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Personas emocionalmente dependientes: sus 8 características


Las personas emocionalmente dependientes son un ejemplo de hasta qué punto algunos individuos son capaces de unir sus vidas a la de otros. Y es que aunque en apariencia todos parezcamos libres, encadenarnos a las decisiones de otros puede llegar a ser habitual; en algunos casos, hasta extremos claramente dañinos.

En este artículo repasaremos las características que definen a las personas emocionalmente dependientes, y los hábitos y señales que indican la presencia de este patrón de pensamiento y conducta.

Las personas emocionalmente dependientes: ¿cómo son?

En teoría todos los seres humanos somos únicos, irrepetibles y con una personalidad constante; sin embargo, eso no significa que nuestra manera de pensar, sentir y de actuar no se vea influida hasta lo más hondo por nuestra interacción con los demás.

En la mayoría de los casos, la influencia que un individuo tiene sobre otra persona es limitada, llegando en ocasiones a ser algo más profunda debido a la persuasión. Sin embargo, algunas personas son más propensas a desarrollar vínculos emocionales de dependencia hacia otros. En este caso, sus acciones se mezclan totalmente con los actos de esa otra persona.

¿Cómo reconocer estas señales que indican que estamos ante una persona emocionalmente dependientes? Las principales son las que puedes leer a continuación.

1. Sentimientos de inferioridad y baja autoestima

Esta es una constante en las personas emocionalmente dependientes. Son crueles consigo mismas, tienen una autoimagen muy maltratada y su estilo de atribución de causas a lo que les ocurre les lleva a culparse a sí mismas cuando pasa algo malo y atribuirlo todo a la suerte o a laos demás cuando les pasa algo bueno.

Así pues, esta baja autoestima hace que sea natural buscar la protección y la guía de alguna figura de autoridad, alguien que pueda velar por uno y llevar a buen puerto su vida.

2. Actitud dubitativa

Las personas emocionalmente dependientes dudan constantemente, y sus acciones están marcadas por la indecisión. El motivo no es simplemente una falta de asertividad (se puede ser asertivo teniendo claro qué es lo que uno quiere) sino que, simplemente, no se cree en el propio criterio para marcarse objetivos.

En el contexto de las relaciones de pareja o de amistas, por ejemplo, esto significa que se adopta un rol pasivo y se actúa solo cuando la otra persona ha indicado claramente las líneas a seguir.

3. Sentimiento de culpa

Esta característica también es explicada por las dos anteriores, y consiste en la facilidad con la que las personas emocionalmente dependientes asumen que lo malo que ocurre a su alrededor es su culpa. Por ejemplo, si su pareja se siente frustrada porque no ha conseguido uno de sus objetivos laborales del día, creen que no le han dado el apoyo suficiente.

Esta característica hace que con facilidad asuman como normales situaciones de maltrato dirigido contra ellas, ya que se culpabilizan de la ira que da paso a la violencia.

4. Creencia en el amor romántico

En las sociedades occidentales, las personas emocionalmente dependientes creen intensamente en el amor romántico, ya que expresa el vínculo de dependencia definitivo entre dos personas. A la práctica, eso significa que la otra persona tiene un poder claro sobre ellas, ya que el reto de seguir junto a ellas a pesar de que incumplan sus compromisos es en sí un aliciente.

5. Altruismo sin límites

Este tipo de persona también se caracteriza por invertir lo que haga falta en los vínculos emocionales que ya ha creado. Por eso, tienden a sacrificarse una y otra vez por otras personas, incluso aunque no sea recíproco (algo que es habitual). Esto no lo hace de manera libre, fruto de la reflexión, sino de manera sistemática, y como reacción al miedo que produce romper el contacto con esa persona.

De algún modo, las relaciones personales de la persona dependiente emocional la hipotecan, haciendo que sea menos libre en el futuro.

6. El miedo a la soledad

La soledad es algo aterrador para las personas emocionalmente dependientes, y por eso lo apuestan todo a la carta de estar unidas a alguien. Esto lo hacen mediante grandes sacrificios con tal de ser aceptadas y, en general, para ser relevantes para alguien. El resultado es nefasto, porque tienen un motivo para estar constantemente negando su autonomía y acatando las demandas de los demás.

7. Sumisión

Otra de las características fundamentales de este perfil psicológico es la sumisión y el carácter complaciente. Temen la idea de agotar la paciencia de aquél al que los individuos con los que se vinculan emocionalmente, y tratan de satisfacer todas las demandas; a veces, incluso necesidades que no han sido expresadas.

8. Dificultad para percibir la manipulación

Las personas emocionalmente dependientes caen en la manipulación con frecuencia a causa de las características mencionadas antes. En esas situaciones, no reconocen que están siendo manipulada, ya que eso les haría caer en la disonancia cognitiva: la idea de que la otra persona se aproveche de la situación choca con la creencia de que mantener esa relación es beneficioso.