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¿Qué es la dependencia emocional, y cómo superarla?


En la mayoría de relaciones de pareja saludables es habitual que uno de los miembros de estas requiera más muestras de cariño y afecto que el otro. Esto no tiene por qué ser un problema, y de hecho, resulta normal y perfectamente esperable que existan algunas asimetrías en una relación así: cada individuo es único.

Sin embargo, tal y como ocurre con cualquier fenómeno psicológico, si esta necesidad de apoyo psicológico y de muestras de afecto es llevada al extremo, surgen los problemas. En casos así, muchas veces se da lo que se conoce como dependencia emocional, uno de los problemas más habituales entre quienes deciden asistir a terapia. Veamos en qué consiste y qué se puede hacer para superar este problema.

¿Qué es la dependencia emocional?

La dependencia emocional es una excesiva necesidad patológica de cariño, afecto y disponibilidad constante que sienten algunas personas con respecto a alguien con quien han establecido un vínculo afectivo, normalmente sus parejas sentimentales, llegando a dañar tanto su relación como su vida social y su propio bienestar a medio y largo plazo.

Además, la dependencia emocional no se caracteriza por ir acompañada con un alto nivel de inconformismo a la hora de elegir con quién establecer una relación. Al contrario: aunque la persona se sienta frustrada e insatisfecha porque no está obteniendo todo el apoyo emocional que siente que necesita, la consciencia de que existe ese problema hace que tema aún más la posibilidad de una ruptura. Así, quienes sufren dependencia emocional ponen a la persona de la que dependen por encima de otros aspectos muy importantes de sus vidas.

Por otro lado, no hay que confundir la dependencia emocional con lo que se conoce como “dependencia psicológica”, un término utilizado para referirse a casos de adicciones. Quienes han desarrollado esta clase de patologías sienten que necesitan satisfacer una y otra vez sus deseos de consumir una droga o realizar determinada acción. Sin embargo, la dependencia emocional se expresa de maneras más sutiles. No tanto a través de la exposición repetida a un tipo de experiencia muy concreta y fácil de reconocer (fumar, consumir pastillas…), sino creando situaciones en las que el miedo a que la otra persona nos abandone o deje de contar con nosotros queda reducido.

La dependencia emocional reposa sobre pensamientos más abstractos que los de la dependencia psicológica, y además, de un carácter mucho menos individualista.

Posibles causas

Estas son las causas más frecuentes de la dependencia emocional. A la práctica, muchas veces se solapan entre sí, esforzándose por la influencia de las otras.

1. Baja autoestima

La baja autoestima consiste en una tendencia a la autovaloración negativa, y en este caso, un sentimiento de inferioridad frente al otro miembro de la pareja.

2. Miedos basados en experiencias traumáticas

Este problema puede estar facilitado por un historial de abusos en el pasado, así como por un déficit afectivo y de cariño por parte de los padres de la persona. Es lo que se conoce como apego inseguro.

3. Falta de habilidades sociales

Los déficits en habilidades sociales muchas veces están asociados al miedo a la soledad, llevando a la persona a creer que no se tendrá nuevas oportunidades de tener una relación cercana con alguien.

4. Presiones externas

Las expectativas de todo tipo, e incluso los roles de género, pueden contribuir a que una persona crea y sienta que su razón de ser es estar con su pareja y hacer todo lo posible por que esta permanezca a su lado.

¿Cómo detectarla? Señales de alerta

Estas son varias señales que ayudan a identificar casos de dependencia emocional.

1. Normalización de las humillaciones

Las personas que tienen una dependencia emocional hacia sus parejas pueden llegar a idealizarlas hasta el punto de tolerar situaciones de maltrato, humillaciones o abuso de poder por parte de ellas.

2. Problemas de celos

También es frecuente la aparición de celos injustificados. Sin embargo, estos no suelen plasmarse en intentos por controlar a la otra persona, sino más bien en formas más discretas de expresar malestar: por ejemplo, una actitud pasivo-agresiva.

