Teoría de la herradura: por qué parece que los extremos se tocan
Todos hemos escuchado alguna vez la expresión de que los extremos se tocan, hablando en contextos relacionados con la ideología política.
Pero no todo el mundo conoce la fundamentación que existe detrás de esta afirmación. Uno de los modelos que la sustentan es el de la teoría de la herradura, que será el tema central de este artículo, para que podamos conocer mejor su origen, sus características e implicaciones.
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¿Qué es la teoría de la herradura?
La teoría de la herradura es un modelo que se encuadra dentro de la ciencia política, aunque también fuera de la misma, en los círculos más populares, para dar a entender que, dentro de la distribución de las diferentes ideologías políticas, cuanto más se alejen del centro dos posturas opuestas, paradójicamente, más cosas comenzarán a tener en común.
El símil se basa en la forma que tiene una herradura de caballo, creando una especie de óvalo inacabado en la parte inferior. Si atribuímos a dicha figura los posicionamientos políticos, podríamos situar el centro en la parte superior, y la izquierda y la derecha a cada lado, respectivamente.
Al seguir cada uno de los dos caminos, observamos que, cuanto más se polariza el pensamiento, siguiendo la trayectoria de este elemento, que da nombre a la teoría de la herradura, más cerca están, físicamente, las dos puntas. Estas representarían precisamente la extrema izquierda y la extrema derecha, justo en la parte donde el óvalo queda incompleto.
Esta peculiar forma de asemejar las posturas políticas con un objeto que poco tiene que ver pero cuya forma sirve para ilustrar la idea que se quiere expresar, se la debemos a Jean-Pierre Faye, escritor y filósofo originario de Francia. Fue en su obra "El siglo de la ideología", editado en el año 2002, cuando mencionó la teoría de la herradura para explicar este fenómeno.
En dicha obra, además, habla de las relaciones que se daban entre ideologías totalitarias surgidas en el siglo XX, como era régimen soviético, en la extrema izquierda, sustentado por las tesis de Karl Marx, o el nazismo, en la extrema derecha, cuya base filosófica, en parte, se ha relacionado con el autor Friedrich Nietzsche.
Sin embargo, no es el único origen que se le atribuye a la teoría de la herradura. Algunas fuentes sugieren que este símil en realidad es muy antiguo y ya se hizo uso de él en tiempos de la República de Weimar, entre 1918 y 1933, para hablar sobre una facción política de ideologías extremas, el Frente Negro, y sus similitudes con otros grupos, también radicales, pero de ideología opuesta.
Ya en una etapa más reciente, fueron diferentes sociólogos los que se valieron de este modelo para explicar las coincidencias entre posturas ideológicas opuestas. El alemán Eckhard Jesse, por un lado, o los americanos Daniel Bell y Seymour Martin Lipset, por el otro, fueron algunos de los autores que trabajaron con la teoría de la herradura.
La teoría de la herradura en la política actual
Si venimos al momento presente, ya en el siglo XXI, podemos encontrar a nuevos autores que de alguna manera siguen utilizando la teoría de la herradura. Jeffrey Taylor, politólogo estadounidense, es uno de ellos. Para Taylor, el continuo en el que se agrupan las diferentes ideologías, se puede situar en una figura de herradura, dejando a las élites en el centro y el populismo, ya sea hacia la izquierda o hacia la derecha, en los extremos.
Como ejemplo para ilustrar su razonamiento, este autor hablaba de cómo el antisemitismo estaba resurgiendo en los últimos tiempos desde posiciones muy diferentes, y de hecho, opuestas. Estas posiciones vendrían desde los sectores de extrema derecha, por un lado y desde la extrema izquierda, desde el otro, reflejando así la teoría de la herradura de la que estábamos hablando.
Por su parte, Josef Joffe, el editor de la publicación alemana, Die Zeit, habla de los resurgimientos de partidos políticos populistas a raíz de la crisis de 2008, especialmente en países como Alemania y Austria, resaltando que dichos grupos han experimentado un crecimiento importante tanto desde la izquierda como la derecha.
Joffe destaca que, en ocasiones, partidos políticos de corte populista, de ultraizquierda por una parte y de ultraderecha por la otra, comparten ciertos rasgos en su ideario, como pueden ser políticas económicas proteccionistas o aislacionismo respecto al resto de naciones y organismos internacionales. Este autor, además, señala gráficamente que cuando se tuerce el hierro de la herradura, las puntas se acercan cada vez más.
