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Miedo al rechazo y al abandono: qué significa realmente y cómo gestionarlo


Uno de los miedos más frecuentes que sentimos hoy día es al abandono y al rechazo, dos sensaciones similares que se retroalimentan. Sentir rechazo, una sensación similar a la frustración, nos lleva hacia una sensación de abandono donde nos sumergimos más en sentimientos de soledad, desánimo y vacío.

Estos miedos suelen ocurrir con frecuencia en las experiencias de pareja, pero también ocurren en contextos familiares, sociales o amistosos. También ocurre cuando sentimos la necesidad de vincularnos con alguien y esa experiencia parece que se nos escapa o está negada.

¿Cuál es el origen del problema? ¿Realmente está el problema en lo que ocurre, o en cómo lo entendemos y gestionamos?

Comprendiendo el miedo al abandono y al rechazo

Uno de los problemas más habituales a la hora de querer y necesitar vivir un proceso de cambio personal suele ser de relaciones, bien sea de pareja, sociales o en el trabajo. En consulta psicológica es habitual trabajar con este tipo de dificultades.

Aunque las personas no suelen considerar el problema en un principio (piensan más en inseguridad, desánimo o problemas de pareja en general) a medida que el proceso avanza descubrimos que estos dos miedos están ahí, condicionando las relaciones.

Es decir, no es que estos dos miedos sean una consecuencia de lo que nos ocurre, sino que el hecho de que estén presentes condiciona lo que ocurre.

A veces esto nos parece raro pero es lo que realmente ocurre. ¿Lloramos porque estamos tristes, o estamos tristes porque lloramos? Aunque solemos pensar que es lo primero, realmente funcionamos a la inversa. Son nuestras acciones, pensamientos, interpretaciones y emociones previas las que condicionan lo que nos ocurre y nos llevan, una y otra vez, a esa sensación tan desagradable de rechazo y abandono.

Mi nombre es Rubén Camacho, psicólogo y coach de Empoderamiento Humano. Desde hace 11 años acompaño a personas en sus procesos de cambio personal, y esta dificultad es una de las más frecuentes. En este artículo tenemos varios objetivos: primero, conocer cuál es realmente el origen de estas sensaciones (es decir, cómo entiendes y gestionas lo que te ha ocurrido y ocurre para que continúes sintiéndote así); en segundo lugar, descubrir a qué te llevan; y, finalmente, aprender a gestionarlo para conseguir el cambio que te mereces y necesitas (no con claves mágicas y generales sino desde tu propio cambio personal, ya que esto es lo que realmente funciona, se interioriza y te sirve para siempre). ¡Vamos allá!

El significado del miedo al rechazo y al abandono

Puede parecer obvio, pero... ¿qué significa el miedo al rechazo y al abandono?

El miedo al rechazo no es solo el temor a que los demás nos rechacen, sino el temor a que tu bienestar, tu autoconcepto y tu propia autoestima salga dañada debido a los comportamientos de los demás. Es decir: tu bienestar está dependiendo de lo que no puedes controlar. En este caso, depende de lo que interpretamos como un rechazo. Quizá sientas y pienses que el rechazo efectivamente ocurre, pero aquí es positivo que también nos planteemos qué es exactamente un rechazo.

El ser humano, de forma natural, rechaza. Somos seres con una limitada capacidad para procesar la información. Constantemente estamos aceptando y rechazando. A veces, podemos rechazar incluso estar con nuestros seres queridos o afrontar una determinada conversación o actividad.

Sin embargo, somos capaces de entender esto en una relación basada en la confianza. Cuando una relación se basa en la inseguridad, bien porque no está construida o porque existe fragilidad, es habitual sentir que el otro nos rechaza precisamente porque estamos observando ese rechazo, a la espera de interpretar cualquier conducta del otro para entenderlo como un rechazo.

Intenta imaginar que te dan mucho miedo los perros. ¿Qué haces al ver un perro por la calle? Inmediatamente cruzas de acera. ¿Es entonces el perro peligroso? Al cruzar de acera sientes más seguridad pero validas la idea de que el perro era un peligro, ya que alejarte de él te hace sentir más paz.

De la misma forma, el hecho de sentir miedo al rechazo hace que interpretemos lo que ocurre como una futura posibilidad de peligro. A su vez, esto condiciona nuestras conductas, lo cual puede generar conflictos en las relaciones.

Miedo al abandono

En relación al miedo al abandono, suele ser una consecuencia del miedo al rechazo. Si el rechazo se vivencia a través de la frustración o la ansiedad, el abandono nos traslada a una sensación de vacío, impotencia o desánimo. El abandono es un vacío porque sentimos que no conectamos o nos vinculamos con las personas que necesitamos. A su vez, esta sensación está basada en la forma en la que hemos aprendido a construir nuestras relaciones o vínculos de apego: si desde la confianza o desde la inseguridad.

