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¿Por qué no me duran las relaciones de pareja? 11 posibles causas


Son muchas las causas que precipitan la ruptura en una relación de pareja, ya que si cada persona es un mundo, con las relaciones amorosas el número de variables involucradas aún es mayor.

Sin embargo, en la práctica se observa que hay una serie de factores psicológicos y fenómenos comportamentales más capacidad que el resto a la hora de desgastar las relaciones amorosas. De hecho, entre las personas que acuden a psicoterapia quejándose porque no consiguen mantener noviazgos a medio y largo plazo, suelen aparecer ciertos patrones que se repiten una y otra vez. Veamos cuáles son para que, de ese modo, resulte más sencillo responder a la pregunta de: “¿por qué las relaciones de pareja me duran tan poco?”.

Posibles causas por las que no te duran las relaciones de pareja

Nadie nace aprendido, y en cuanto a relaciones se refiere, la mayoría de las personas necesitamos ir “tomando nota” sobre qué es lo que funciona y qué es lo que no funciona a partir de la experiencia. Eso no es nada malo, sino una señal de que cualquier vínculo emocional profundo es complejo y no puede ser afrontado desde la mentalidad de ir leyendo un manual de instrucciones sobre el amor.

Existen, sin embargo, ciertos elementos que con el paso del tiempo son capaces de poner punto y final al noviazgo y que a veces cuesta detectar e identificar como desencadenantes de crisis. Cabe destacar que estas causas pueden solaparse y presentarse a la vez en una misma pareja, y por otro lado, ninguna de ellas implica que la relación esté destinada a fracasar. Dicho esto, veamos cuáles son esta causas frecuentes de la disolución de relaciones de pareja.

1. Personalidades muy diferentes

La personalidad es un factor muy influyente en la duración de las relaciones amorosas, así como también lo son los intereses comunes o no, las necesidades compartidas o los objetivos vitales convergentes.

Más allá del mito de que “los polos opuestos se atraen” en el amor, la realidad demuestra más bien lo contrario. Cuanto más parecidos sean los miembros de la pareja en su personalidad, es decir, en cómo son, la forma en la que viven su vida o interpretan y abordan las vicisitudes del entorno, más probabilidades habrá de que sigan siendo pareja durante mucho tiempo.

Por el contrario, es algo más probable que dos personas cuyas personalidades choquen frontalmente de manera recurrente, duren menos tiempo juntas.

2. Discrepancias fundamentales en cuanto a planes de futuro

Otro de los factores que pueden ser decisivos a la hora de hacer funcionar o no una relación de pareja son las aspiraciones de futuro compartidas, es decir, los planes que tiene cualquier persona con respecto a su porvenir.

Del mismo modo que en el caso anterior, aquellas personas con aficiones o actividades comunes y con planes compatibles entre los dos miembros de la pareja tienden a tener las cosas más fáciles en el amor.

Los planes a largo plazo de una persona son un aspecto muy importante en la vida de una persona, constituyen la brújula o el mapa sobre el que edifican sus vidas, y es por ello que en ocasiones resulta imprescindible encontrar a alguien que no sea incompatible con esas expectativas.

No me duran las relaciones amorosas

3. Concepciones distintas sobre el compromiso

Algunas relaciones fracasan cuando ambos miembros de la pareja tienen concepciones distintas o bien opuestas sobre lo que significa comprometerse con una relación.

No todos tenemos la misma idea sobre cómo debe ser una relación sana y estable, de modo que a menudo pueden surgir desavenencias o faltas de conformidad respecto al rumbo que hay que tomar en una relación con otra persona.

En este apartado merece una mención destacada el compromiso, uno de los principales factores puede poner en peligro la supervivencia de la relación cuando hay una falta del mismo en uno de los miembros de la pareja.

4. Grandes diferencias en cuanto a nivel de líbido

Las diferencias en cuanto a la líbido o el deseo sexual también juega su rol en el éxito o fracaso en una relación de pareja. De hecho, son muchas las personas, tanto hombres como mujeres, quienes consideran que se trata de uno de los elementos más cruciales de la vida en pareja.

