Charles Henry Turner: biografía de este célebre zoólogo estadounidense
La zoología moderna no podría entenderse sin las aportaciones de autores como Charles Henry Turner. Este investigador es una de las principales referentes del estudio de los animales tal y como lo conocemos en la actualidad, habiéndose especializado en el ámbito de los insectos.
Mediante esta biografía de Charles H. Turner podremos hacer un recorrido por su vida para conocer cómo fue su formación, cuáles fueron los sucesos más importantes a los que se enfrentó y cuáles fueron las principales contribuciones que hizo en su campo de conocimiento científico.
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Breve biografía de Charles H. Turner
Charles Henry Turner nació en el año 1867 en la ciudad de Cincinnati, estado de Ohio, en los Estados Unidos. Hacía tan solo dos años que la guerra de Secesión había finalizado, por lo que la infancia de Turner se desarrolló en un escenario de posguerra. Su madre, Addie Campbell, era enfermera, mientras que su padre, Thomas Turner, trabajaba en la iglesia local, como custodio.
La escolarización de Charles H. Turner tuvo lugar en la Woodard High School, impartiendo además el discurso de cierre de su promoción. Desde ahí continuó su formación en la Universidad de Cincinnati, logrando licenciarse en Biología en el año 1891. Su tesis, acerca del desarrollo neuroanatómico del cerebro en aves, fue tan importante, que le valió publicar un artículo en la revista Science, una de las más prestigiosas, siendo la primera persona afroamericana que lograba tal honor.
Trabajó un tiempo en el laboratorio de esa misma universidad y después inició el doctorado en Denison, pero no pudo finalizarlo porque el programa se canceló. Se trasladó entonces a la Universidad de Clark, ya como catedrático, para comenzar su vida como docente. En esta institución llegaría a presidir el departamento de ciencias.
Durante este tiempo, además, Charles H. Turner conoció a la que sería su primera esposa, Lillian Porter Turner, que lamentablemente fallecería poco después, en 1895.
Tras su paso por esta universidad, decidió encaminar su carrera como docente en la educación secundaria, trasladándose para ello a Cleveland, en Tennessee, donde fue elegido para dirigir el College Hill High School. Sin embargo, esta etapa fue breve, pues al poco tiempo dejó ese trabajo para poder obtener una cátedra de Química y Biología en Haines y a la vez continuar con el doctorado que había tenido que aplazar anteriormente.
Fue en el año 1906 cuando logró completar el doctorado, con calificación magna cum laude. Era la primera persona afroamericana en obtener esta titulación en la Universidad de Chicago, por lo que su trayectoria continuaba siendo la de todo un pionero. Justo después se casó con su segunda esposa, Lillian Porter Turner.
Después retomó su profesión como docente en la educación secundaria, ejerciendo en el Summer High School, lugar en el que continuaría trabajando hasta su retiro, en el año 1922. Se vio obligado a jubilarse anticipadamente debido a su precaria salud. Charles H. Turner falleció en el año 1923, a causa de una patología cardíaca. Su cuerpo descansa desde entonces en el cementerio de Lincoln, en la ciudad de Chicago.
Investigaciones de Charles H. Turner
La carrera de Charles H. Turner como investigador fue tremendamente prolífica. Llegó a publicar más de 70 artículos, la mayor parte de ellos relacionados con los invertebrados, su principal campo de estudio, como zoólogo. En ellos estudió el comportamiento de animales como las arañas, las avispas, las abejas o las hormigas, entre otros. Tres de esos artículos fueron publicados en la revista Science.
Gracias a los estudios realizados por Charles H. Turner, hoy en día se conocen datos tan interesantes como que las cucarachas aprenden a través de un sistema de ensayo y error, que los insectos tienen la capacidad de escuchar y discernir entre diferentes tonos de sonido o que las abejas tienen la facultad de distinguir colores y formas a través de sus ojos.
Lo más meritorio es que la mayoría de estas investigaciones realizadas por Charles H. Turner fueron llevadas a cabo de forma paralela a su trabajo como profesor de secundaria, sin tener por lo tanto recursos asignados para ello ni un laboratorio específico en el que poder realizar sus experimentos con un equipo de trabajo a cargo, colaborando con él en los estudios. La pregunta que cabe realizarse es hasta dónde habría podido llegar este investigador si hubiera contado con más recursos.
