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Inteligencia emocional en las relaciones de pareja: ¿cómo nos afecta?


Las relaciones de pareja no son algo sencillo. Por muy fogosas y apasionadas que puedan ser siempre surgirá algún rifirrafe entre sus miembros. Esto se traduce en discusiones, quejas mal formuladas y malentendidos que pueden, en los casos más extremos, convertir la relación en un infierno que tarde o temprano haga que se rompa.

La inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que se han vuelto muy famosas y útiles en las últimas décadas, dado que nos ayudan a tener una emocionalidad más ajustada, aplicándola a las relaciones sociales.

Por este motivo, y dada su importancia, a continuación vamos a hablar de la inteligencia emocional en las relaciones de pareja, por qué es tan importante, qué es el desbordamiento emocional y formas para mejorarla.

La importancia de la inteligencia emocional en las relaciones de pareja

Las relaciones de pareja son complejas. Sus dos integrantes tienen, cada uno, un mundo interno propio, dos universos que tienen que armonizarse para dar coherencia y consistencia a la relación. Las parejas son dos vidas que tratan de ser una, pero no siempre es fácil. A veces las emociones pesan demasiado como para que todo funcione como un reloj suizo, haciendo que uno o ambos de los integrantes de la pareja se sientan desbordados.

Hacer un uso inteligente del amor no es fácil. Nadie tiene a mano un manual de instrucciones sobre lo que se debe y no debe hacer en la pareja, puesto que no hay dos parejas iguales. Esto tiene su sentido si partimos de la idea de que, si cada persona es diferente, con su propio grado de resiliencia, historia personal y factores de riesgo y protección, lo mismo sucederá con la pareja. No todo va a funcionar para arreglar todas las parejas, ni lo que le ha funcionado a una tiene por qué servirle a otra.

Lo que hay que entender es que todas las parejas comparten un mismo hecho: no son perfectas. Siempre se producirán discusiones, habrán diferencias de intereses, sentimiento de soledad por alguna parte o malentendidos. Es por esto que es tan importante tener inteligencia emocional en estas relaciones, dado que esta capacidad, entendida como un conjunto de habilidades, contribuyen a que la pareja sea una entidad más sana y que perdure en el tiempo.

Es tener el grado de inteligencia emocional y sus formas de aplicación lo que hará que las discusiones, las quejas y cualquier problema que pueda surgir en el ámbito de la pareja se pueda solucionar, o hacer que su impacto no sea tan grave. Igualmente, tener una alta inteligencia emocional es comprender que la relación es cosa de dos, que no se puede esperar que la pareja llegue a buen puerto si solo uno de los dos está implicado. Es necesaria la cooperación de los dos para poder seguir adelante sin heridas incurables.

La famosa importancia de la inteligencia emocional no únicamente radica en el hecho de saber cómo gestionar las relaciones sociales. Es también tener empatía para saber que los demás poseen sentimientos, necesidades y puntos de vista varios, y nuestra pareja no es la excepción. Él o ella va a necesitar que lo escuchemos, sentirse querido y saber que estamos a su lado, que valoramos que esté en el largo camino que es nuestra vida. No entender esto es lo que hace que muchas relaciones se rompan.

Desbordamiento emocional

Uno de los fenómenos emocionales más importantes para comprender por qué las relaciones se rompen es el desbordamiento emocional. Esto es algo que, en caso de darse, puede hacer que la relación quede dañada para siempre. Entendemos por desbordamiento emocional la sobrecarga de sentimientos que no ha sido convenientemente liberada a lo largo de la relación. Como si fuéramos una olla exprés, estos sentimientos van presionando cada vez más hacia fuera, haciendo que estallemos de una forma muy violenta.

De esta explosión de emociones no podemos esperar nada bueno. Podemos decir cosas de las que nos arrepentiremos, ser extremadamente ácidos para con nuestra pareja y, como respuesta, ella “contraataque”, haciéndonos daño, empeorando la situación más si cabe. Todo lo que se diga en este episodio de violencia emocional será distorsionado, exagerado y, a causa del calor del momento, recordado de forma muy poco veraz en futuras ocasiones, cuando se intente hablar de ello de forma más distendida.

En base a todo esto, se entiende por qué el desbordamiento emocional es un aspecto tan importante en toda relación de pareja. Se debe tener en cuenta que uno o los dos miembros pueden estar muy cerca de estallar, y se debe intentar hacer todo lo posible para liberar esa emocionalidad, que nos puede llegar a carcomer por dentro. Si no la gestionamos, podemos tener como resultado mucho daño en nuestra relación.

¿Cómo mejorar la inteligencia emocional en la pareja?

Comprendida la importancia de la inteligencia emocional en la pareja y viendo el concepto del desbordamiento emocional, podemos comprender las formas para mejorar este tipo de inteligencia en nuestras relaciones sentimentales.

