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¿Qué significa el color azul en Psicología?


Si observamos la Tierra desde el espacio, resulta muy sencillo adivinar por qué también es llamado el planeta azul.

Se trata obviamente de la elevada presencia de mares y océanos en nuestro, ocupando estos tres cuartas partes del mundo. Pero si lo vemos azul no es por agua en sí, sino por cómo nuestros ojos perciben la refracción y la absorción de luz.

El color ha tenido grandes implicaciones a nivel simbólico desde la antigüedad, y hoy en día es conocido incluso a nivel científico que la percepción de un color concreto puede tener efectos a nivel psíquico tanto en nosotros como en otros seres. ¿Qué significa el color azul en Psicología? Vamos a descubrirlo a lo largo de este artículo.

¿Qué es este color?

El color azul es uno de los colores primarios que el ser humano es capaz de percibir, y uno de los que uno de los tres tipos de conos de los que disponemos en en nuestro ojo es capaz de detectar directamente. Es importante tener en cuenta que el color no es una entidad o propiedad per se de la luz, sino un efecto de la percepción de la refracción de ésta en los objetos. Así, las cosas no son azules sino que las percibimos azules.

Concretamente, podríamos considerar que el color azul es la percepción a través de la visión del reflejo de la luz con una longitud de onda de entre 460 y 482 nm, incluyendo en realidad una amplia gama de tonalidades en función de cuánto se mezcla con los otros colores básicos.

¿Qué significa el color azul en Psicología?

El color azul tiene y ha tenido siempre un gran efecto sobre la psique humana, en gran medida por el simbolismo y la asociación del color con elementos que percibimos de dicho color y que nos generan experiencias emocionales concretas. Concretamente, el color azúl suele vincularse al agua en casi todas sus formas, especialmente a mares y océanos, así como a la lluvia. También destaca su asociación con el color del cielo.

Estas asociaciones son, de hecho, las que suelen darle su significado tanto en lo positivo como en lo negativo. Generalmente suele tener una simbología más inocente y pura el azul claro (azul cielo, como la mañana o el agua en calma) mientras que el azul oscuro se relaciona más a la madurez y a la dureza (más típico de tormentas, oleaje y atardecer).

Dichos efectos y su posible aplicación práctica son estudiados en lo que se viene a conocer como psicología del color. Dentro de esta, se ha observado que el azul suele vincularse a la introspección, a la timidez y a la tolerancia, pero probablemente su vinculación más conocida es con la idea de serenidad y calma. Se trata de uno de los colores más relacionados con la tranquilidad y el control de la situación, así como con la paz, el entendimiento y la protección. También se vincula al cuidado de los demás y a la confianza y credibilidad. Tonos más claros son frecuentemente asociados a la inocencia y a la generosidad, mientras que los más oscuras se relacionan con la inteligencia, el poder y el saber estar.

Asimismo, el azul suele hallarse vinculado a la estabilidad mental y emocional, así como a la razón (también a la inteligencia) y a un modo de afrontar la realidad racional. Se ha observado que la contemplación del azul favorece el control y la profundización en la respiración, así como que ayuda en procesos de meditación. También parece favorecer la creatividad y la cordialidad, así como al entendimiento entre personas.

Otros significados

Otros conceptos que una gran parte del mundo simboliza con este color son libertad, lealtad, armonía, fidelidad, seriedad y verdad. El color azul se asocia también a la fuerza y a la autoridad, a la energía física, a la inteligencia y al deporte. Asimismo, tradicionalmente se ha asociado a la masculinidad, a la modernidad y desarrollo tecnológico.

Por otra parte y al igual que el resto de colores, el azul también puede tener connotaciones negativas o que hagan más difícil el día a día. Por ejemplo, tal y como se ha dicho se asocia a la capacidad de introspección y de control. Pero ello también lo vincula con llevar estos al exceso: especialmente las coloraciones oscuras se asocian al comportamiento hipercontrolado y a la falta de espontaneidad. También se asocia al egocentrismo y el distanciamiento, así como a la ocultación y a no revelar la propia identidad o las propias debilidades.

No es raro que el color azul pueda identificar a personas rígidas y conservadoras, melancólicas y emocionales. En el ámbito del estado del ánimo es habitual pues que exista vinculación entre el azul y la tristeza o la depresión, así como a la pasividad.

Utilidades prácticas

El conocimiento de estos efectos en la psique humana puede tener una gran utilidad, dado que puede emplearse para favorecer estados emocionales concretos y contribuir a mejorar el estado de ánimo y la salud mental.

Por ejemplo, junto con el blanco suele ser utilizado en hospitales (especialmente en las áreas dedicadas a los niños), escuelas y centros de meditación, yoga y en la práctica de actividades de relajación. Es habitual que también aparezca en las zonas comunes y de descanso de oficinas y despachos de distintos tipos de profesionales. En el deporte es bastante habitual. También se emplea en dormitorios, donde se vincula a una mayor percepción de tranquilidad y facilita el sueño. También en cocina, donde facilita que se coma menos.

De una forma menos inocente y más interesada, también suele emplearse en el mundo de la publicidad y el marketing por estos mismos motivos. Muchas marcas lo emplean debido a su vinculación con la credibilidad, la verdad y el poder, así como por su asociación con el liderazgo. Del mismo modo y debido a lo anterior, también es habitual su uso en diferentes tonalidades en distintos eventos políticos y campañas electorales.

El azul en otras culturas

Hasta ahora hemos comentado el papel y valor del color azul desde el punto de vista de la psicología occidental. Sin embargo hay que tener en cuenta que el azul puede adquirir diferentes matices en función de la cultura en la que estemos.

Este color recibe una consideración importante en gran parte de las religiones. Ejemplos de ello son Egipto o la India, en que se considera sagrado hasta el punto de que en la religión hindú el dios Krishna (una de las principales y más importantes deidades de su panteón, símbolo de amor y cuidado aunque también de severidad) tiene la piel de dicho color. El judaísmo suelen vincularlo a la santidad, así como el cristianismo (por ejemplo, los ropajes de la Virgen suelen representarse azules).

En países musulmanes el azul es considerado un color vinculado a la protección al ser el color del cielo, así como al poder económico. Pueblos indígenas de sudamérica suelen vincularlo con lo espiritual y lo sagrado, siendo parte del ropaje de algunos de sus dioses más importantes.

En China se vincula con la curación y la armonía, pudiendo simbolizar la madera y siendo considerado un color de buena fortuna. Sin embargo a veces el azul es mal visto y se asocia con la pornografía e incluso con el mal. De hecho, antiguamente las personas con ojos azules eran mal vistos en dicho país, siendo considerados antinaturales. En Corea su significado se relaciona con la muerte, siendo de hecho el color del luto. En Europa del Este suele vincularse a la inmortalidad. En Bélgica, al contrario que en la mayoría del mundo en que se vincula a lo masculino, se asocia a las niñas.