Sus trabajos fueron tan importantes que recibió el reconocimiento de diferentes instituciones. Son numerosas las escuelas estadounidenses, especialmente en Missouri, que han tomado el nombre de Charles H. Turner como tributo a la carrera de este zoólogo. Igualmente, la Universidad de Clark, en Atlanta, decidió bautizar uno de sus edificios como Tanner-Turner Hall, como recuerdo a uno de los mejores investigadores que recorrieron sus pasillos.
El autor Michal B. Ross, por su parte, decidió compilar los métodos de trabajo utilizados por Charles H. Turner en un volumen adaptado a los niños en el que se enseña a los más pequeños diferentes formas de observación del comportamiento de los insectos, acercando de esta manera la zoología y la etología a los más jóvenes, en un lenguaje apropiado y comprensible para ellos. El libro se titula "Bug Watching with Charles Henry Turner".
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La intencionalidad de los animales
Uno de los estudios más notables de Charles H. Turner fue el que trataba sobre el comportamiento de las serpientes. No en vano, fue uno de los que logró publicar a través de la revista Science, una muestra de la repercusión que tendría. Turner explica el caso concreto de la observación de una serpiente mientras intenta dar caza a un largarto y el tipo de decisiones que adopta para poder llevar a cabo su objetivo.
A través de este estudio, publicado hace ya más de 100 años, Turner descubrió la intencionalidad subyacente a la conducta de la serpiente, pues tras perseguir un rato a su presa, sin éxito, cambió de estrategia. En este caso, el lagarto se había refugiado en un árbol, y esperaba que la serpiente aguardase abajo. Sin embargo, la serpiente tomó la determinación de subir por otro árbol cercano para superar en altura al lagarto y atacar por la retaguardia.
Otros ejemplos de perspicacia animal los encontró por ejemplo en estudios con cucarachas, en los que debían resolver una prueba de laberinto. Charles H. Turner se dio cuenta de que las cucarachas más jóvenes resolvían el laberinto con mayor rapidez, pero las más mayores, aunque más lentas, eran más precisas a la hora de seleccionar el camino por el que debían avanzar.
Igualmente, estudió el caso de una avispa que cargaba con presas hasta su refugio y por el camino esquivaba una serie de obstáculos que se interponían en su camino. La explicación que Turner encontró a este comportamiento es que la avispa, deliberadamente, estaba eligiendo el camino que le permitía evitar todos esos obstáculos. De esta manera, el investigador tomaba una posición opuesta a la de Thorndike, autor coetáneo, cuya explicación es que dicha conducta se debía a un proceso de ensayo y error.
Charles apoyó esa tesis con otras investigaciones; por ejemplo, la de una hormiga que, estando atrapada en una superficie rodeada de agua, decidía emplear una serie de materiales a su alcance para formar una pasarela que le permitiese sobreponerse al foso que la rodeaba y así poder alcanzar tierra firme. Se trata de un problema complejo cuya solución requiere de un razonamiento que no explica la idea de prueba y error.
La idea de la intencionalidad en los animales, que demostraba una inteligencia subyacente, era realmente una idea revolucionaria para la época. Sin embargo, su trabajo no tuvo la repercusión que merecía en ese momento y tuvieron que pasar muchos años para que otros autores recogieran su legado y continuasen estas líneas de investigación.
Otros descubrimientos sobre zoología en los que Charles Henry Turner fue pionero fueron los que tenían que ver con las abejas y su capacidad de orientación mediante referencias. Este campo es habitualmente asignado a Nikolaas Tinbergen, en la década de los años 30, pero Turner ya había estudiado el fenómeno casi tres décadas antes. En este caso, se fijó en este tipo de conducta al observar a una abeja junto a un tapón de una botella, cerca de su panal.
Al mover el tapón, junto a un agujero artificial, la abeja decidió automáticamente buscar su nido en esa nueva zona, por lo que estaba dejando claro que era el tapón el elemento que estaba utilizando como referencia para regresar a su hogar, más allá de seguir un rastro de olor u otro tipo de mecanismos.
La lista de ejemplos podría seguir alargándose, pero con los ya mencionados podemos hacernos una idea del impresionante trabajo de Charles H. Turner y el tremendo legado que ha dejado hasta nuestros días en la zoología y otras disciplinas científicas, como la biología, la psicología o la etología.
Referencias bibliográficas:
- Dewsbury, D.A., Ludy, T. B., Wertheimer, M. (2014). Portraits of Pioneers in Psychology: Volume VI. Psychology Press.
- Galpayage, H.S., Chittka, L. (2020). Charles H. Turner, pioneer in animal cognition. Science.
- Turner, C.H. (1909). The behaviour of a snake. Science.
- Turner, C. H. (1892). A Few Characteristics of the Avian Brain. Science.