Cómo gustarle a un hombre, en 4 claves psicológicas
A lo largo de la historia, las diferencias entre hombres y mujeres han sido exageradas. El hecho de que cada sexo tuviese asignados unos roles de género muy diferentes ha hecho que durante siglos se diese por supuesto que todo aquello en lo que difieren “la dama y el caballero” es producto de las diferencias biológicas innatas.
Sin embargo, hay ciertas conductas en las que sí hay diferencias muy estables entre hombres y mujeres: aquellas que durante milenios han estado asociadas a la reproducción. Es cierto que hoy en día ni los romances ni las relaciones íntimas son indesligables del nacimiento de nuevas generaciones, pero el hecho de que durante millones de años sí haya sido así, ha dejado marcas en nuestro cuerpo y en algunas predisposiciones basadas en nuestros genes.
En este artículo veremos algunas claves para entender cómo gustarle a un hombre heterosexual. Se trata de actitudes y acciones que se ha visto que son útiles, a lo largo de varias culturas y sociedades, para llamar la atención de los varones. Sin embargo, hay que señalar que se trata de tendencias estadísticas, y cada caso es único. Dicho de otro modo, no son métodos infalibles, pero sí permiten reducir las posibilidades de que aparezca el rechazo.
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¿Cómo gustar a un hombre? La actitud es la clave
Está claro que hay muchos aspectos relacionados con los aspectos de la apariencia física que ayudan a atraer. Sin embargo, no es menos cierto que un buen porcentaje del éxito que se puede llegar a tener a la hora de seducir tiene que ver con la actitud que adoptamos frente a los demás. En los siguientes apartados veremos que, en muchos aspectos, tener claro esto es la clave.
1. Si eres feliz, muéstralo
Es así de simple. Muchas mujeres creen que para atraer a un hombre es necesario mantener una actitud seria o incluso altiva, reprimiendo la propia felicidad, pero esto no es cierto. Si no expresar la alegría ya es una mala idea de por sí, tampoco tiene sentido cuando lo que se quiere es seducir a un hombre heterosexual.
Por ejemplo, en una investigación cuyos resultados fueron publicados en el año 2011, se comprobó que los varones consideraban los rostros femeninos considerablemente más atractivos cuando estos sonreían de manera genuina. Este fenómeno, en cambio, no estaba presente cuando las mujeres heterosexuales debían puntuar el atractivo de rostros masculinos.
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2. Exprésate
Otro de los mitos acerca de los roles tradicionales de la mujer es que esta debe adoptar un rol pasivo y más bien discreto. Esta idea, además de resultar discriminadora, ni siquiera se corresponde con aquello que los hombres consideran atractivo. Por ejemplo, en un estudio se comprobó que las mujeres que gesticulaban más al expresarse, y que ocupaban un mayor “espacio vital” a causa de sus movimientos, resultaban más seductoras.
En definitiva, unas buenas dosis de asertividad no solo son útiles en el sentido de que ayudan a que quien las usa sea autoafirme y tenga una mayor capacidad de defender sus intereses; además, esto resulta valorado positivamente en cuanto a su potencial seductor.
3. Saca provecho del color rojo
Varios estudios señalan que el color rojo sirve para seducir, especialmente en el caso de que se quiera llamar la atención de hombres heterosexuales. Esto podría tener que ver con el hecho de que asociamos el color rojo a las experiencias vívidas y a las pasiones. Así pues, algo tan simple como utilizar este color para vestir puede ayudar a, al menos, llamar la atención y hacer que aumenten las posibilidades de seducir. Pero, sin embargo, también se sabe que el hecho de vestir de rojo también influye inconscientemente en cómo actuamos. Puede que esta sea la clave.
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3. ¿Buscas trucos de belleza? No ocultes las curvas
Hay muchos trucos de belleza asociados a la capacidad de atraer hombres. Sin embargo, la gran mayoría de ellos son específicos de ciertas sociedades y culturas. Por ejemplo, el estereotipo de mujer esbelta y atractiva funciona en Occidente, pero no funciona en ciertas sociedades agrícolas, en las que los varones tienden a preferir compañeras de constitución más robusta. Del mismo modo, en los países occidentales el pelo largo y los ojos azules también son mejor valorados, pero esto no es algo que se cumpla en muchos otros lugares.
Sin embargo, hay una característica que parece ser muy estable independientemente del tipo de sociedad que tomemos como referencia: la relación entre el tamaño de la cintura y el tamaño de las caderas o, tal y como se lo suele llamar en el mundo anglosajón que domina esta clase de investigaciones, la waist-hip ratio. En concreto, se estima que una waist-hip ratio ideal desde el punto de vista de los hombres heterosexuales es de 0,7 o un poco inferior, dividiendo el perímetro de la cintura entre el perímetro de la cadera.
Esto significa que la voluptuosidad de la cadera, que muchas mujeres ocultan a causa de los complejos usando un vestuario que disimula las curvas, es de hecho un arma que pueden utilizar en la seducción. La imposición de la delgadez extrema no tiene que ver con parecerse a la mayoría de mujeres ni con atraer realmente a más hombres, sino con otras lógicas totalmente diferentes basadas en el marketing.