10 señales de que estás trabajando demasiado
El trabajo es algo de lo que no nos podemos quejar, y mucho menos en una época en la que todo parece ser tan incierto. Tener un salario es una bendición, y debemos hacer todo lo posible para conservarlo (o incrementarlo).
Sin embargo, una cosa es ser un profesional, trabajador y responsable que hace todo lo que le corresponde, y otra es trabajar en exceso, poniendo en riesgo nuestra salud física y mental, nuestras relaciones sociales e, incluso, la calidad de nuestro trabajo.
Puede que este sea tu caso, así que quizás te interese ver cuáles son las 10 señales de que estás trabajando demasiado y, en caso de cumplirlas, abrir los ojos y plantearte seriamente tomarte un descanso.
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10 señales de que estás trabajando demasiado (y sus causas)
La vida del trabajador no es un camino de rosas. Si bien puede que nuestro trabajo nos guste mucho, sí que es cierto que a veces tenemos que hacer más de lo que teníamos pensado y no disponemos de la libertad para quejarnos. Al fin y al cabo, viendo como está la situación actual, que tengamos un empleo es casi un regalo caído del cielo y quejarnos por tener un sueldo bien lo podríamos clasificar como un problema del primer mundo.
Sin embargo, suele suceder que nuestro empleo nos absorbe, quitándonos horas para dedicarnos a hacer actividades más placenteras como estar con la familia, los amigos o dedicarlas a nuestro cuidado y ocio. Tener horas extra de vez en cuando suele ser un mal trago, pero si solo se da un par de veces al mes o, como mucho, a la semana, es algo que podemos manejar bastante bien.
Lamentablemente, muchas personas tienen el problema de que las tareas se les amontonan, empiezan a encargarse de obligaciones que no les corresponde a ellos y su jefe empieza a abusar mandándoles más carga de trabajo del que les toca. Como consecuencia de todo esto, la salud de los trabajadores empieza a resentirse y también su vida social se ve dañada.
Pero pese a ello, a veces los propios trabajadores les resulta difícil saber que están trabajando demasiado. Ya sea motivados por la idea de que cuanto más trabajen más eficientes están siendo o que es totalmente normal tener que trabajar horas extras con frecuencia, muchas personas no son capaces de ver que están en una situación que supone un problema para su vida social y personal. Para que esto no te suceda, a continuación vamos a ver 10 señales de que estás trabajando demasiado.
1. Sientes que nunca tienes tiempo para ti
Es habitual que, cuando trabajas demasiado, sientes que tienes menos tiempo para ti. Esto suele ocurrir sin que te des cuenta al principio, ya sea porque estás muy comprometido con tu trabajo o porque lo usas como refugio para los problemas de tu vida.
Sin embargo, con el paso del tiempo vas asumiendo compromisos que van más allá de lo que te corresponde, haciendo horas extras. Es ese momento en el que ves que no tienes tiempo para ti mismo, ni para pasarlo en familia, con amigos, dedicarlo al ocio o, ni siquiera, hacer tus necesidades.
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2. Estás más irritable y malhumorado
Una de las señales que indican que estás trabajando demasiado es que te has vuelto irritable. El cansancio, el estrés, la frustración de no poder disfrutar de tu tiempo libre y el agobio de ver un montón de informes pendientes no le sientan bien a nadie. Añadido al mal humor, a todo esto se le añade la patosidad, puesto que cuanto de peor humor estemos más empeora nuestra eficacia y cuidado a la hora de trabajar.
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3. No consigues relajarte
Puede que dispongas de un pequeño espacio de tiempo en tu horario laboral en el que puedas dedicarte a ti mismo. Sin embargo, estás tan estresado y preocupado por lo mucho que tienes que hacer que eres incapaz de relajarte, como si estuvieras todo el rato en marcha, preparado para la siguiente tanda de informes a redactar.
Esto no es solo un problema que se manifieste en tus descansos en la oficina, sino también fuera del horario laboral. Llegas a casa y, a pesar de que intentas dejar la mente en blanco, descansar en el sofá o dormirte cómodamente en tu camita, no eres capaz de descansar en lo más absoluto. Tienes tu botón en “on” y no hay forma de ponerlo en “off”.
4. No descansas bien
Otra señal de que estás trabajando demasiado es que te despiertas cansado, incluso habiendo dormido las 8 horas que se recomiendan. Esto es habitual cuando tienes una carga de trabajo tan grande que incluso dormido estás en tensión y, claro, esto afecta a la calidad del sueño.