En ambos casos el conflicto es el mismo: que tu bienestar dependa de factores externos, que no puedes controlar. Esto es lo que hace que tu autoestima no funcione, ya que depender de algo externo nos hace sentir ansiedad y una constante sensación de pérdida. Cuando nuestro bienestar depende demasiado de factores externos suele ser debido a actitudes como las exigencias, comparaciones, expectativas, sensaciones que proceden del miedo y la inseguridad.

El significado del miedo al rechazo y al abandono es la consecuencia de creer que podemos vivir sin vínculos, lo cual nos angustia. El ser humano necesita vínculos, vivir relaciones y experiencias con el otro. Sin embargo, estos miedos no nos informan sobre un peligro real (un ser humano que vive con bienestar y confianza no tiene dificultades para experimentar vínculos de calidad, aunque también existan conflictos) sino que nos condicionan en exceso por no haber aprendido a entenderlos y a gestionarlos.

Las consecuencias del miedo al abandono y al rechazo

De la misma forma que el miedo al perro nos lleva a cruzar la acera, el miedo al abandono y al rechazo nos lleva precisamente a no vivir nuestros vínculos desde la confianza, sino a vivirlos desde la alerta, la desconfianza, la inseguridad y la ansiedad.

Tratamos de controlar las relaciones o, por el contrario, no nos permitimos la experiencia de conectar afectivamente (por miedo al posible rechazo del otro).

Vivir demasiado tiempo según estas emociones nos desmotiva y nos hace sentir que existe una parte descuidada en nosotros. A su vez, suele ser frecuente que o bien volquemos nuestras energías en otro aspecto de nuestra vida (trabajo, proyectos) o que, por el contrario, nos enfoquemos demasiado en las relaciones y las vivamos de forma demasiado intensa.

La inseguridad, el miedo y la ansiedad, con el tiempo, nos ocasionan pensamientos intrusivos, cansancio, problemas de sueño o alimentación, estrés muscular, y una constante sensación de agotamiento y estrés. Sin embargo, como hablamos, el problema no está en esas emociones... sino en cómo las entiendes y gestionas.

La solución está en tu propio cambio personal

Tratar de solucionar el miedo al abandono y al rechazo con claves mágicas es como tratar de hacer una receta de cocina a través de un vídeo de Instagram. Cada cocina, sartén e ingrediente es diferente. En tu caso, se trata de entender en primer lugar cómo enfocas tus relaciones, desde dónde las construyes, y sobre todo cómo has aprendido a generar vínculos de apego.

Es cierto que no podemos ir al pasado y cambiar todo esto, pero sí es cierto que lo que ahora sientes es un resultado de lo que sueles hacer con frecuencia.

Trabajando de forma integral en ti, desde tus emociones, acciones, interpretaciones y estilo de relación, es posible conseguir profundizar en lo que crees sobre ti y la relación e ir construyendo un estilo de autoestima donde tu bienestar dependa principalmente de ti.

Cuando conseguimos esto no quiere decir que los conflictos desaparezcan, sino que no nos pesan tanto, sabemos entender las situaciones con más perspectiva y podemos sentir más bienestar y plenitud. Desde tu propio cambio, también cambian tus vínculos.

Sin embargo, es importante trabajar con un cambio personal de forma completa, cuidando tanto tu sistema de creencias como estilo de autoestima, comunicación y relaciones, y sobre todo acciones (nada cambia si no hacemos algo diferente). El aspecto clave para mejorar este problema es aprender a entender y a gestionar tus emociones, no solo el miedo al rechazo y al abandono, sino todas las emociones relacionadas (miedo, inseguridad, angustia, desánimo, frustración, culpa, etc.).

Los seres humanos somos seres emocionales y cada emoción tiene su razón de ser. Los problemas llegan cuando no hemos aprendido a gestionarlas de forma funcional.

¿Quieres disponer de apoyo psicológico y de coaching?

Si quieres solucionar este problema y vivir un proceso de cambio profundo pero también práctico, que te lleve a conseguir los cambios que necesitas y ante todo que perduren en el tiempo, puedes visitar Empoderamiento Humano para agendar una sesión exploratoria conmigo.

En esa sesión, que podemos tener vía Whatsapp y donde solo necesitas estar en un lugar cómodo y privado para ti, podemos conocernos, profundizar en tu situación, descubrir el origen del problema, y sobre todo ver cómo puedo acompañarte para que consigas el cambio que te mereces.

Te envío muchos ánimos y recuerda que desde tu propio cambio, todo lo demás cambiará.

Gracias por pensar en ti, Rubén.