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La asistencia psicológica en la crisis emocional


Aunque es momentánea y de naturaleza pasajera, la crisis emocional suele dejar secuelas a su paso, tras lo cual es necesario implementar un plan de acción que pueda combatir el malestar ocasionado por el evento traumático.

Por lo anterior, es importante conocer l os elementos principales de un programa de asistencia psicológica para poder hacer frente a las crisis emocionales. En concreto, se vuelve prioritario identificar las características y objetivos que debe poseer una asistencia efectiva, los diferentes modelos asistenciales así como los niveles de intervención en crisis.

Características y objetivos de la intervención psicológica 

Es necesario saber que cualquier acción que esté enfocada en el tratamiento de alguna crisis emocional debe de cumplir con tres condiciones fundamentales: realizarse “in situ”, ser inmediata y crear confianza en el paciente:

Intervención "in situ"

La crisis emocional debe ser tratada allí donde se ha producido. Únicamente en casos muy especiales estará justificado el internamiento, pero siempre deberá llevarse a cabo en un hospital cercano a los familiares del afectado.

Inmediatez

Toda crisis debe de ser abordada en el momento que se produce. Durante la crisis emocional la persona afectada manifiesta una gran necesidad de ayuda y es más propensa a recibir toda atención para lograr un cambio. Toda crisis que se deja madurar dificulta el proceso de intervención entorpeciendo la búsqueda de una solución positiva. Es necesario mencionar que no se puede abordar un problema con tres meses de retraso en relación con el momento en el que se produjo.

Crear confianza

El paciente debe tener claro desde el principio que el objetivo de la intervención no es otro que mejorar su calidad de vida.

Los objetivos en la actuación ante la crisis emocional

Si la intervención para el tratamiento de crisis cumple con los criterios anteriores, las posibilidades de éxito suben mucho. Es momento de señalar los objetivos que se persiguen al implementar el plan de acción; los más significativos son estos:

  • Evitar que el episodio de crisis se vuelva crónico y, de manera consecuente, prevenir la requisición de tratamientos más costosos además de traumatizantes. 
  • Restablecer el equilibrio emocional. Se pretende lograr, al menos, el nivel de salud mental previo a la crisis emocional. Es necesario recalcar que lo que no se tuvo (equilibrio emocional) no se pudo perder, y consecuentemente, no se puede recuperar. 
  • Alivio inmediato de la angustia experimentada a través de la verbalización de sentimientos o actitudes irracionales del paciente. De esta forma, es posible neutralizar la angustia generada y posibilitar el cambio. 
  • Orientar al sujeto en desventaja social sobre los posibles recursos sociales e institucionales a los que puede recurrir si se encuentra en estado de abandono.

Modelos asistenciales para la intervención en crisis

El ser humano es un ente bio-psico-social, por lo que sus necesidades están inclinadas hacia alguna de esas áreas y, por lo tanto, la crisis originada puede tener su epicentro en torno a la dimensión biológica, psicológica o social. Por lo anterior, siempre será necesario definir qué área del paciente es la que necesita atención.

Por ejemplo: en un intento de suicidio por intoxicación farmacológica, en primer lugar será necesario conocer la repercusión biológica o somática del evento presentado (necesidad o no de lavado gástrico, etc.), posteriormente se realizará un análisis acerca de los elementos y/o esquemas psicológicos del individuo (emociones, motivaciones, etc.) y por último se tomará en cuenta la influencia laboral o familiar que puede tener esa conducta suicida.

Así, la crisis emocional puede ser tratada desde diferentes perspectivas o modelos, que pueden ser resumidos en un triple abordaje: intervención dirigida al conflicto, a la persona en su totalidad o al sistema.

1. Modelo orientado al conflicto

Sugiere que la ayuda brindada debe ser inmediata y dirigida de manera fundamental al conflicto en sí mismo; mediante éste abordaje se evitarán las referencias a elementos inconscientes, tomando en cuenta únicamente el “aquí y ahora” además de las posibles vías de solución a la “problemática actual” que ha provocado la crisis: intoxicaciónpor fármacos en un intento de suicidio, abandono del hogar, ruptura sentimental, etc.

2. Modelo orientado a la persona

En la intervención será prioridad los aspectos más cognitivos del afectado: motivaciones, repercusión emocional del acontecimiento, vinculaciones con el suceso, etc. En aquella crisis que tenga predominio en la dimensión biológica no se dejará de lado incidencia psicológica y social que toda enfermedad somática conlleva.

3. Modelo orientado al sistema (familia o pareja)

Se considera, entonces, a la familia (o a la pareja) como una unidad de salud y de enfermedad al mismo tiempo y, por lo tanto, es un elemento fundamental para el tratamiento del afectado.

Niveles de intervención psicológica

Independientemente del modelo de intervención que se esté utilizando con el paciente (ya sea enfocado al conflicto, a la totalidad del individuo o al sistema) y del área (biológica, psicológica o social) en la que se esté actuando, es posible distinguir tres niveles de ayuda diferentes para la crisis emocional:

Primer nivel de ayuda 

Prácticamente es el primer momento de la intervención; corresponde a la “fase de impacto” de la crisis. Dependiendo del contenido y causa del problema, será prioridad el aspecto psicológico, social o biológico.

Éste nivel también es llamado “primera ayuda psicológica” o “ayuda de emergencia”; se caracteriza por ser una intervención breve (desde unos minutos hasta algunas horas); el objetivo principal es la contención y también, brindar apoyo, reducir la mortalidad (evitar el suicidio) y vincular a la persona en crisis con los posibles recursos de ayuda externa disponibles.

La intervención de primer nivel se puede llevar a cabo en cualquier lugar (domicilio del paciente, centro de salud, albergue, calle, hospital, etc.) y por cualquier agente de ayuda (padres, maestros, trabajadores sociales, psicólogos, psiquiatras, etc.).

Este primer nivel de ayuda se puede llevar a cabo desde la farmacología (mediante ansiolíticos o antipsicóticos) o a través de una escucha activa, sin obviar la posibilidad de que el paciente pase una noche o una hospitalización de 24 horas.

Segundo nivel de ayuda 

Ésta etapa inicia cuando termina la ayuda de emergencia (primer nivel de ayuda). Ésta intervención no se limita únicamente a restaurar el equilibrio perdido por causa del impacto del suceso traumático; en éste nivel se prioriza aprovechar la vulnerabilidad de las estructuras emocionales del sujeto, sobre todo aquellas que acompañan a la crisis, para ayudar a establecer un equilibrio emocional a la vez que se crean otras estructuras psicológicas más funcionales.

La duración de ésta intervención es de varias semanas (10-12 semanas aprox.) y realizada por especialistas.

Tercer nivel de ayuda

Por lo general, los dos anteriores niveles de ayuda, son suficientes para conseguir que el individuo, poniendo en marcha sus propios recursos (psicológicos, sociales, etc.) pueda conseguir una mejoría psicológica. No obstante, a veces, puede ser necesario un tratamiento a largo plazo (psicoterapia en conjunción con tratamiento farmacológico) para reforzar los logros conseguidos e impedir posibles recaídas.