9 problemas ante los que es conveniente acudir a terapia de familia
La terapia familiar es una de las modalidades de intervención psicológica cada vez más demandadas, debido a la gran variedad de problemáticas y alteraciones en cada persona que suelen tener su origen en el ámbito familiar.
A medida que ha ido aumentando la concienciación sobre la salud mental, ha ido quedando claro que el bienestar emocional no es algo que dependa únicamente de cada persona individual, sino que tiene causas y efectos en su entorno social inmediato.
Existen muchas formas de detectar cuándo es necesario solicitar los servicios de un profesional de la psicología familiar; a continuación destacaremos las más importantes.
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¿Cuáles son los principales problemas ante los que es conveniente acudir a terapia familiar?
Estas son las experiencias y problemas ante los que es recomendable acudir a terapia familiar.
1. Discusiones intensas muy frecuentes
Las discusiones frecuentes constituyen una de las consultas más habituales que reciben los profesionales de la terapia de familia, y se encuentran entre las causas más habituales de problemáticas que tienen lugar en el seno familiar. Muchas veces estos “choques” entre dos o más personas no tienen un tema recurrente que los desencadene, sino que el problema está en que ambos han interiorizado una forma disfuncional de intentar resolver los conflictos con el otro.
Las discusiones en una familia son en muchas ocasiones una manera natural de resolver cualquier tipo de conflicto, no obstante, el problema aparece cuando estas tienen una frecuencia excesiva, por ejemplo casi diaria, y existe entre los miembros de la misma una predisposición excesiva hacia la escalada del conflicto.
En estos casos, la labor de los profesionales de la psicología consiste en parte actuar como mediador o árbitro, en identificar la raíz de dicho problema y en entrenar a cada uno de los miembros de la familia en modalidades de relación adaptativas (en las que intervienen la gestión emocional, el control de la ira, la negociación, la empatía y el entrenamiento en habilidades sociales de todo tipo).
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2. Problemas de comunicación
Los problemas de comunicación también son causas muy habituales con las que se pueden explicar los conflictos familiares de todo tipo, y estos tienen que ver tanto con un modelo negativo de comunicación como con todo tipo de bloqueos comunicativos o temas que se consideran tabú.
Para tratar este tipo de problemas, los profesionales de la psicología ponen nuevamente en marcha todo tipo de estrategias comunicativas y habilidades sociales, como pueden ser el entrenamiento en el control de las emociones, de la empatía, de la escucha activa, la asertividad, la inteligencia emocional o la negociación.
En el caso de los tabús o temas “prohibidos” para la familia, es importante que la terapia se convierta en un espacio de comunicación abierta en la que todos los miembros de la misma puedan expresar sus sentimientos y hablar de todo aquello que les preocupa, o que no han podido compartir hasta ahora.
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3. Apoyo familiar ante un proceso de psicoterapia individual
En los casos en los que una persona haya desarrollado una psicopatología, la familia puede actuar como elemento terapéutico para apoyar a ese familiar en su recuperación, en un proceso de terapia psicológica.
Y es que, tal y como se ha demostrado en innumerables ocasiones, una familia comprensiva y dispuesta a apoyar resulta enormemente beneficiosa en los casos en los que uno de sus miembros presenta algún tipo de alteración psicológica o emocional.
4. Apoyo familiar ante un caso de adicción
En los casos de adicción, el apoyo familiar también juega un papel esencial a la hora de contribuir a la desintoxicación de la persona y la superación de su trastorno adictivo.
Las adicciones tanto químicas como comportamentales suelen tener un componente desestabilizador de la convivencia muy importante, lo que significa que estos trastornos habitualmente influyen de manera muy negativa, incluso llegando a destruirlas, cualquier relación que pueda tener la persona, tanto de tipo social como familiar.
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5. Problemas de adaptación
Los problemas o dificultades de adaptación son formas de malestar que ocurren cuando ocurre algo que transforma cualitativamente las rutinas y hábitos de una persona o grupo de personas. Pueden ser el nacimiento de un nuevo hijo, la pérdida de un ser querido, la pérdida del empleo o un cambio de domicilio a otra ciudad o país.
En algunos casos, la persona que experimenta este cambio radical en su vida puede necesitar nuevamente el apoyo de su familia, quienes sabrán acompañarle y apoyarlo en su proceso terapéutico hasta su recuperación. Pero muchas veces las familias no tienen los conocimientos necesarios para hacerlo, o bien todos sus miembros están pasando a la vez por esos problemas de adaptación.
6. Experiencias traumáticas
Algunas experiencias traumáticas, especialmente aquellas que han sido experimentadas por todos los miembros de la familia o por la mayoría de ellos, también pueden ser uno de los problemas por los que conviene acudir a terapia de familia.
Estas experiencias pueden ser accidentes de tráfico, catástrofes naturales, situaciones violentas, o el fallecimiento de un ser querido, y en estos casos resulta de gran ayuda que todos los familiares afectados se apoyen entre ellos y ejerzan un efecto terapéutico común y dirigido a cada uno de los miembros de la familia.
7. Modelos de crianza negativos
Los modelos de crianza excesivamente permisivos o severos ejercidos por los padres son a menudo otra de las causas por las que se generan dinámicas negativas dentro de la familia, tanto a nivel emocional como conductual.
La labor del psicólogo en estos casos es la de trabajar nuevos modelos de conducta más positivos en los padres y también entrenar en estrategias educativas con las que poder encauzar las relaciones entre padres e hijos y entre la familia en conjunto.
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8. Conflictos por problemas de tipo psicosocial que afectan a los hijos
Algunos conflictos externos a la familia que puedan tener los hijos también son una de las señales inequívocas de que es necesario iniciar un proceso de intervención psicológica familiar.
Algunos de estos conflictos pueden ser los problemas con amigos que son vistos como una mala influencia, los problemas de acoso en el colegio, etc. Si bien esta clase de experiencias pueden ser abordadas en la psicoterapia individualizada, es común que surjan discusiones en el contexto familiar porque varios miembros de la familia tienen visiones opuestas acerca de cómo afrontar esos casos.
9. Pérdida de contacto con los hijos
A veces, la rutina y las diferencias generacionales entre padres e hijos hace que, con el paso de los años, se cree una distancia emocional, algo que sucede sobre todo cuando los segundos son adolescentes o jóvenes adultos.
La pérdida de contacto entre padres e hijos es a menudo la raíz de muchos de los conflictos y formas de malestar que afectan a ambos, ya que sienten que no disponen del apoyo emocional de alguien importante para ellos.