3. Debilitamiento del resto de vínculos sociales

Las personas que han desarrollado dependencia emocional van dejando de dedicar tiempo y esfuerzos a cultivar las amistades que están al margen de esa relación, dado que anteponen a la otra persona e intentan complacerla por encima de los compromisos que no tengan que ver con ella.

4. Sensación de vacío e indefensión

La dependencia emocional puede ser entendida como una manera de intentar llenar un vacío a través de la presencia de la otra persona; esto hace que quien desarrolla este fenómeno psicológico note que sin esa relación su vida carecería de sentido, y que por consiguiente es muy vulnerable porque su capacidad de ser feliz pasa a depender básicamente de ese individuo.

5. Aparición de la ansiedad y el estrés

El hecho de sentir frecuentemente que se corre el riesgo de perder esa relación hace que aparezcan problemas de ansiedad, con diversos síntomas asociados: irritabilidad, problemas para dormir, problemas para concentrarse, etc.

Consejos para saber gestionarla

La mejor y más recomendable manera de afrontar la dependencia emocional consiste en acudir al psicólogo; existen muchos recursos de psicoterapia útiles para ayudar a gestionar mejor las emociones y las relaciones personales. Sin embargo al margen de eso, también hay algunos consejos sencillos que pueden ayudar ante este problema. Son los siguientes.

1. Asegúrate que no estás pasando por una situación de maltrato

En primer lugar, comprueba que lo que te ocurre no constituye maltrato. Si los ataques de carácter físico o psicológico se dan de manera repetida, es importante cortar con esa relación cuanto antes y no intentar arreglarla: en casos así tu seguridad y bienestar son lo primero.

2. Detecta situaciones recurrentes en las que cedes demasiado

A lo largo de una semana, anota en una pequeña libreta todas las ocasiones en las que sientes que en las horas previas has cedido demasiado por miedo a perder a esa persona. Al llegar al séptimo día, fíjate en lo que has ido escribiendo.

3. Asegúrate de mantener una vida social activa y variada

Si te vas aislando cada vez más a causa de la dependencia emocional, cada vez dependerás más de esa persona; es un círculo vicioso que no te interesa alimentar. Para evitar esto, márcate un mínimo de horas mensuales o semanales a utilizar interactuando cara a cara con amigos y otras personas importantes para ti.

4. Empieza proyectos personales

Dedicar parte de tu tiempo a algo que solo te concierna a ti y que te aportará satisfacción a través de metas a corto y largo plazo es una buena manera de adoptar una perspectiva propia ante la vida, no únicamente ligada a lo que haga o piense la otra persona.

5. Practica la asertividad

Acostumbrarte a defender tus intereses y tu punto de vista en las relaciones con esa persona contribuirá a que ésta deje de dar por supuesto que seguirá teniendo un rol de liderazgo en todas las interacciones contigo, y también te demostrará que no pasa nada malo por expresar tu desacuerdo con ciertas cosas.

6. Ve a psicoterapia

Si pasan unas semanas y notas que nada cambia, o si te sientes muy mal y necesitas ayuda cuanto antes, ponte en contacto con profesionales de la psicoterapia. La dependencia emocional puede tratarse acudiendo a terapia psicológica. En este proceso el profesional detecta las causas personales y contextuales que están detrás de la dependencia y crea un plan de “entrenamiento” emocional y comportamental para ganar autonomía y reforzar la autoestima.

En Despertares Psicólogos ofrecemos servicios de psicoterapia individualizada y terapia de pareja o terapia familiar tanto en el formato online por videollamada, como de manera presencial en nuestros centros de Madrid, Getafe, Leganés y Móstoles. Atendemos a personas de todas las edades. Ponte en contacto con nosotros para aprender a gestionar mejor tus emociones y a adoptar hábitos psicológicamente saludables.

Referencias bibliográficas:

  • De la Villa Moral Jiménez, M. & Sirvent Ruiz, C. (2008). Dependendencias sentimentales o afectivas: etiología, clasificación y evaluación. Universidad de Oviedo. Departamento de Psicología. Área de Psicología Social.