La técnica del sandwich: ¿la forma menos asertiva de hacer crítica?
La técnica del sandwich es una de las más famosas herramientas psicológicas, y de las más usadas.
No tienes más que poner el nombre en cualquier buscador de internet, y te saldrán miles y miles de resultados en blogs de psicología, inteligencia emocional, comunicación, ventas, marketing, etc. Ahora bien... ¿funciona de verdad?
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¿Qué es la técnica del sandwich?
La famosa técnica del sandwich se usa cuando queremos comunicar una crítica o pedir un cambio de comportamiento a alguien. Como no queremos que la otra persona se ofenda o se ponga a la defensiva, “envolvemos” el mensaje original en otras cosas buenas sobre la persona, antes y después del mensaje principal.
Por ejemplo:
Se ve que eres una persona muy comprometida con tu trabajo, pero creo que a veces te puedes poner un poco demasiado estricto con tus compañeros, y eso nos hace sentir agobiados; seguro que lo mejoras enseguida, pero eres un crack, y nos caes genial a todos.
Es una técnica fácil de explicar y sencilla de recordar, y una muy buena manera de ser más asertivos y mejorar nuestro don de gentes.
Desventajas al aplicarla a la comunicación
En muchos casos de terapia, es una técnica muy buena para personas que tienen especiales dificultades para decir “no” o marcar límites claros ante potenciales situaciones de abuso (en la familia, en el trabajo, en la pareja, etc).
Ahora bien, no todo es color de rosa con la famosa técnica del sandwich. En este artículo te cuento cómo en algunas ocasiones, la técnica del sandwich puede ser la peor forma de ser asertivos.
Fomenta el miedo a las críticas
Utilizar la técnica del sandwich implica que uno crea que su mensaje original es malo. ¿Las críticas son siempre negativas? Este es un supuesto básico de la técnica.
Como creo que hacer una crítica o una petición de cambio de conducta a otra persona es molesto o incluso agresivo de por sí, pienso que "necesito" camuflar mi mensaje original entre un montón de pan. ¿Las críticas sin el pan son siempre destructivas?
Desviar la atención de lo que realmente queremos decir. ¿Es eso asertividad?
He conocido a personas realmente obsesionadas con la técnica del sandwich, y puede ser muy agobiante tratar con ellas.
A casi todo le tienen que dar vueltas constantemente, siempre preocupados de las mil formas en que la otra persona se podría tomar a mal sus mensajes.
Uno puede terminar pensando demasiado, esforzándose por desviar la atención de su mensaje original, y encima haciendo perder el tiempo a ambas personas.
¿No es esto otra forma de la pasividad que se intenta evitar con el estilo de comunicación asertivo? Podemos evidenciar nuestra torpeza social latente si abusamos del sandwich.
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Miedo constante al rechazo
Obsesionarnos con utilizar siempre la técnica del sandwich también puede indicar que tenemos mucho miedo al posible rechazo por parte de la otra persona, y además preocuparnos mucho por ello.
¿Cómo empiezo? ¿Le digo que la ropa que lleva hoy le queda muy bien? ¿Pero y si parezco demasiado superficial? Mejor empiezo felicitándole por la presentación que hizo el mes pasado, que todavía nos acordamos, y luego ya le digo lo del despido, y termino con que nos ha encantado trabajar con él, pero que...
Lo cierto es que, poniendo tanto esfuerzo en la forma de “vestir” nuestro mensaje, podemos ser percibidos igualmente como artificiales, superficiales, falsos. También puede indicar la creencia de que si la otra persona se ofende, es responsabilidad del emisor.
La verdad es que, a menudo, por mucho azúcar que le pongamos a algo, es asunto de la otra persona el recibir el mensaje con madurez y cabeza fría. Y que por muchas capas de pan y almohadas que pongamos, la otra persona se puede ofender y enfadarse igualmente.
Simplemente, no depende de nosotros cómo la otra persona se tome las cosas. Ese es su propio proceso.
La gente no es de cristal
Otro supuesto básico de la técnica es que a la gente siempre le sientan mal las sugerencias de mejora, y que para ser un buen comunicador o una persona muy asertiva, tenemos que endulzarlo todo.
Lo cierto es que se pueden hacer críticas constructivas desde el respeto, desde el principio, sin "tanto pan", y diciendo las cosas de manera directa.
Por supuesto, dependiendo del contexto y de la historia que tengamos con esa persona, será muy útil “ablandar” el terreno y poner de nuestra parte para que la otra persona no se ponga a la defensiva (si es un tema especialmente sensible).
Ahora bien, no es obligatorio. Es más, a veces nos van a agradecer mucho el haber "ido al grano". Insisto, se pueden hacer críticas directas de manera muy respetuosa, sin necesidad de envolverlo todo en plástico de burbujas.
A veces, simplemente, la técnica del sandwich no es necesaria para tener una conversación entre dos personas adultas, que saben que no tienen porqué tomarse ciertas críticas como ataques personales.
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