Tópicos Desarrollo personal Motivación Coaching

Cómo prepararse psicológicamente ante los propósitos de año nuevo


Pronto empezará el año 2022 y con su comienzo muchas personas andarán ansiosas por hacer sus propias listas de propósitos de año nuevo. Es normal que aprovechando el cambio de dígito los seres humanos tratemos de redirigir el rumbo de nuestras vidas.

Sin embargo, suele pasar que muchos de esos propósitos que con tanta ilusión esperamos que se cumplan al final no se materializan en nada, algo que su incumplimiento puede provocarnos mucha ansiedad.

Para conseguir que se cumplan, a continuación vamos a ver cómo abordar los propósitos de año nuevo, cómo plantearlos de la mejor manera para cumplirlos.

La importancia de prepararse para los propósitos de año nuevo

Como cada año, el inicio de uno nuevo es percibido como ese momento ideal de cambio, como el potencial comienzo de una nueva etapa. La naturaleza no lo nota, pero la especie humana sí, tanto colectiva como individualmente. Como individuos deseamos que los siguientes 365 días sean sinónimo de un nuevo “yo”, siendo el 1 de enero ese día en el que tratamos de convencernos de que este año va a ser diferente.

En muchas ocasiones no se consigue cumplir con las metas que nos marcamos al empezar un nuevo año. ¿Qué es lo que falla?

Para cumplir los propósitos de año nuevo primero hay que saber cómo plantearlos. La parte sencilla de la lista de aquello que queremos cumplir es escribirlos en el papel, porque pensarlos bien bien es otra cosa. Son muchos los errores que se cometen al proponerse propósitos de año nuevo y, por ese motivo, casi el 50% de las personas que se habían propuesto cosas a hacer a lo largo del nuevo año reconocen para finales del mes de enero que no los han cumplido. Apenas el 10% los ha cumplido para final de año.

Por fortuna, este año venidero puede ser distinto si seguimos las recomendaciones que vienen a continuación. No hay la garantía de que vayamos a cumplir al 100% todo lo que nos propongamos, pero si sabemos qué proponernos y mantenemos una visión optimista y confianza en nosotros mismos, los resultados serán indudablemente positivos a largo plazo.

Claves para plantear propósitos de año nuevo

Para abordar los propósitos de año nuevo de la manera más eficaz posible aquí traemos una serie de claves a la hora de plantearlos porque el modo en que nos preparemos psicológicamente a la hora de abordar estos propósitos marcará la diferencia. Como sugeríamos, no es cuestión de simplemente anotar deseos y querer cumplirlos. No, hay que ser un poco más específicos, concretar más y, muy importante, asegurarse que ya desde el 1 de enero se empiezan a seguir.

1. Establece prioridades

Lo primero es hacer un listado de objetivos que nos gustaría cumplir para que, después, los ordenemos de más importantes a menos. Es fundamental establecer prioridades y asignar un grado de importancia para centrarse más en aquellos que creemos que nos van a ser más provechosos. A modo de guía, podemos seguir los siguientes criterios:

  • El grado en el que nos gustaría lograr eso.
  • El tiempo que requiere lograrlo.
  • El esfuerzo necesario a invertir.

Es fundamental ser lo más específico y concreto posible. Proponerse “comer mejor” no es un propósito concreto. ¿Qué es comer mejor? ¿Nos estamos refiriendo a comer sano? ¿Bajo en grasas? ¿Prohibir comer hamburguesas? Lo mejor es hacerlo más específico como, por ejemplo, “cada día voy a comer dos piezas de fruta” o “sólo comeré bollería el fin de semana”.

2. Haz una lista minimalista

Lo dice el dicho: quien mucho abarca, poco aprieta. Aunque hayamos seguido muy bien el consejo anterior, que tengamos 20 propósitos de año nuevo muy concretos y muy específicos no significa que los vayamos a cumplir. Tener demasiadas cosas a cumplir, por muy específicas que sean, es también una tarea intimidante.

Una vez que hemos ordenado nuestros objetivos según su grado de importancia, toca establecer un límite. Los tres primeros de la lista deben convertirse en aquellos que sí o sí vamos a tratar de cumplir, mientras que el resto permanecerán como propósitos a empezar solo sí vemos que manejamos bien esos tres prioritarios. De conseguirlo, podemos expandir la lista a ver si seguimos siendo tan constantes.

