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Trastorno Obsesivo-Compulsivo de miedo a hacer daño: síntomas y tratamieto


Una de las características de nuestra manera de experimentar los pensamientos es que no podemos controlar completamente sus contenidos. La mente es ese lugar por el que pasan todo tipo de pensamientos, buenos y malos. A veces pensamos en cosas inocentes e inofensivas como un prado con flores, la lista de la compra o esa vez que fuimos a un restaurante que nos gustó.

Otras, en cambio, se nos viene a la cabeza ideas un tanto turbias como querer apuñalar a alguien mientras paseamos, cortarle la cabeza a nuestro jefe o pegarle un puñetazo a ese vecino que no para de poner la música fuerte.

No es que sean los pensamientos más deseables que podamos tener, pero todos somos humanos y es inevitable que nos vengan esas ideas a veces, por muy agresivas que sean, aunque lo normal es que tan rápido como han venido dejemos de pensar en ellas, no dándoles demasiada importancia.

Pero, ¿qué pasa si no somos capaces de olvidarlas? ¿Qué pasa si pensamos una y otra vez en la posibilidad de hacer daño a alguien? ¿Acaso significa que somos capaces de hacerlas realidad? Estas son algunas de las preguntas que se hacen las personas con TOC de miedo a hacer daño.

¿Qué es el TOC de miedo a hacer daño?

La mayoría de personas tienen pensamientos violentos ocasionales, imágenes e ideas no deseadas con las que se imaginan que hacen daño a otras personas o a sí mismas.

Por ejemplo, puede que tengamos la breve fantasía de querer estirarle del moño a esa clienta que se nos ha colado por toda la cara en la cola de la panadería. Esto es algo normal y, aunque no nos guste pensar este tipo de cosas, lo cierto es que se cree que cerca del 85% de las personas tenemos de vez en cuando este tipo de pensamientos violentos.

Lo normal es que estas ideas violentas ocasionales no cambien nuestro comportamiento ni sean vistas como un problema. Forman parte de las muchas cosas diferentes en las que pensamos cada día y apenas le damos mayor importancia. Sin embargo, este tipo de pensamientos son vistos como algo muy perturbador por las personas con diagnóstico de trastorno obsesivo compulsivo (TOC), puesto que tener estas ideas donde se imaginan que lesionan a otras personas o a sí mismas se convierten en pensamientos intrusivos, apoderándose de su mente, convirtiéndose en un caso de TOC de miedo a hacer daño.

El TOC de miedo a hacer daño, también llamado fobia de impulso o fobia de impulsión dentro del TOC, es un subtipo del Trastorno Obsesivo-Compulsivo clásico. Esta alteración mental se caracteriza por tener pensamientos agresivos e intrusivos acerca de comportarse de manera violenta hacia alguien o hacia sí mismo y que estos se hagan realidad, llevando a cabo una conducta dañina tanto queriendo como sin querer por causa de perder el control.

Algunos ejemplos de comportamientos violentos que la persona piensa y que tiene miedo que se conviertan en realidad son: clavarle un cuchillo a su pareja, ahogar a su hijo bebé mientras lo baña, tirar a alguien a las vías del metro, coger un bisturí y clavárselo en el pecho...

Como hemos comentado, es normal tener este tipo de pensamientos de vez en cuando. Una persona sin TOC puede tener pensamientos violentos y acto seguido reconocerlos por lo que son, simplemente pensamientos, no predicciones de algo que vaya a ocurrir de forma inevitable. En cambio, las personas diagnosticadas de TOC de miedo a hacer daño se preocupan mucho tras haber pensado algo violento, atribuyéndoles el significado de que va a ocurrir sí o sí. En su mente se repite la idea de “si lo pienso es que realmente soy capaz de hacerlo”.

Tener este tipo de pensamientos lleva a la persona con TOC de miedo a hacer daño a realizar compulsiones y rituales para reducir la ansiedad provocada por esos pensamientos. Una vez ha conseguido completar el ritual, la persona se siente menos ansiosa pero, cuando vuelva el pensamiento violento, el individuo volverá a sentir ansiedad, duda y miedo ante la posibilidad de que lo que ha pensado pueda sucede y, consecuentemente, volverá a realizar comportamientos ritualistas.

Obsesiones en el TOC

En el DSM-5 se explica que las obsesiones, como las presentes en el TOC, son pensamientos, impulsos, imágenes u otros aspectos mentales que causan ansiedad y malestar y que el sujeto no puede ni ignorar ni suprimir.

En la modalidad de TOC de miedo a hacer daño estas obsesiones se centran en pensamientos de hacer daño a uno mismo o a los demás. Además, y como en otros muchos tipos de TOC, en esta modalidad también se producen compulsiones, es decir, la persona pone todo tipo de medios para que las obsesiones no lleguen a pasar nunca.

