¿Para qué sirve la Psicología aplicada a la música?
Está claro que más allá de los estereotipos sobre el mundo de la música y las vidas de quienes se dedican a ella, desarrollar una carrera profesional como músico dista mucho de entregarse totalmente a la espontaneidad y a la pura intuición. En la gran mayoría de los casos, no es posible esperar a que las musas se encarguen de hacer el trabajo, y todo debe ser creado desde unas rutinas de trabajo, un esfuerzo deliberado al componer, interpretar y encargarse de detalles logísticos, etc.
Este hecho, que el trabajo de los músicos esté lleno de responsabilidades más bien prosaicas, podría parecer un motivo para desilusionarse con la profesión, pero en realidad es todo lo contrario. Y es que aunque no podemos controlar el tipo de ideas y de combinaciones de notas que nos vienen a la mente (esto depende más bien de la suerte y la aleatoriedad), allí donde hay acciones voluntarias y conscientes sí hay margen de maniobra para aprender a rendir mejor y exprimir nuestro potencial. Y es por eso que desde la gestión de ciertos procesos psicológicos es posible dar con mejores soluciones a los retos de trabajar en la música día a día.
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¿Qué elementos psicológicos se pueden trabajar y desarrollar en el ámbito de la música?
Más allá de los conocimientos técnicos y teóricos sobre solfeo, el uso de instrumentos musicales y herramientas complementarias, saber sacarle partido a la profesión de músico pasa por desarrollar varias “soft skills”, es decir, atributos profesionales ligados a la gestión de emociones, de relaciones sociales y de pautas de auto-motivación y creación de contextos que nos predisponen a trabajar mejor en aquello a lo que nos dedicamos.
Se trata de habilidades y aptitudes que no quedan limitados a una profesión u oficio concretos y en cuyo desarrollo tiene mucho peso la práctica y las pautas de entrenamiento en esas capacidades tanto en la vida laboral como en la vida privada.
Por ello, en psicología es habitual dar apoyo y asistencia en este proceso de aprendizaje experiencial, tanto en casos en las que la persona acude a psicoterapia como en el contexto el coaching u el acompañamiento psicológico a quienes no presentan un trastorno mental sino que quieren mejorar en algún aspecto de sus vidas. En el caso de los músicos, estas son las principales habilidades que pueden ser entrenadas desde la psicología.
1. Motivación
Aprender a establecernos objetivos y trabajar de un modo que nos predispone a dar lo mejor de nosotros mismos es clave para no solo llegar a la excelencia en nuestro trabajo, sino además hacerlo de manera eficiente y sin invertir en ello un tiempo excesivo. Por eso, en psicología se crean programas de formación en estrategias de auto-motivación, estableciendo ritmos de trabajo que ofrecen incentivos tanto a largo como a corto plazo (y que no se limitan a fijar la atención siempre en la retribución económica).
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2. Desarrollo de la autoestima y aprendizaje de los aciertos y errores
Tener una buena autoestima no es simple cuestión de sentirse bien o mal; además, nos lo pone fácil o difícil a la hora de relacionarnos con nosotros mismos (y con los demás) en el trabajo, y de ello depende que seamos capaces de identificar como tales nuestros logros o nuestros errores.
Así, desde la psicología se ayuda a la persona a fijar un tipo adecuado de locus de control, es decir, el modo en el que aprende a atribuir lo que le pasa a méritos propios o a circunstancias ajenas a uno mismo. Y es que no pocas personas son incapaces de avanzar en su trabajo entre otras cosas porque cuando hacen algo bien, automáticamente asumen que es por suerte o por la intervención de terceras personas, y cuando les pasa algo malo, asumen que es siempre por su culpa. Del mismo modo, se ayuda a crear pautas de autorreflexión para aprovechar los fracasos del día a día y aprender algo de ellos, en vez de limitarnos a sufrir sus consecuencias inmediatas.
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3. Estrategias de gestión de la activación
Saber adaptar el estado de nuestro sistema nervioso al tipo de activación que requiere el trabajo en cada momento es clave para rendir bien. En el caso de los músicos, la exposición al estrés puede llegar a desgastarnos en numerosas ocasiones, por lo que en psicología se enseña a regular el grado de actividad mental y fisiológica. Para ello se usa entrenamiento en técnicas de relajación y de focalización de la consciencia, como los ejercicios de respiración controlada o la relajación muscular progresiva.
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4. Gestión de la atención
En el ámbito de la psicología, ya sea en terapia o en otras formas de asistencia psicológica relacionadas con el desarrollo personal o profesional, es frecuente entrenar en el uso de rutinas de gestión de la atención para optimizar el rendimiento al realizar tareas clave. Y es que no es lo mismo abordar una tarea creativa o centrada en la coordinación muscular manteniendo una atención dispersa que una focalizada en aquello que se hace; la segunda nos permite centrarnos en los procesos motrices y mentales que intervienen en la tarea, y la segunda nos expone mucho más a las distracciones, a los errores y a los pensamientos intrusivos recurrentes.
5. Modificación y sustitución de creencias limitantes
Tener uno u otro sistema de creencias puede expandir nuestras posibilidades creativas o limitarnos profesionalmente llevándonos una y otra vez al mismo callejón sin salida. Por eso, desde el acompañamiento psicológico se ayuda a las personas a detectar e identificar como tales las creencias limitantes, comprobar por qué no encajan bien con la realidad y son un freno profesional y creativo, y cambiarlas por otras más adaptativas y que se corresponden más con una visión objetiva de la realidad.
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6. Entrenamiento en pautas de trabajo creativo
Aunque como hemos visto no tenemos control directo sobre lo que se nos ocurre, sí que podemos exponernos a situaciones que nos ayudan a exprimir al máximo nuestro potencial creativo. Por ejemplo, aprender a examinar conexiones inusuales entre ideas y elementos estéticos, establecernos limitaciones para (paradójicamente) que estas sean un apoyo creativo, utilizar ejemplos de manera que no nos induzcan a copiar, sino que nos inspiren para crear por nuestro lado, aprender cuáles son en cada momento nuestros intereses y lo que nos estimula más intelectualmente en cada momento, etc.
7. Gestión de las emociones
Finalmente, la gestión de las emociones y el cultivo de la Inteligencia Emocional ayuda a los músicos tanto a gestionar mejor sus relaciones personales (por identificar mejor los estados emocionales del resto de personas y saber expresar mejor las propias) como a crear los contextos de trabajo y creación de piezas musicales que nos inducen a un estado emocional que encajan con el tono y el tema de lo que queremos crear.
Conclusión
Aprender a gestionar las habilidades psicológicas que hemos visto con apoyo profesional ayuda a los profesionales del mundo de la música a optimizar su rendimiento, potencial creativo, satisfacción y bienestar. Si te interesa contar con este tipo de servicios, ponte en contacto con nosotros.
En UPAD Psicología y Coaching disponemos de varios años de experiencia apoyando a profesionales dedicados a las artes y las actividades en las que la creatividad es un elemento fundamental. Atendemos presencialmente en nuestro centro ubicado en Madrid, y también de manera online en sesiones de videollamada.