Árbol de valores: qué es y cómo se utiliza esta técnica de educación
El árbol de valores es una actividad principalmente empleada para inculcar principios de vida. Se usa generalmente en una población infantil, pero dependiendo del caso, y con algunos ajustes, podría ser útil también en adultos.
En el siguiente artículo vamos a revisar todo lo referente a esta técnica, cuál es la manera principal de emplearla, y los contextos en los cuales se podría emplear para motivar a las personas.
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¿Qué es el árbol de valores y cuál es su finalidad?
El árbol de valores es un recurso de educación y de autoconocimiento que está diseñado para que las personas sean capaces de descubrir lo que es realmente importante en sus vidas, es decir, para que hagan un proceso de autodescubrimiento y se den cuenta de qué valores definen su manera de ser.
Consiste en una estrategia de mapeado de ideas y de prioridades vitales. Es decir, ayuda a que seamos capaces de ordenar y organizar los conceptos que representan todo aquello que nos importa y que sirve como guía para nuestras acciones y proyectos a largo plazo. Por ello, el árbol de valores es uno de los materiales que pueden usar psicólogos y educadores para ayudar a las personas a decidir a qué se van a dedicar, qué van a estudiar, etc. Hace uso de nuestra predisposición a entender rápidamente estructuras relativamente complejas a través de la vía de procesamieto visual.
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¿Cómo hacer un árbol de valores?
En primer lugar, se presenta a los participantes una serie de valores fácilmente reconocibles por ellos, con la intención de que sean capaces de seleccionarlos y de explicar por ellos mismos de qué se trata el valor que han seleccionado.
De esta manera, se les brinda la posibilidad de reconocer qué es realmente importante para ellos, y el facilitador tiene la oportunidad de ampliar el conocimiento previo que tenga el participante sobre el valor que haya seleccionado.
Lo habitual es que los valores sean explicados mediante ejemplos, historias, y cuentos y demás recursos similares; para que los participantes, que por lo general son niños, se sientan más motivados a involucrarse en dicho conocimiento, y a practicarlo en su vida cotidiana.
Los valores que se trabajan con mayor frecuencia son los siguientes: la responsabilidad, el respeto por los otros, la puntualidad, el ser ordenado, la perseverancia, la empatía, el autocontrol, la colaboración con los otros, y la no violencia.
A pesar de que contiene muchos conceptos, esta actividad es fácilmente moldeable y se puede emplear para enseñar cualquier valor que se considere relevante, dependiendo del marco en el que sea aplicada la dinámica. No todas las personas tienen las mismas necesidades, y esta actividad se adapta fácilmente a los requerimientos de los participantes.
¿Cómo funciona esta técnica?
A pesar de que la técnica se puede practicar de diversas maneras, según sea la conveniencia del facilitador, siempre debe constar de tres partes fundamentales para que pueda estar bien aplicada. Vamos a ver cuáles son.
1. Exposición de conductas
En esta primera parte el facilitador procede a mostrar a los participantes el abanico de valores disponibles, en base a una serie de conductas. Es decir, no se les da una explicación directa de cada valor, sino que se les muestra una situación en la que se vea involucrado cada uno de los valores a trabajar.
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2. Identificación del valor
En segundo lugar, después de que hayan escuchado los relatos del facilitador referentes a cada uno de los valores a trabajar, los participantes deben encargarse de identificar claramente cuál ha sido el valor protagonista en cada uno de los relatos y ejemplos dados por el instructor.
Por lo general, se hace de forma conjunta, entre varios de los participantes. Dependiendo de cuál sea el tamaño del grupo de trabajo, incluso se podrían hacer pequeños grupos donde compitan entre ellos por acertar más valores de manera correcta.
3. Clasificación visual
Por último, una vez que todos los participantes o grupos de participantes han expuesto cuáles son los valores detrás de cada historia, se procede a hacer la representación visual de dichos valores, la cual se hace en forma de árbol.
Esta última fase de la dinámica consiste en que los participantes deberán emplear sus recursos artísticos para dibujar un árbol, en el cual deberán verse todos los valores que se trabajaron previamente.
Normalmente los valores se encuentran representados por las hojas de los árboles, o entre la frondosidad del árbol. Deben ordenarse de manera jerárquica, donde los valores más importantes para el sujeto estén ubicados en la parte superior. Los valores que no son tan importantes irán hacia la parte de abajo del árbol.
A pesar de que esta parte de la dinámica también se puede hacer de manera conjunta, manteniendo los mismos grupos de las fases previas, es importante que el facilitador aclare que cada uno de los participantes debe realizar su propio árbol.
Resultados esperados
Los resultados que se esperan tras aplicar esta actividad tienen que ver con que los jóvenes generen un código de valores a nivel personal, que les permita sentirse cómodos aplicando estos principios en su vida diaria. El árbol de valores es una técnica que ayuda en gran medida a establecer un adecuado desarrollo moral en los infantes.
En el caso de los adultos, es recomendable aplicar esta técnica para mostrarles los beneficios de que comenzarán a tener desde el momento en que comiencen a implementar estos valores en su cotidianidad.
Por lo general, el árbol de valores se emplea en población adulta cuando son sujetos que están participando en algún tipo de rehabilitación, independientemente de cual sea el caso, o también para los que están en proceso de ser reinsertados a la sociedad.