Teniendo en cuenta esto, podemos poner un ejemplo de TOC de miedo a hacer daño con obsesiones y compulsiones incluídas. Pongamos que la persona tiene pensamientos recurrentes e intrusivos de que podría hacer daño a su bebé recién nacido mientras lo baña (obsesión) y, por ello, delega siempre esta tarea a su pareja (compulsión).

Sintomatología de este subtipo de TOC

Las personas que padecen TOC de miedo a hacer daño presentan un amplio abanico de síntomas, manifestados en forma de pensamientos intrusivos de diferente índole y comportamientos compulsivos con la creencia de que le servirán para evitar que se harán realidad.

Cómo hemos comentado, el síntoma más característico de este trastorno es tener pensamientos agresivos o ver imágenes en sus mentes de violencia, que interpretan con gran preocupación como algo que realmente son capaces de llevar a cabo. Esto también hace que se fije en su mente la idea de que pueden provocar daño sin darse cuenta y que, incluso, tras haber hecho algo y pasadas varias horas o días, empiecen a rumiar la posibilidad de que con esa acción hirieron a alguien y que ahora se encuentran en problemas.

Por ejemplo, una persona con este subtipo de TOC puede que esté conduciendo y pase por un bache. Al cabo de unas horas empiece a pensar que realmente ha atropellado a alguien, le ha hecho mucho daño y, cómo no se ha dado cuenta al momento de suceder, encima se ha dado a la fuga sin quererlo. Pese a que es poco probable esta situación, le empieza a dar vueltas y más vueltas, y se plantea seriamente no volver a conducir.

El miedo a lo que puedan hacer es tan grande que se sienten atemorizados por lo que creen que van a hacer daño de forma impulsiva y empiezan a creerse la idea de que realmente son personas violentas y peligrosas, que están ocultando su verdadera naturaleza bajo la fachada de personas socialmente adaptadas incluso sin poner esfuerzos en ello. Temen que realmente un día no puedan contenerse más y actúen de forma violenta, perdiendo el control por completo.

Como respuesta a estos patrones de pensamientos intrusivos, es decir, obsesiones, las personas que padecen TOC de miedo a hacer daño llevan a cabo diferentes compulsiones y comportamientos ritualísticos con la finalidad de reducir su ansiedad y, también, la “posibilidad” de que realmente lleven a cabo los comportamientos violentos en los que han pensado.

Uno de los más comunes es esconder los objetos peligrosos (o percibidos como peligrosos) de su hogar, como cuchillos, productos químicos (lejía, detergente, ácido de batería...), medicamentos, cuerdas, cuchillas de afeitar, taladros… Oculta cualquier objeto supuestamente peligroso o con el que ha pensado que podría hacerse daño a él o a los demás con el fin de evitar sentirse tentado de usarlos.

TOC de miedo a herir

También es común que los pacientes con esta psicopatología revisen todas y cada una de sus acciones para cerciorarse de que no están haciendo daño o que no lo han hecho sin darse cuenta. Vigilan todas sus acciones y, si se percatan de que en el pasado han hecho algo que creen que remotamente podría haber infligido daño a alguien, empiezan a preocuparse sobre manera.

Las personas con TOC de miedo a hacer daño evitan ver las noticias y usar los medios de comunicación para no encontrarse con películas, series de televisión o vídeos con contenido violento. Temen que si ven actos violentos puedan coger ideas y, en caso de que no sea así, también hay el miedo de que esto reactive el pensamiento consciente de las ideas lesivas.

Por otro lado, sucede también que pueden pasarse excesivo tiempo investigando por Internet sobre crímenes violentos, buscando qué es lo que hizo el perpetrador y en qué medida la persona con este trastorno comparte rasgos. Es decir, con tal de asegurarse de que él o ella no va a hacer daño a otras personas, trata de ver en qué medida tiene algo en común con asesinos de verdad.

Algunos de ellos pueden llegar a rezar de forma compulsiva o usar amuletos, creyendo que les va a servir para evitar perder el control. Igualmente, esto no les basta, motivo por el cual también se ven motivados para preguntarles de forma compulsiva a todo su círculo cercano si creen que él o ella puede hacer daño a los demás. Quieren recibir una respuesta definitiva y, hasta que no la encuentren, no pararán de preocuparse por el contenido de su mente. El problema es que nunca encontrarán la respuesta que los convenza de que no son personas violentas ni que sus pensamientos son solo eso, pensamientos.

Tratamiento

Existen varios tratamientos para el TOC de miedo a hacer daño.