La mejor de las opciones es hacer una lista minimalista, con menos de 10 propósitos y destacando como máximo los 5 primeros.

Resoluciones de año nuevo

3. Divide los objetivos en subobjetivos

La mejor manera de notar que hay avance es desglosar las metas en pequeñas metas, asequibles con menor esfuerzo y más concretas que el objetivo general. Al descomponer los objetivos a medio y largo plazo en subobjetivos más simples, fáciles de realizar a corto plazo, nos ayudará a tener claro qué hacer.

Por ejemplo, el objetivo de adelgazar 20 kilos es concreto, sí, pero no es asequible a corto plazo. Si queremos conseguir esa meta primero deberemos conseguir perder algo de peso, como por ejemplo medio kilo. Lo que podemos hacer es plantearnos una escala de diferentes pesos que a medida que vayamos logrando marcaremos como un subobjetivo cumplido. El primer medio kilo perdido es un primer paso para conseguir el gran objetivo de perder 20 kilos.

Además, como las pequeñas metas son fáciles de cumplir, se convertirán en pequeños éxitos que harán que mantengamos la motivación y, a medida que tengamos más cumplidos, más motivados estaremos al ver el largo camino que ya hemos recorrido. Es fundamental evitar dejar todo planteado en metas abstractas y sin fechas límite.

Y muy importante: mide los avances. Es muy aconsejable que además de subdividir estas metas, apuntemos cada pequeño paso que demos, ya sea en un diario, en un calendario o en cualquier otro soporte. Lo que no se mide no se puede mejorar.

4. Hazte un horario

Es fundamental establecer un nuevo horario preparado ya desde el primer día, y cumplirlo naturalmente. Antes de empezar a introducir esos nuevos hábitos en nuestro día a día, debemos hacer lo necesario para conseguir ser capaces de hacer estas nuevas tareas de manera constante y consistente. Cuanto más detallado y concreto sea nuestro horario, mejor.

5. Busca cómplices

Una buena forma de asegurarse de que seguimos con nuestros propósitos es buscar a cómplices. Por ejemplo, si nos hemos propuesto ponernos en forma una buena idea es apuntarse al gimnasio con un amigo que se haya marcado ese mismo propósito, para así hacernos presión mutua para cumplirlo.

También es buena idea decir a familiares y amigos en quienes confiemos cuáles son nuestras metas anuales. Si son personas que quieren que tengamos éxito, se interesarán por nuestros progresos y, de vez en cuando, nos preguntarán sobre cómo nos está yendo, actuando como recordatorios espontáneos de que deberíamos estar cumpliendo lo que nos hemos marcado al inicio del año. Juega un papel muy importante el factor psicológico de miedo a decepcionar a las personas que nos importan.

6. Adelántate a tus propias excusas

Prevé las posibles excusas que aparezcan en tu mente. Analiza lo que haces en tu día a día e identifica comportamientos que pueden transformarse en una excusa para dejar de esforzarte y abandonar aquello que te habías propuesto el fin de año anterior.

Un ejemplo: si te habías propuesto ponerte en forma, no te pases semanas buscando el mejor gimnasio o el más barato. Decídete por el más cercano y asequible, para evitar usar la excusa de “está muy lejos” y, si su precio es relativamente alto, usa eso como motivo de fuerza para acudir tantas veces como sea posible.

7. Cuídate

De primeras puede parecer que el consejo de que duermas bien y te mantengas en forma no tiene mucha relación con cómo abordar los propósitos de año nuevo. No es por recurrir a tópicos y frases hechas, pero no está de más recordar eso de “mente sana en cuerpo sano”.

El bienestar físico influye sobre el psicológico, y por lo tanto también lo hace en su sentido negativo. El cansancio y fatiga física nos perjudican en lo cognitivo y motivacional, haciendo que tengamos menos ganas de hacer nada y encima costándonos más concentrarnos.

8. Si lo necesitas, busca ayuda profesional

No es necesario sufrir una psicopatología para asistir al psicólogo; en terapia también es posible desarrollar habilidades de gestión de las emociones muy útiles para lograr nuestros objetivos en lo personal y lo profesional. O si lo prefieres, puedes optar por los servicios de coaching que muchos psicólogos ofrecemos.