Son varias estrategias las que podemos poner en práctica para conseguir que nuestra relación sentimental sea más sana, potenciando la comprensión y empatía por ambas partes, evitando conductas tóxicas y comprendiendo que, aunque no siempre estemos de acuerdo, siempre podemos hablar las cosas.

1. Expresar y aceptar quejas

Las quejas son algo inevitable, puesto que nadie es perfecto. Cada integrante de la pareja tendrá quejas sobre el otro, y le gustaría que intentara hacer algo para mejorar.

Si bien se debe aceptar que el mundo no es perfecto y que tampoco lo es nuestra pareja, sí que es sano expresar y aceptar quejas. Eso sí, siempre de forma respetuosa, calmada y siendo consciente de que él o ella también tendrá quejas de nosotros.

Siempre habrá algo que podremos mejorar. Poner en práctica la escucha activa, hacer el esfuerzo por saber qué le gustaría a nuestra pareja que cambiáramos e intentarlo, en la medida que sea posible, es una buena forma de alargar la vida de la relación.

Como ya hemos dicho, los sentimientos se debe expresar con sinceridad y de forma adecuada, por que si no se dará el desbordamiento emocional, que será verdaderamente dañino para nuestra relación.

2. No atacar a la persona

Es muy fácil decir frases que van directamente a hacer daño. Es posible que nuestra pareja haya hecho cosas mal, y que tengamos razón al decírselo, pero transformándolo en un ataque no es la mejor manera.

Estos comentarios llenos de bilis nos salen del interior, y nos satisfacen a corto plazo. Estamos soltando un poco (o mucho) la tensión. Pero después, ese ácido se transformará en sufrimiento, distanciamiento, frialdad. La relación quedará dañada, a veces sin haber posibilidad de cicatrización, siendo la causa directa de la ruptura.

Todo malestar debe ser explicado desde el respeto. Debemos hacer un esfuerzo para expresar nuestra inconformidad de forma respetuosa y, en caso de que nuestra pareja no haga lo mismo, no calentarnos.

No siempre los dos integrantes de la pareja se comportarán de forma calmada, pero es preferible que al menos uno sí lo haga. En caso contrario la tensión irá incrementándose, haciéndose todavía más daño.

3. Buscar una solución conjunta

Toda pareja tiene necesidades, problemas que deben ser resueltos. Como la pareja es cosa de dos es necesario que la solución sea consensuada.

Buscar una solución conjunta, pactada por ambos y en la que se esté de acuerdo es una muy buena forma de asegurarse de que la relación se mantiene viva. Así ambos nos sentiremos escuchados y respetados, lo cual nos ahorrará reproches en un futuro.

4. Ceñirse a los hechos

Nuestro novio o novia siempre hará algo que no nos acaba de gustar. A la hora de comentárselo es muy importante ceñirse a los hechos, sin exagerar las cosas o generalizar, aunque puede que tengamos razón.

A nadie le gusta que le digan que hace todo mal. Es muy importante limitarse a la realidad, indicar aquello que no nos ha gustado sin añadirle detalles innecesarios o usar frases como “siempre haces ...” o “nunca haces...”.

Por el otro lado, es muy importante entender que él o ella también nos va a decir cosas que no le gusta y puede que no se ciña tanto a los hechos como desearíamos. Igualmente, debemos relativizarlo e indicárselo que no es así como lo dice, pero sin olvidar seguir ciñiéndonos a la realidad.

5. Conocerse uno mismo

Para construir una buena relación de pareja primero debemos conocernos a nosotros mismos. No es únicamente desarrollar inteligencia emocional suficiente como para saber qué es lo que estamos sintiendo y por qué.

Es, además de eso, saber nuestros límites, cuáles son nuestras inseguridades, miedos y necesidades. Sólo conociéndonos a nosotros mismos vamos a ser capaces de conocer a los demás.

Así sabremos qué mejorar de nosotros y trataremos de ser mejores personas para la otra parte. No se trata de intentar ser perfectos para que, cuando le digamos a nuestra pareja nuestras quejas, no nos pueda “atacar”. Se trata de hacer todo lo posible para ser la mejor versión de nosotros mismos para nuestra pareja, lo cual lo motivará a hacer lo mismo.

Referencias bibliográficas:

  • Gardner, Howard (2011). Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica (1a. ed. en la Biblioteca Howard Gardner edición). Barcelona: Paidós. ISBN 978-84-493-2594-6.
  • Payne, W.L. (1983/1986). A study of emotion: developing emotional intelligence; self integration; relating to fear, pain and desire. Dissertation Abstracts International, 47, p. 203A
  • Goleman, D. (1995). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairos
  • Atkinson, B. J. (2005). Emotional intelligence in couples therapy: Advances from neurobiology and the science of intimate relationships. W W Norton & Co.