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Psicología criminal: ¿cómo es la mente del asesino en serie?


Quizá por la alarma que genera, por su crudeza o el desafío intelectual que su estudio exige, los asesinatos en serie han sido desde la aparición de la Psiquiatría Forense uno de los principales fundamentos del estudio del criminal.

Hasta hoy no se ha podido establecer de manera definitiva cuál es el perfil psico-clínico que delimita al asesino en serie de un ciudadano normal.

Psicología del asesino en serie, psicología criminal

Se sabe que los antecedentes psicológicos del perfil de un asesino en serie es el de un niño humillado, maltratado y violentado. En la mitad de los casos ha sufrido la ausencia paterna y considera a su madre como un peligro del que es preciso protegerse.

Investigaciones

Así y todo, en un reciente descubrimiento presentado en el New England Journal of Medicine se constatan las diferencias anatómicas entre los asesinos en serie y las personas corrientes. En el asesino en serie se aprecia un lóbulo frontal de mayor tamaño y por ello más funcional, característica que les confiere mayor agresividad y menor empatía que la media.

En el lóbulo frontal residen la conducta, la estrategia, la memoria de trabajo y la capacidad de planificación. Se podría afirmar que es la parte más “humana” de nuestro cerebro. Su hipertrofia indica una alta agresividad y, a su vez, un aumento en la capacidad de estrategia así como una baja capacidad de empatía que puede desembocar en cierto riesgo de sadismo.

La neuroquímica del asesino en serie

Según el Dr. Reid Meloy, otra característica diferencial entre los asesinos en serie y el resto de la población es un nivel anormalmente alto de manganeso, hierro y cobre, tal que tiene un impacto directo sobre la disminución de dopamina y serotonina, que son sustancias relajantes que disminuyen los niveles de testosterona (hormona que provoca no solo la agresividad desmedida sino la necesidad de dominio), de tal manera que el individuo sufre una alteración conductual que le empele al acto criminal en un intento desesperado por imponer su superioridad respecto a sus semejantes.

Lamentablemente, incluso con el avance de este descubrimiento, que nos permite aproximarnos un poco más a la mente del asesino en serie referencial, estos hallazgos clínicos no nos permiten todavía poder predecir o prevenir la pulsión sádica de estos sujetos.

Es preciso descifrar la combinación exacta de factores que conlleva a esta conducta criminal. ¿La ciencia tiene respuesta a este reto? Sin duda, posiblemente en pocos años se hallará la respuesta.

Descubriendo la vida y las mentes de algunos asesinos en serie

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