El impacto psicológico de las mascarillas
Nuestras vidas han cambiado de una manera rápida y drástica. Como sociedad nos hemos enfrentado a una situación a la que no estábamos previamente preparados. Estamos inmersos en estos momentos en una "nueva normalidad" en la que entre otros grandes cambios se encuentra el uso de la mascarilla... ¿cómo nos está afectando?
En PsicoAlmería estamos observando muchos cambios a nivel cognitivo y conductual, tanto cambios individuales como en los nuevos patrones de la sociedad.
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¿Cómo nos afecta psicológicamente el nuevo hábito de llevar mascarilla?
Centrándonos inicialmente en el individuo, uno de los cambios más importantes experimentados ha sido el rechazo inicial a la mascarilla.
Como individuos con creencias arraigadas de sentirnos libres y con poder de decisión y libertad, la obligatoriedad de la nueva medida del uso de la mascarilla se enmarca como incongruente con nuestro sistema de creencias, por lo que nuestra respuesta es el rechazo a pesar de ser una medida que nos proteja.
No es un caso aislado, ya que ha ocurrido en nuestra historia con otras medidas impuestas, como por ejemplo la ley antitabaco o los puntos en el carné de conducir. Estas medidas, aunque inicialmente han producido críticas y rechazos por una parte de la sociedad, tras un periodo de habituación nos parecen normales, formando parte de nuestras vidas.
Movimiento Negacionista y Sesgos Cognitivos
Por suerte, la mayor parte de la población está siendo responsable con esta medida del uso de la mascarilla y otras medidas relacionadas para la prevención de contagios por COVID-19. Sin embargo, una pequeña parte de nuestra sociedad está generando un nuevo movimiento negacionista en contra del uso de estas medidas. ¿Cómo lo explica la psicología?
Estamos detectando importantes sesgos cognitivos. A nivel individual, por ejemplo, puede ocurrir que tengamos una personalidad en la que no nos guste parecer débiles y el uso de la mascarilla nos haga pensar que parecemos vulnerables y con miedo a contagiarnos, evitando su uso inicial.
Otro error que estamos cometiendo es el sesgo de resultado: “no me he contagiado y no he llevado mascarilla, ¿por qué usarla?”, creyendo por tanto que no nos vamos a contagiar en el futuro y no cambiando nuestros hábitos.
Pero seguramente los efectos psicológicos más peligrosos y que mejor explican los movimientos negacionistas actuales son el efecto de Bandwagon o efecto de arrastre, en el que hacemos y creemos en algo por el simple hecho de que otros de mi entorno o grupo lo hacen. Este efecto está relacionado con el pensamiento en grupo o comportamiento gregario; necesitamos sentirnos incluidos en nuestro grupo social, por lo que es fácil creer y actuar como mi entorno más cercano, o con el que me identifico. Esta tendencia psicológica se produce de manera proporcional en función de cuántas personas ya la tengan, reflejándose en la actualidad en los movimientos negaciones en contra del uso de las mascarillas o falseando la enfermedad del COVID-19.
Por último, otro efecto psicológico importante es el sesgo cognitivo de subestimar el peligro, en el que creemos que no nos vamos contagiar o que la enfermedad (en caso de contagiarnos) será leve sin llegar a tener complicaciones, creyendo erróneamente que esa mala suerte le ocurre a otros, como otras graves enfermedades existentes de baja probabilidad de incidencia.
Cambios Cognitivos Conductuales
Tras varios meses del uso de esta prenda, la mascarilla, nos hemos ido amoldando a nuevos patrones de comportamiento. Uno de los más importantes y posiblemente el que más nos está costando de modificar, es nuestra forma social de saludarnos, siendo costumbre los "dos besos" o el buen apretón de manos y la sonrisa, entre otros saludos similares de contacto.
Como consecuencia nos sentimos más "fríos y distantes", pudiendo ocasionar facilmente cambios en la personalidad y el autoconcepto, y en el peor de los casos ser un detonante o un mal predictor en algunos trastornos psicológicos.
Por otra parte, con el uso de la mascarilla se hace evidente la importancia de la conducta no verbal y de las expresiones en los rostros. En las comunicaciones verbales nos apoyamos mucho en los gestos de las otras personas, como una sonrisa, que nos hace ir reconduciendo nuestra forma de hablar y comunicarnos. Con la mascarilla, hemos perdido esa parte social, comunicacional y de empatizar.
Otro hecho importante es que hemos experimentado un aumento de personas que no oyen bien y que desconocian ese déficit por el simple hecho de que se apoyaban con la lectura complementaria de labios en sus comunicaciones.
Algo positivo del uso de las mascarillas es la hipótesis de que nos hace parecer más guapos. Además de que podemos llevarlas personalizadas, el tener casi la mitad del rostro cubierto obligamos a nuestro cerebro a reinterpretar la parte que falta en los rostros que vemos. Siguiendo el concepto de terminación modal, nuestro cerebro reinterpreta lo que falta de la forma más simétrica posible y más favorecedora.
Algunos consejos finales
Es muy importante que las mascarillas que utilicemos estén homologadas para que sean seguras y eficaces; esta protección podemos conseguirla también con mascarillas higiénicas de tela con filtros incorporados y reutilizables, cuidando además del medio ambiente.
Las mascarillas serán seguras si están certificadas y han pasado todas las pruebas exigidas de laboratorio.
Por último, esta época está siendo difícil, y por desgracia no todos pueden afrontarla de la mejor manera. Si experimentas ansiedad o dificultades, en PsicoAlmería encontrarás ayuda profesional especializada (online y presencial).