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Ansiedad post COVID: cómo eliminar rituales de limpieza


Aunque para muchas personas dejar atrás ciertas restricciones y medidas de protección ante el coronavirus representa un alivio, para otras puede llegar a ser una fuente de malestar.

Por muy paradójico que parezca, retirar normas de este tipo puede revelar la presencia de problemas psicológicos asociados a la ansiedad y el miedo a los contagios, como por ejemplo las dificultades para desprendernos de las rutinas de limpieza y desinfección planteadas hace meses para prevenir los contagios al tocar superficies.

Comprendiendo la ansiedad post-COVID

La ansiedad post-COVID tiene que ver con el modo en el que nos adaptamos a una realidad en la que ya no tiene sentido adoptar ciertas medidas de prevención de los contagios, ya sea porque ha disminuido la presencia del virus en nuestra región o porque parte de esas acciones y regulaciones han demostrado ser poco eficaces y suponen un esfuerzo inútil.

Y es que a muchas personas les cuesta “dejar ir” determinadas rutinas de auto-cuidado y protección ante el coronavirus, hasta el punto de que aunque desde un punto de vista intelectual saben que no pasa nada si dejan de realizar algunas acciones de prevención, al pasar a la práctica sienten que algo va mal, que han pasado a ser muy vulnerables a la enfermedad. Se trata de un fenómeno irracional que parece no atender a la lógica, algo muy característico de los trastornos de ansiedad en general (por ejemplo, se ve claramente en las fobias).

Así pues, la ansiedad post-COVID tiene que ver con lo complicado que puede llegar a ser dejar de asociar determinadas acciones con la evitación de una fuente de angustia o miedo: a fuerza de reforzar este solapamiento entre conceptos a lo largo de los meses, ese vínculo llega a ser tan fuerte que romper con él a un nivel emocional cuesta mucho. Y en este sentido, desprenderse de las rutinas de limpieza y desinfección que han formado parte de nuestro día a día durante bastante tiempo se hace cuesta arriba.

¿Cómo surgen los problemas por rituales de limpieza?

Ya hemos empezado a ver cuál es el mecanismo psicológico que está detrás de esos rituales de protección ante el coronavirus; centrémonos ahora en el caso de los rituales de limpieza.

Hace un tiempo, el hábito de lavarse muy bien las manos y desinfectar las compras realizadas durante la jornada representaba un modo de minimizar el riesgo de transmisión del coronavirus. Sin embargo, para algunas personas era, además, otra cosa. En concreto, estas rutinas se transformaron en una manera de interponer una defensa psicológica entre uno mismo y el miedo a enfermar o transmitir la enfermedad a seres queridos.

El hecho objetivo de limpiarse las manos y rociar con spray o pasar toallitas desinfectantes por ciertos objetos pasaba de ser una medida racional para combatir la pandemia a ser un ritual, una acción con una fuerte carga emocional que servía como referencia para distinguir entre las situaciones de seguridad relativa y aquellas de peligro.

A fuera de pensar una y otra vez en la importancia de realizar esas acciones de limpieza y de incorporarlas en las rutinas diarias, estas pasaron a fusionarse con los conceptos de “seguridad” y “protección” que algunas personas mantienen en sus esquemas de pensamiento, es decir, esos mapas de ideas y creencias desde los que interpretan la realidad. Por eso, a fuerza de ir consolidando esa fusión, que llegue el fin de esas recomendaciones y normativas no significa que ese vínculo entre acciones y conceptos se deshaga en el momento: a veces es necesario pasar por un proceso de readaptación a la normalidad.

Salvando las distancias, esta clase de problemas tienen características en común con psicopatologías como el trastorno por estrés postraumático y el Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Aunque ambas son mucho más severas que lo que podamos entender por ansiedad post-COVID y requieren siempre de tratamiento psicológico, en estas alteraciones vemos cómo hay ciertas inercias emocionales que no atienden a razones, y que llevan a la persona a adoptar ciertas estrategias de gestión de la angustia y el estrés que pueden llegar a ser disfuncionales y a “seguir alimentando” el problema.

Rituales de limpieza

¿Qué hacer para dejar atrás este círculo vicioso?

Estos son algunos consejos que por norma general suelen ayudar a romper con estas dinámicas causadas por la ansiedad (aunque la mejor manera de ponerles remedio, y la más eficaz, consiste en acudir al psicólogo y obtener un trato personalizado y adaptado).

1. Identifica las rutinas problemáticas

Al principio, limítate a monitorizar tus rutinas y detecta aquellas que, en concreto, demuestran que no estás gestionando bien la ansiedad post-COVID. De ese modo tendrás claro cuáles son los frentes en los que debes realizar avances.

Céntrate en este objetivo durante el primer par de días para asegurarte de que lo cumples.

2. Plantéate metas sencillas que supongan pequeñas victorias

No intentes abarcarlo todo al combatir la ansiedad. Limítate a proponerte una pequeña meta tras otra, realizando avances simples y modestos pero que se vayan sucediendo constantemente, sin dar pasos atrás. Por ejemplo, fíjate como objetivo reducir en varios segundos el tiempo que dedicas a lavarte las manos si sueles hacerlo sin haber salido de casa, tan solo por haber tocado una superficie de tu hogar de la cual “sospechas”.

3. Dirige tu atención hacia nuevos estímulos

En vez e intentar “bloquear” esos pensamientos de inseguridad que te hacen sentir ansiedad, limítate a aceptar que estarán en tu mente durante un rato y dirige tu atención hacia otros estímulos más agradables.

4. En caso de necesidad, acude a terapia

Si nada funciona, no te preocupes, eso no significa que ese malestar vaya a permanecer en tu vida para siempre. Tan solo busca ayuda profesional yendo a psicoterapia, de modo que dispongas de un programa de intervención ante la ansiedad que tenga en cuenta tus características y tu modo de vida específico.

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Mi nombre es Javier Ares Arranz y soy Psicólogo General Sanitario experto en problemas emocionales y vinculados a la ansiedad, así como en terapia de pareja.

Mi manera de trabajar se fundamenta en la terapia cognitivo-conductual combinada con recursos terapéuticos como el Mindfulness y las técnicas de relajación, elementos que permiten que las personas ganen fluidez en la modulación de sus emociones y de sus patrones de comportamiento en el día a día. Pregúntame sin compromiso acerca de mis servicios de terapia online por videollamada.