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Gelotofobia: síntomas, diagnóstico diferencial, causas y tratamiento


La gelotofobia es el miedo a que se burlen de nosotros/as, a que se rían o a hacer el ridículo. Normalmente aparece en situaciones sociales, delante de más personas; surge especialmente en la infancia y la adolescencia.

No debemos confundir la gelotofobia (una fobia específica) con otros tipos de trastornos, como la fobia social, la personalidad evitativa o la personalidad esquizoide. En este artículo realizaremos su diagnóstico diferencial y conoceremos qué es, los síntomas de la misma, así como sus causas y posibles tratamientos.

Gelotofobia: ¿qué es?

Las fobias son miedos intensos a ciertos estímulos, objetos o situaciones. Se puede decir que existe una fobia para cada cosa, y es por ello que se puede temer prácticamente cualquier estímulo. Generalmente el miedo que aparece en las fobias es irracional y desproporcionado al posible daño que pueda causar tal estímulo o situación. Las fobias constituyen un tipo de trastorno de ansiedad.

El DSM-5 (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales) clasifica las fobias específicas en 5 grupos, según el estímulo fóbico: fobia a los animales (por ejemplo las serpientes), a la sangre/inyección/herida (por ejemplo las agujas), a situaciones o entornos naturales (por ejemplo las tormentas), fobia situacional (por ejemplo conducir) y otros tipos de fobia (por ejemplo atragantarse).

La gelotofobia es un tipo de fobia asociado a la posibilidad de ser objeto de burla; es decir, la persona que la padece siente un miedo irracional e intenso a que se rían o se burlen de ella. Es por eso que una persona con gelotofobia puede adoptar conductas paranoicas o desconfiadas hacia los demás, temiendo constantemente que estén hablando mal de ella o que le puedan dejar en ridículo.

Así, siguiendo la clasificación que propone el DSM-5 para las fobias específicas, la gelotofobia se podría clasificar como “otro tipo de fobia”, ya que no corresponde a ninguna de las 4 anteriores.

Síntomas

Los síntomas de la gelotofobia corresponden a los síntomas típicos de las fobias específicas, y que constituyen criterios diagnósticos del DSM-5. Estos síntomas son:

1. Miedo intenso a la burla

La gelotofobia se traduce principalmente en un miedo intenso a que los demás se burlen de nosotros. En lugar de miedo, también puede aparecer una ansiedad intensa ante el hecho de experimental tales situaciones. Ello implica que el organismo se sobreactive a nivel psicofisiológico (con síntomas típicos de la ansiedad).

Las situaciones que se temen son aquellas que puedan desencadenar en que los demás se rían o se burlen de nosotros. Esto se extrapola también a personas que puedan hacerlo, o que ya lo hayan hecho anteriormente.

2. Evitación

La persona con gelotofobia, además, quiere evitar este miedo que le produce el hecho de que se puedan burlar de ella. Es por ello que evita también personas o situaciones que puedan desencadenarlo. Por otro lado, puede ocurrir que en lugar de evitación, se produzca una resistencia a tales situaciones pero con una ansiedad elevada asociada.

3. Persistencia del miedo

El miedo o la ansiedad que aparece en la gelotofobia, como en otros tipos de fobias, es persistente. Es decir, aparece de forma muy constante y se alarga en el tiempo. De hecho, es necesario que los síntomas de la gelotofobia se mantengan durante un mínimo de 6 meses para poder diagnosticarse tal fobia.

4. Funcionamiento alterado

El funcionamiento diario de la persona con gelotofobia se ve alterado; es decir, la persona muestra dificultades para desarrollar sus actividades cotidianas con normalidad, incluso para empezar o terminar tareas que de forma habitual resolvería.

Estas alteraciones abarcan las diferentes esferas de la vida del individuo, incluyendo el ámbito social, laboral, académico y personal.

Diagnóstico diferencial

Es importante distinguir la gelotofobia de otros tipos de trastornos mentales. Los trastornos que más se podrían asemejar a la gelotofobia y que, por ende, deberían descartarse previamente, realizando un correcto diagnóstico diferencial, son los siguientes.

1. Trastorno de personalidad evitativa

El trastorno de personalidad evitativa (TPE) se caracteriza porque la persona presenta un patrón marcado de inhibición social, unido a sentimientos de hipersensibilidad a la evaluación negativa y al rechazo y sentimientos de incompetencia.

