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¿Cómo se trata el síndrome de Peter Pan en psicoterapia?


El proceso de adaptación a las etapas de la vida es uno de los fenómenos psicológicos más complejos. No en vano, crecer y madurar psicológicamente es mucho más que mejorar en ciertas habilidades y desarrollar otras nuevas; es también hacer nuestros los roles que la sociedad en la que vivimos reserva para las personas de determinadas franjas de edad… y esto, a veces, resulta todo un reto.

En ciertos casos, la persona se resiste a aceptar esa clase de patrones de comportamiento que se esperan de alguien de su edad, y decide hacer uso solo por aquellos que le permiten acceder a fuentes de satisfacción a corto plazo, pero sin asumir los que conllevan un cierto nivel de esfuerzo y dedicación extra. Cuando esto ocurre en personas de edad adulta, surge lo que se conoce como el síndrome de Peter Pan, y en este artículo veremos cómo se aborda en terapia psicológica.

¿Qué es el síndrome de Peter Pan?

A pesar del nombre que recibe, el síndrome de Peter Pan no es una psicopatología ni forma parte de un cuadro clínico, algo que sí ocurre con ciertas enfermedades como la esquizofrenia.

Es, básicamente, un conjunto de patrones de comportamiento que, en el contexto de vida de la mayoría de las personas adultas, resulta problemático y causa malestar a la persona que lo interioriza y/o a las personas de su entorno. En concreto, consiste en la tendencia a rechazar cualquier rol que implique asumir responsabilidades y adoptar compromisos, siendo una persona adulta.

De ahí que muchas veces se entienda que las personas que han desarrollado esta predisposición se han quedado ancladas en un estilo de comportamiento propio de los niños y las niñas, al querer vivir en sociedad y contar con la protección que les ofrece su círculo social cercano, pero sin tener que invertir esfuerzo en cultivar esas relaciones y en hacer posible una buena convivencia.

Esa referencia a Peter Pan es una manera de vincular este fenómeno con la idea de un niño que no quiere crecer ni entrar en los sistemas de roles de la vida adulta, perteneciendo para siempre en el país de “Nunca Jamás”, como pasa con el protagonista de la obra de teatro de James Matthew Barrie (o su adaptación cinematográfica de Disney).

Así pues, las personas en las que se cumplen las características típicas del síndrome de Peter Pan tienden a vivir una vida centrada en la búsqueda de apoyo emocional y material por parte de los demás, y la satisfacción de sus metas a corto y medio plazo, adoptando por lo demás una actitud pasiva ante todo lo que ocurre a su alrededor.

Algunas de las señales distintivas del síndrome de Peter Pan son las siguientes.

  • Temor al compromiso (ya sea compromiso formalizado o no formal)
  • Frustración cuando las personas en las que busca protección no le dan todo lo que espera de ellas.
  • Sus referentes de comportamiento son casi siempre adolescentes o adultos jóvenes.
  • Muestran una clara tendencia al egocentrismo, aunque sean capaces de sentir amor y de empatizar.
  • Se les da muy mal cultivar sus amistades.
  • Su estilo de vida se basa en la improvisación.

Hay que tener en cuenta que ciertos trastornos psicológicos pueden expresarse a través de síntomas que es posible confundir con el síndrome de Peter Pan, y que el diagnóstico solo puede ser realizado por profesionales de la salud mental. En todo caso, estas ideas que hemos visto os dan una visión general y resumida del problema.

Tratamiento del síndrome de Peter Pan

¿Cómo se interviene en el síndrome de Peter Pan en psicoterapia?

Aunque la terapia psicológica siempre es aplicada teniendo en cuenta las particularidades de cada paciente y adaptando las técnicas a sus necesidades, por lo general, destacan las siguientes formas de intervención ante el síndrome de Peter Pan.

1. Ejercicios de autoconocimiento

Se aplican varios ejercicios para ayudar a la persona a conocerse mejor, a comprender el modo en el que suele experimentar las emociones, y a descubrir la verdadera fuente de su malestar, identificándola en su pasado y en su presente.

2. Entrenamiento en las habilidades de secuenciación de tareas y gestión del tiempo

Muchas veces, las personas con síndrome de Peter Pan se comportan así porque se sienten muy intimidadas ante la perspectiva de llevar a cabo todas las tareas asociadas a la vida adulta, y no se ven capaces de ello a pesar de que realmente tienen la capacidad para vivir de manera autónoma.

Por eso, en terapia se les enseña de qué son capaces, mostrándoles maneras de gestionar bien el tiempo y de hacer que la realización de las tareas no solo resulte fluida, sino que incluso sea una fuente de motivación y satisfacción con uno mismo.

3. Identificación de las necesidades de los demás

En psicoterapia también se ayuda a estas personas a salir de esa mentalidad marcada por el egocentrismo, haciendo más probable que les vengan a la mente ideas relacionadas con el estado mental de los demás. Una vez esto ocurre, en la mayoría de los casos la preocupación por el bienestar de estas personas surge de manera espontánea.

4. Mejora de la autoestima

Se guía a estas personas a través de este proceso de maduración psicológica, permitiéndoles ser conscientes de sus avances para poder valorarlos e incorporarlos a su autoestima. De este modo, pasan a confiar mucho más en su capacidad para vivir como personas adultas.

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