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​¿Qué te atreverías a hacer si no tuvieses miedo?


La falta de confianza, el miedo al fracaso y las dudas sobre uno mismo son sensaciones que nos asaltan en diferentes momentos de nuestra vida, impidiéndonos dar lo mejor de nosotros mismos.

¿Por qué surgen? ¿Podemos hacer algo para superarlos? Y más importante: ¿qué seríamos capaces de hacer si no tuviéramos miedo?

La pérdida de confianza

Muchos son los motivos que pueden fomentar la inseguridad en las personas, haciendo que pierdan la confianza en sí mismas y en sus habilidades. No obstante, cinco de ellos suelen ser más frecuentes. Las describimos a continuación.

1. Expectativas demasiado elevadas

El perfeccionismo, como cualquier otra cualidad humana, es adecuado en su justa medida. Si bien es bueno intentar incrementar nuestros logros y mejorarnos como personas, quedar satisfechos con nuestros resultados nunca puede suponer un problema.

2. Juzgarse a uno mismo con excesiva severidad

Muchas personas tienen una tendencia a juzgar y criticar, encontrar lo negativo y hacer malas predicciones sobre las capacidades propias. Por ello, en ocasiones pueden llegar a autoconvencerse de que no son lo suficientemente buenas en lo que hacen, o de que carecen de las cualidades necesarias para alcanzar dicha competencia.

3. Preocuparse por el miedo

Todo el mundo tiene miedos y temores. No obstante, esto no resulta un problema. Dar una excesiva importancia a nuestros miedos o preocuparnos desmesuradamente al respecto sí puede, sin embargo, limitar nuestra vida.

4. Falta de experiencia

La escasa práctica en un ámbito determinado reduce la probabilidad de sentirnos tranquilos en el momento de llevarla a cabo. Si no tenemos confianza en nuestras habilidades y capacidades sentiremos un fuerte temor a realizar una determinada actividad.

5. Falta de habilidades

Como resulta intuitivo, no es natural sentir confianza a la hora de hacer algo a menos que nos consideremos buenos al respecto.

Cómo mejorar la seguridad en uno mismo

Si bien nuestras habilidades y experiencias previas forjan el "colchón de la confianza", serán nuestras acciones (a pesar de resultarnos poco fiables) las que poco a poco nos ofrezcan tranquilidad y certeza en nuestra competencia. ¿Qué seríamos capaces de hacer si no sintiéramos miedo a fracasar?

El formador en Terapia de Aceptación y Compromiso Russ Harris desvela cuatro pasos en el ciclo de la confianza para conseguir su consolidación:

1. Practicar las habilidades

A nadar se aprende nadando. A pescar, pescando. No importa conocer la teoría, para conseguir destreza en un ámbito hemos de practicarlo. Si uno evita las situaciones que le suponen un desafío, nunca va a ser capaz de probar ni mejorar sus propias habilidades.

2. Aplicarlas con eficacia

Para conseguir desarrollarnos adecuadamente en lo que estamos haciendo necesitamos ser capaces de centrarnos en ello, lo que en psicología es denominado atención plena. Si nos quedamos atrapados en nuestros pensamientos o sentimientos no nos involucraremos por completo en la tarea, por lo que perderemos eficacia en la misma y nuestros resultados empeorarán.

3. Valorar los resultados

La tendencia humana al perfeccionismo nos lleva a querer hacerlo todo pronto y bien. El auto-examen sin críticas y la auto-motivación comprensiva son el modo adecuado de realizar una retroalimentación.

4. Introducir los cambios necesarios

Modificar las acciones que nos conducen a errores, en función de los resultados obtenidos, nos ayuda mejorar nuestros resultados, incrementando de este modo nuestro rendimiento.

Reglas básicas de la confianza

La brecha de la confianza es el lugar donde uno queda atrapado cuando el miedo se interpone en el transcurso de nuestros sueños y ambiciones. ¿Es entonces el miedo malo?

Es frecuente escuchar que se trata de una señal de debilidad que reduce nuestro rendimiento en aquello que emprendemos. No obstante, no es cierto. La confianza no consiste en la ausencia de miedo, sino en una relación distinta con éste. Tal y como apunta Eleanor Roosevelt: "Ganamos fuerza, valor y confianza en cada experiencia en la que nos decidimos a mirar al miedo de frente. El peligro está en rechazar hacerle frente, en no atreverse".

Y es que, tal y como sostiene la primera regla de confianza de Harris, los actos de confianza van primero, los sentimientos después. Si queremos crecer y desarrollarnos como seres humanos tenemos que arriesgarnos fuera de nuestro territorio familiar (conocido como zona de confort) y adentrarnos en lo desconocido.

A pesar de lo que podamos pensar, no debemos esperar a sentirnos confiados para actuar, o podremos esperar toda la vida. ¿Y tú? ¿Qué te atreverías a hacer si no tuvieses miedo?

Referencias bibliográficas:

  • Harris, R. (2012). Cuestión de confianza. Del miedo a la libertad. Santander: Sal Terrae.