Estos no son los únicos analistas contemporáneos que se valen de la teoría de la herradura para explicar fenómenos actuales. Maajid Usman Nawaz, activista contra el extremismo islamista, denuncia las estrategias agresivas que utilizan tanto los grupos más escorados a la derecha como los de izquierda. Menciona la creación de listados de enemigos políticos y pone el ejemplo de las similitudes entre la Alemania nazi y la URSS.
Otro autor, Kyrylo Tkachenko, compara a los grupos de ultraderecha y ultraizquierda surgidos en Ucrania en los últimos tiempos, que tienen en común factores como su oposición al liberalismo. Además, alerta del peligro que conlleva un posible alineamiento entre dichos grupos opuestos, si llegaran a conseguir una posición de fuerza suficiente.
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Críticas hacia la teoría de la herradura
Aunque la teoría de la herradura, como hemos visto, ha sido razonablemente popular y ha sido utilizada por multitud de autores para sustentar diferentes fenómenos políticos observados, la realidad es que no todos aprueban esta comparación, y otros analistas prefieren utilizar otros modelos, ya que no se muestran convencidos con el símil de la curva que acerca los extremos.
Muchas de estas críticas, como es lógico, aparecen por parte de los propios grupos políticos que se sitúan en los lugares más polarizados, es decir, la ultraizquierda y la ultraderecha, que de ninguna manera conciben la posibilidad de compartir parte de su ideología precisamente con aquellos que quedan más alejados de su posición política.
El británico Simon Choat, profesor en la Universidad de Kingston, representa una de las voces más activas en cuanto a las críticas de la teoría de la herradura. Este autor se posiciona en la izquierda del espectro político, y desde allí, asegura que todas esas aparentes semejanzas que se pueden observar a ambos lados de la herradura son generalidades y no tienen una base sólida sobre la que sustentarse.
Pone el ejemplo del odio compartido hacia las élites neoliberales, ya que considera que existe un factor fundamental que diferencia a ambos grupos, y es la identificación que cada uno realiza sobre dichas élites, que resulta totalmente diferente y por lo tanto no justifica ese ilusorio acercamiento entre posturas de grupos tan radicalmente opuestos.
Otro de los ejemplos que utiliza Choat para desmontar la teoría de la herradura es la oposición de la extrema izquierda y de la extrema derecha al globalismo. Aunque pueda parecer que ambos sectores están de acuerdo en esta cuestión, las motivaciones son muy diferentes. Según dicho autor, el grupo más a la derecha lo justificaría por el peligro que supone para la identidad nacional, su cultura y sus tradiciones.
Por el otro lado, los grupos de la izquierda se opondrían a la globalización por motivos muy diferentes, que tienen que ver con las posibles desigualdades socioeconómicas que este fenómeno puede provocar en la población. Observamos, con este ejemplo, el razonamiento que Simon Choat utiliza para criticar la utilización de la teoría de la herradura, a la que considera como un pensamiento demasiado superficial.
Alternativa a la teoría de la herradura
Ya hemos visto que algunos autores consideran que la teoría de la herradura no es un razonamiento válido porque carece de la profundidad suficiente como para fundamentar el fenómeno que trata de explicar. En contraposición a este modelo, existen otros que, para algunas personas, cuentan con una mayor validez.
Es el caso de la conocida como brújula política. Este modelo utiliza dos ejes de coordenadas para poder situar a un individuo o a un grupo, según su ideología, dentro del cuadrante. Aunque existen diferentes versiones, habitualmente se suele utilizar, en uno de los ejes, el continuo liberal - autoritario, y en el otro, izquierda y derecha.
Al contrario de lo que sucedía con la teoría de la herradura, en el cuadrante que resulta de la brújula política, no hay acercamientos entre los grupos de izquierda y de derecha, más allá de los que quedan situados en las posiciones centrales del cuadrante. Por ello, según ese modelo, las posiciones más extremas quedarían cada vez más lejos, y no más cerca, como sugería el modelo de la herradura.
En cualquier caso, son herramientas diferentes, y algunos autores mostrarán preferencia sobre una mientras que otros harán lo propio sobre la otra.