1. Terapia de exposición y prevención de respuesta

Una de las terapias que se considera más adecuada para este subtipo de TOC es la de exposición y prevención de respuesta (EPR).

La EPR implica hacer que el paciente se exponga voluntariamente a la fuente de su miedo una y otra vez, pero evitando que después lleve a cabo compulsiones en forma de ritual o cualquier otro comportamiento que haga para neutralizar o reducir su ansiedad. Exponiéndose de forma repetida a la fuente o idea que causa miedo se cree que con el paso del tiempo el paciente verá cuán irracional es creer que va a hacer daño.

No debemos tener la idea equivocada de que el tratamiento de TOC de miedo a hacer daño se dirige a demostrar que el paciente no es un peligro para sí mismo o los demás. Este no es un objetivo real ni tampoco se debe presuponer que el paciente pueda ser una amenaza real en ningún sentido. Un paciente con esta modalidad de TOC no es más propenso a hacer realidad un pensamiento negativo que una persona que no una persona que no padece el trastorno.

Un ejemplo del tratamiento con EPR para personas con TOC de miedo a hacer daño es hacer que una persona que teme que pueda apuñalar a alguien se exponga al objeto que le provoca fobia directamente.

Primero, se le puede pedir que lleve en el bolsillo un tenedor o cuchillo de plástico de forma cotidiana, incluso por la calle o estando trabajando. La idea es que cree una asociación con este artículo y se acostumbre a su presencia, aunque no se trate de un cuchillo o un tenedor como los que están presentes en sus obsesiones lesivas.

A medida que va pasando el tiempo y cuando la persona se acostumbre al cubierto de plástico, se procederá a subir un nivel de dificultad más, esta vez teniendo en su bolsillo un objeto más amenazante como puede ser un tenedor de metal.

La idea es ir incrementando la peligrosidad del objeto a cargar, hasta llegar al punto de que la persona no se siente excesivamente nerviosa ni tensa al tener cerca objetos potencialmente peligrosos como un cuchillo de cocina, unas tijeras de grandes proporciones, un bisturí quirúrgico...

2. Terapia cognitivo-conductual

Otra opción terapéutica está fundamentada en la concienciación, dentro del contexto de la terapia cognitivo-conductual (TCC). En esta terapia se les enseña a las personas con TOC a identificar, entender y cambiar el patrón de pensamiento y comportamientos negativos.

A estos mismos pacientes se les dota de habilidades para resolver problemas durante las sesiones de terapia y, posteriormente, se les enseña a ponerlos en práctica en soledad para que vayan creando hábitos positivos. Generalmente en esta terapia se hace lo siguiente:

2.1. Psicoeducación

Se enseña al paciente qué es la fobia de impulsión característica de su trastorno y cómo puede llegar a dominar la vida de las personas que la padecen.

2.2. Identificación de obsesiones y compulsiones

Se ayuda a que la persona identifique sus obsesiones y compulsiones, en este caso pensamientos violentos que le provocan especial preocupación y las conductas ritualistas que lleva a cabo con la intención de reducir la sintomatología ansiosa a modo de método de protección para que esos pensamientos no lleguen a ocurrir. Si la persona es capaz de identificarlos, entonces será más fácil que no los lleve a cabo.

2.3. Relajación

Se le enseña al paciente técnicas de relajación y respiración con la intención de que aprenda a relajarse de forma rápida y eficaz ante cualquier situación que considere que podría hacer que los pensamientos violentos que piensa se hagan realidad.

3. Psicofármacos

Existen tratamientos farmacológicos para el TOC de miedo a hacer daño y se consideran una útil ayuda para la mejora y bienestar del paciente, aunque no son un reemplazo de las terapias psicológicas.

El grupo principal de psicofármacos usados para tratar el TOC son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), medicamentos que mejoran los nivele de serotonina y se suelen usar para tratar los trastornos depresivos y de ansiedad. Entre estos fármacos encontramos Lexapro, Prozac, Paxil y Zoloft.

¿Cuál es el objetivo de la terapia?

Sea cuál sea la modalidad de terapia psicológica usada, estas tienen en común que se debe conseguir que el paciente acepte la presencia de sus pensamientos intrusivos, pero que no les asigne significado ni que se convenza de que es una persona potencialmente peligrosa.

Algunas personas con TOC de miedo a hacer daño logran recuperarse por completo gracias a la terapia EPR, mientras que otras, si bien consiguen mejorar notoriamente, no logran deshacerse de sus obsesiones del todo.

Esto no significa que la terapia haya fracasado con ellos, sino que es muy difícil conseguir eliminar por completo las obsesiones y realmente la recuperación y mejora de bienestar en pacientes con TOC tiene más que ver con la gestión de las emociones asociadas a sus pensamientos recurrentes.

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