Es precisamente esa hipersensibilidad a la evaluación negativa lo que puede confundirnos con una gelotofobia. Sin embargo, el TPE es un trastorno de personalidad, esto quiere decir que el funcionamiento del individuo estará mucho más alterado que en la gelotofobia (un tipo de trastorno de ansiedad). Además, en el TPE el miedo es a la burla pero también a la crítica, al rechazo, al aislamiento… es decir, el miedo es más genérico que en la gelotofobia (donde el miedo se circunscribe a la burla).

Además, el TPE incluye otros síntomas que no incluye la gelotofobia, tales como el miedo a asumir riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades (es decir, la persona evita muchos tipos de situaciones; en la gelotofobia, en cambio, las situaciones se circunscriben a las que puedan ocasionar una situación de burla).

2. Trastorno de la personalidad esquizoide

El trastorno de la personalidad esquizoide es otro trastorno que puede hacernos confundir con la gelotofobia. En la personalidad esquizoide, aparece un patrón caracterizado por el aislamiento social. Sin embargo, éste no aparece por el miedo a que se burlen de nosotros, como sí ocurre en la gelotofobia; en realidad, las personas con personalidad esquizoide se aíslan socialmente porque no tienen interés en los demás.

3. Fobia social

Finalmente, un tercer trastorno que debemos diferenciar de la gelotofobia es la fobia social. La fobia social, igual que la gelotofobia, también es un trastorno de ansiedad. La diferencia está, pero, en que el miedo de la gelotofobia está ligado a una situación estimular concreta; en cambio, en la fobia social, es una o más situaciones sociales (o actuaciones en público) las que producen temor.

Es decir, en la fobia social se temen más situaciones, y por el hecho de ser situaciones sociales (por miedo a la vergüenza, a quedarse en blanco, a no saber qué decir, a que nos juzguen…); en la gelotofobia se teme únicamente el hecho de que se puedan burlar de uno/a mismo/a.

Además, por todo ello la fobia social implica un patrón de evitación más amplio que la gelotofobia.

Causas

Las causas de la gelotofobia suelen estar relacionadas con experiencias traumáticas donde se ha experimentado una o más situaciones de burla. Esto puede hacernos pensar en situaciones como el bullying (acoso en la escuela) o el mobbing (acoso en el trabajo).

La etiología de esta fobia también se relaciona con una baja autoestima, con inseguridades, con temor a otras situaciones sociales, etc. También puede aparecer como consecuencia de un trastorno depresivo, donde la persona experimenta una sensación de tristeza profunda, culpa e inseguridad, entre otros, y dónde puede aparecer también este temor a que se rían de uno/a.

Tratamiento

El tratamiento psicológico de la gelotofobia incluirá técnicas de reestructuración cognitiva para ayudar a la persona a entender que no siempre se están riendo de uno/a mismo/a, y que a veces puede tener pensamientos disfuncionales y erróneos que le estén haciendo creer precisamente esto.

Es decir, se procurará que la persona no se sienta amenazada por situaciones que en realidad no son amenazantes para ella, intentando reducir y eliminar los pensamientos paranoicos que hacen que el paciente se sienta observado y criticado.

Por otro lado, la terapia psicológica intentará que el paciente cuente con (o aprenda) mecanismos de afrontamiento adecuados que le permitan hacer frente a situaciones sociales y/o donde los demás realmente se estén burlando de él/ella.

Importancia de la prevención

La infancia y la adolescencia son edades típicas donde aparece la gelotofobia; es por ello que la prevención será importante, fomentando en el aula y en el propio hogar conductas respetuosas entre los niños para evitar que aparezcan las conductas de bullying o de burla hacia los otros.

Además, es recomendable apostar por no sobreproteger a los más pequeños, ya que esto puede dificultar su socialización y que no sepan cómo relacionarse adecuadamente con los demás.

Finalmente, se debe apostar por técnicas que enseñen a los niños/as a tolerar los sentimientos de frustración o de miedo al ridículo cuando éstos aparezcan, para que puedan gestionar adecuadamente sus emociones. Esto aumentará su seguridad personal y evitará que se sientan tan mal cuando “hagan el ridículo” o cuando “se burlen de ellos”.

Siempre se deberá luchar contra el acoso y el bullying, pero también deberemos ofrecer herramientas a los niños y adolescentes para gestionar tales situaciones si suceden, acudiendo en busca de ayuda cuando sea necesario.

Referencias bibliográficas:

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders. Fifth edition. Washington DC: Author.

  • Belloch, A.; Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.