no son conscientes de los riesgos de un consumo abusivo. Diríamos que estas personas tienen poca o nula conciencia de riesgo de la sustancia.
En este artículo vas a descubrir las fases por las que pasan muchas personas, desde un uso recreativo de poco riesgo hasta una conducta adictiva con graves consecuencias para la vida de la persona.
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Las 5 fases para desarrollar un problema de adicción a la marihuana
Utilizando la vida en pareja como metáfora, se puede explicar el proceso de desarrollo de un problema de conductas adictivas con la marihuana (y con cualquier otra droga).
1. Enamoramiento
En esta primera fase, la persona entra en contacto por primera vez con los porros. Probablemente empieza con pequeños consumos, más que nada motivados por la curiosidad, o tal vez por la presión social del grupo de amigos.
En cualquier caso, la persona experimenta con el consumo de cannabis. En esta fase, con dosis muy pequeñas se suelen experimentar efectos más intensos de la marihuana y sus principios activos. Entonces los usuarios que la disfrutan en las primeras tomas, es más probable que la sigan consumiendo.
La mayoría de personas que tienen problemas o episodios desagradables en sus primeros consumos (por ejemplo, un episodio de paranoia y angustia), dejan de consumir en ese momento, y es mucho menos probable que lo retomen en el futuro, al menos de manera habitual.
La persona empezará a asociar el consumo de marihuana a experiencias positivas, como la compañía de amigos, las risas, o escapar de las preocupaciones diarias durante un rato. Este detalle es clave, pues explica por qué muchas personas desarrollan una fuerte dependencia psicológica hacia el cannabis.
En la fase de enamoramiento se forjarán las bases de la futura “relación” de la persona con el cannabis, se generarán unas expectativas y un deseo de volver a consumir con cada vez mayor frecuencia.
2. Luna de miel
En esta fase, la persona disfruta mucho de su consumo de marihuana, y de alguna manera se ha “comprometido”, como si de una pareja se tratase.
Lo más característico de esta fase es que la persona solamente percibe los efectos positivos del consumo, la diversión, la relajación... Pero no ve el resto de problemas que pueden derivar del exceso.
En esta fase la persona ha empezado a consumir de manera mucho más habitual, incluso a aumentar las cantidades. En su mente, todo sobre la marihuana es bueno, y no se imagina que vaya a tener problemas en el futuro.
3. Primeros problemas (negación y auto-engaño)
Después de un tiempo consumiendo, la persona empieza a desarrollar tolerancia hacia el THC y el resto de principios activos del cannabis. Esto significa que, debido a sus elevados y frecuentes consumos, el cuerpo se ha adaptado, y se necesitan dosis cada vez mayores para sentir los mismos efectos que antes.
Al aumentar el consumo, también aumentar las probabilidades de sufrir los efectos negativos menos deseados del cannabis:
- Pérdidas de memoria
- Dificultades para concentrarse
- Sintomatología psicótica
- Ansiedad e irritabilidad
- Insomnio
- Etc
En esta fase, la persona también empezará a experimentar síntomas del síndrome de abstinencia y de dependencia psicológica hacia la marihuana. La mera idea de pasarse varias horas o días sin fumar porros causa incomodidad o incluso terror.
Aquí, no solamente se fuma marihuana como vía de escape ante los problemas diarios, sino para intentar evitar los efectos desagradables del exceso de marihuana o del síndrome de abstinencia.
Es una espiral cuesta abajo. Y la negación del problema sólo empeorará las cosas a largo plazo.
4. Escalada del consumo e intentos de compensación
El consumidor recuerda los buenos momentos de la fase de luna de miel, y fantasea con volver a disfrutar de todos los beneficios del consumo de marihuana.
En esta fase, muchas personas caen en el auto-engaño. Intentan resolver la disonancia cognitiva convenciéndose a sí mismos de que los problemas derivados del consumo son simplemente mala suerte, y que no son fruto del descontrol fumando porros.
Además, empezarán a intensificar su consumo. Aquí ocurre un fenómeno peligroso: la sobre-compensación.
En sus intentos por intentar “compensar” los efectos negativos del consumo abusivo, la persona fuma cada vez más y más. La escalada del consumo intenta compensar la tolerancia desarrollada, y lejos de resolver el problema, lo agrava.
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5. Crisis y divorcio
Esta es la fase en la que, muchas veces con ayuda externa, la persona se dará cuenta de lo tóxico de su consumo de marihuana, y empezará a plantearse alternativas para dejarlo, o al menos limitar el consumo.
La persona ha tomado conciencia de que ha estado fumando demasiado, y que si quiere volver a disfrutar de su vida de una manera normal, tendrá que luchar por superar la adicción y reconstruir su vida.
En ese momento, es posible que la persona intente dejar los porros por su cuenta. Algunas personas lo conseguirán, otras recaerán en el consumo y sufrirán frustración y sensación de fracaso, además de la falsa creencia de que “no pueden vivir sin la marihuana”.
Ha llegado la hora de pedir ayuda.
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Soy Luis Miguel Real, soy psicólogo y estoy especializado en el tratamiento de problemas de conductas adictivas. ¿Quieres dejar los porros y no sabes cómo empezar? Ponte en contacto conmigo, y nos pondremos a trabajar de inmediato por terapia online.