Como cualquier factor presente en la convivencia de una relación, el sexo tiene que ver con el consenso, el afecto, la atracción, el preocuparse por la otra persona y en general la comunicación sana y auténtica.

Si falla alguno de estos elementos, es probable que la relación tenga sus días contados.

5. Mala gestión de las discusiones

Las parejas resistentes son aquellas que saben gestionar correctamente una discusión o varias discusiones recurrentes; sin duda este es otro de los elementos esenciales para lograr tener una pareja duradera, porque evita peleas innecesarias y momentos de gran malestar.

Existen muchas maneras de gestionar de manera incorrecta una discusión, y entre las clásicas destacan: tomarse cualquier discusión como una lucha de egos, y no como una manera de acercar posiciones o negociar; no escuchar a la otra persona y estar pendiente únicamente de compartir el propio mensaje; ponerse a la defensiva constantemente o desacreditar personalmente al otro miembro de la pareja.

6. Comunicación y comprensión

La mayoría de nosotros hemos leído o escuchado en infinidad de ocasiones que la base de una buena relación de pareja es la comunicación.

A este respecto cabría señalar también que la comprensión es igual de importante, puesto que mucha comunicación pero sin ninguna comprensión posterior va a resultar del todo infructífera para el porvenir de la relación.

Escuchar a la otra persona, ser capaces de expresar los propios sentimientos y saber reconocer las necesidades del otro serán factores esenciales para el futuro de una relación de pareja sana.

7. Problemas de conciliación

Las dificultades que pueden presentarse diariamente entre el trabajo y la vida en pareja están a la orden del día en las sociedades modernas.

Las exigencias cada vez mayores del mercado laboral y los ritmos ajetreados de trabajo son constantes para muchas personas que acaban presenciando cómo su vida laboral termina derrotando a su vida sentimental o de pareja.

8. Problemas de adicción

Los problemas de adicción acaban por destruir no solo la salud de la propia persona sino también su entorno social, familiar y de relaciones afectivas.

Es por eso que cuando se tiene una adicción de cualquier tipo y o se busca ayuda profesional, es probable que la persona afectada acabe perdiendo su relación de pareja. Esto sucede debido a que las personas con adicciones no tratadas llegan a un punto en el que buscan única y exclusivamente satisfacer su trastorno adictivo sin tener en cuenta nada más de lo que sucede a su alrededor.

9. Relación no deseada

Algunas personas inician su relación de pareja sin quererlo realmente, simplemente por cuestiones como la presión social o algún tipo de interés ajeno a la atracción verdadera o el enamoramiento.

En estos casos la relación nace con muy pocas probabilidades de ser duradera, ya que tarde o temprano se descubrirán las verdaderas motivaciones que tenía la persona al iniciarla.

10. Rutina

La rutina es otro de los elementos clásicos dentro de los factores que pueden precipitar el fin de una relación de pareja y es algo a lo que muchas parejas han tenido que hacer frente como prueba de fuego para triunfar en el futuro.

Una vez superada la fase inicial de enamoramiento o idilio, en la que todo parece perfecto y ambos miembros creen que su relación durará para siempre, a menudo suele llegarse a un punto de enfriamiento de la misma que tiene que ver con la rutina y la práctica recurrente de diversos hábitos.

La supervivencia de la relación dependerá de las distintas herramientas que pueda tener cada uno de sus miembros para superar la rutina, el enfriamiento o el descenso de la pasión de las primeras fases de la misma.

11. Infidelidades

Algunas personas consideran que las infidelidades en una relación pueden resultar baches insalvables que precipitarán a cada uno de sus miembros de manera inevitable hacia su final.

Pero también es cierto que parte de las parejas logran superar algún caso de infidelidad, y eso se debe nuevamente a la capacidad que tengan uno o ambos miembros para reforzar su relación y lograr encontrar un elemento sobre el que apoyarse para tirar adelante nuevamente la relación. Por supuesto, acudir a terapia de pareja también ayuda mucho a superar esta clase de crisis de pareja por infidelidad.

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