En otros casos tiene más que ver con la hora a la que te vas a dormir, fruto de tener muchas tareas pendientes y que hacen que te quedes hasta las tantas trabajando. No es lo mismo irse a dormir a las 22h que hacerlo a las 2 de la madrugada. Por muchas horas que consigamos dormir, el cuerpo no está hecho para que nos vayamos tan tarde a acostarnos.
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5. Te duele el cuerpo
Estás tan estresado que no únicamente estás de mal humor y notas cómo te agotas anímicamente, sino que también tu cuerpo se ve afectado en lo físico. Te duele la espalda, el cuello y las articulaciones, y no sabes muy bien porqué pero, desde fuera, es fácil saber porque te duele tanto el cuerpo: tienes tamaña carga de trabajo que tu estrés y ansiedad se psicosomatizan en molestias físicas.
Pero no únicamente te duelen los músculos y articulaciones. Es frecuente que como resultado de estar trabajando demasiado notes síntomas gastrointestinales como indigestiones y acidez, además de dolores de cabeza, migrañas y mareo. Y si bien no es seguro que vayas a tener un ataque al corazón, notas que bombea tan fuerte por culpa del estrés que te da miedo que vaya a explotarte en el pecho.
6. Ni rastro de diversión en tu vida
El trabajador absorbido por su trabajo es un ser que ya no conoce lo que significa la diversión. Haces tantas cosas que, cuando las terminas, ves que es tardísimo y ya no te da tiempo ni para hacer planes con tu familia o amigos ni tampoco para divertirte por tu propia cuenta, ya sea leyendo un libro, viendo la televisión o jugando a videojuegos.
Tu vida se está volviendo aburrida. Todo es trabajar, trabajar y trabajar y dejas de lado aficiones y otras formas de ocio que son las que te dan vidilla. Estás trabajando demasiado cuando tu vida se convierte en unidimensional y plana, simple y tediosa.
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7. Tu tema de conversación es el trabajo
En directa relación con el punto anterior, como lo único que haces es trabajar y más trabajar ya no tienes absolutamente ningún tema del que hablar. Puede que te defiendas bastante bien en tu oficina contando un chiste a tu compañero sobre algo de algún informe o proyecto, pero ese humor laboral no tiene sentido fuera de tu puesto de trabajo. Para tus amigos, pareja, hijos y demás conocidos te has vuelto monotemático.
8. Sientes que no hay suficientes horas en el día
Ya sea porque tus jefes te han puesto demasiada carga de trabajo o porque simplemente te has organizado un poco mal, sientes que no hay suficientes horas en el día para acabar con tus obligaciones.
Las horas extras se han convertido en parte regular de tu trabajo y, pese a que deberías hablar con alguien para que te quite tanta carga laboral, que ya roza lo abusivo, prefieres seguir haciendo todo lo que te encargan, aunque te provoque estrés al ver que tardas más de lo que habías pensado.
9. Tu lista de tareas pendientes sigue creciendo
Independientemente de si eres una persona organizada o no, el hecho de aceptar todo lo que te encarguen en el trabajo hace que tu lista de tareas pendientes siga creciendo, lógicamente. Al comienzo de la jornada laboral todo se ve como asequible, como que todas las obligaciones y tareas que te estás comprometiendo a realizar las vas a poder hacer.
Luego van pasando las horas y descubres que es humanamente imposible acabar todo lo de tu lista de tareas pendientes en un día, así que dejas algo para el día siguiente. El problema viene que te volverán a poner tareas, tanto obligatorias como extras, haciendo que el montón de tareas que ya era grande antes ahora lo sea todavía más. Si esto no te hace ver que trabajas demasiado no sé muy bien lo que te lo hará ver...
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10. Sientes que nunca te pondrás al día
Por último, como señal de que estás trabajando demasiado es que sientes que nunca te pondrás al día, a pesar de que le dedicas muchas horas extras a tu empleo, sacrificas parte de tu descanso, estás estresado/a y notas como haces muchas cosas cada día.
Añadido a todos los puntos anteriores, este puede ser la gota que colme el vaso y que te haga entender que necesitas un descanso o, incluso, pedirle a tu jefe que baje el ritmo y nos encargue menos trabajo. Incluso puede que necesites urgentemente unas vacaciones, porque no solo es que tengas demasiado trabajo sino que si no recuperas fuerzas difícilmente te vas a poner al día.