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Esclavismo: qué es y cuáles eran sus características


El esclavismo fue un sistema económico en el que se usaba como modo de producción la mano de obra forzada, es decir, los esclavos. Este sistema, pese a que hoy en día se cree extinto, fue muy común en muchas culturas y, de hecho, fue la base para que pudieran funcionar.

A continuación veremos cómo se originó, en qué consiste, cómo vivían y eran comercializados los esclavos, además de hablar sobre la decadencia de este sistema y si hoy en día sigue existiendo.

¿Qué es el esclavismo?

El esclavismo, también llamado modo de producción esclavista, es el sistema de producción económica cuyo pilar fundamental es la mano de obra no remunerada, es decir, los esclavos.

Estas personas eran hombres, mujeres y niños, a los que se les obligaba a trabajar, recibiendo únicamente a cambio lo justo para subsistir, y sin tener garantías de que fueran a vivir a largo plazo. Su condición jurídica era la de propiedades de su amo, como quien tiene cabras y vacas en la granja, y podían ser comprados como cualquier objeto.

Pese a que hoy en día nos pueda parecer un sistema injusto y opresor, que lo es, a lo largo de la historia el esclavismo ha sido el pilar fundamental de todo tipo de culturas. Civilizaciones como, por ejemplo, las antiguas Roma, Grecia y Egipto, las culturas precolombinas como la inca y la maya y, también, los países musulmanes se fundamentaron, en algún momento de su historia, en un sistema de producción esclavista.

Orígenes

Los orígenes del esclavismo se pueden encontrar en la prehistoria, siendo considerado uno de los primeros sistemas económicos de la humanidad.

Cuando los humanos prehistóricos desarrollaron la agricultura, allá por el 10.000 a.C., las comunidades primitivas fueron cambiando, dejando de ser nómadas y pasando a construir poblados sedentarios. Estos poblados explotaban la tierra cercana y, al tener más alimento, fueron incrementando su población, a la vez que se iban desintegrando y formando nuevos poblados.

Si bien la idea de propiedad privada era muy poco común entre los antiguos cazadores-recolectores, al pasar a culturas agrónomas empezó a formarse claramente la idea de la propiedad individual. Los granjeros tenían sus tierras, sus cultivos y sus animales. Con la llegada de la agricultura, básicamente, se pasó de una cultura en la que la caza y lo recolectado era compartido a una en la que cada individuo o familia era responsable de su producción y teniendo derecho a consumir lo que hubieran producido.

Estas comunidades, ya fuera por disputas territoriales o por necesidad de obtener más bienes, acabaron haciendo guerras entre ellos. Como resultado de estos conflictos, los poblados perdedores eran saqueados y sus supervivientes hechos prisioneros. Estos prisioneros acababan trabajando en las tierras de las tribus vencedoras, obligándoles a ser la mano de obra bajo la amenaza de muerte o tortura. De esta forma se obtuvieron los primeros esclavos de la historia.

Sin embargo, los grandes sistemas esclavistas fueron de la mano de grandes civilizaciones como Egipto, Grecia y Roma. De hecho, el modo de producción esclavista fue el componente esencial en la formación económica y social de las civilizaciones clásicas mediterráneas, configurándolas tal y como las conocemos hoy en día. La esclavitud en Grecia y Roma se llevó de forma masiva, casi comparable con cómo se fabrican bienes en las modernas sociedades industriales.

¿Cómo vivía el esclavo?

Los esclavos eran trabajadores no asalariados, desprovistos de cualquier derecho, tratados como animales o, simplemente, como objetos. La inmensa mayoría de ellos vivían en condiciones infrahumanas.

No podían tener ningún tipo de propiedad, dado que ellos eran una propiedad en sí. Además, no podían expresar su opinión ni quejarse de cómo se les trataba. Vivir tampoco era un derecho para ellos, dado que era el amo quien decidía si quería que viviera o no su propiedad, y matarlos no implicaba ningún tipo de remordimiento. En caso de que una esclava se quedara embarazada, el bebé podría ser vendido en el mercado de esclavos. Es decir, tampoco podían formar una familia por su cuenta, dado que el tener hijos era decisión del amo.

Las pocas cosas que tenían, como trapos con los que vestirse, una pésima alimentación y vivienda precaria eran cosas que sus amos les habían permitido tener. Para poder continuar teniendo estas cosas estaban obligados a trabajar día y noche, teniendo lo justo para subsistir y sin poder irse a ningún lugar de forma libre.

Como propiedades que eran, si una persona libre mataba al esclavo de un amo debía indemnizarle con el valor correspondiente, pero no recibía las mismas consecuencias legales que hubiera recibido de haber matado a un ciudadano libre. A ojos de la legalidad de los diferentes estados que se han fundamentado en el esclavismo, matar a un esclavo no es lo mismo que matar a una persona considerada "normal".

Pese a que quien tenía la última palabra sobre su vida era el amo, sí que se ha dado casos de esclavos que han obtenido la libertad, no sin antes pagar un importante precio por ella. Si el amo así lo permitía, su esclavo podía ganar la condición de hombre libre, es decir, liberto, pero debía pagar el precio para compensar que su amo lo perdiera como mano de obra. Pagar la indemnización igual al valor de su libertad era extremadamente caro, especialmente si tenemos en cuenta que, de normal, los esclavos no ganaban ningún salario.

¿Cómo se comerciaban los esclavos?

Los esclavos eran, habitualmente, personas quienes habían sido libres en algún momento de su vida pero se les había privado de su libertad. También podía darse el caso de que hubieran nacido en el seno de una familia de esclavos y hubieran heredado esta condición.

La forma de conseguir esclavos a lo largo de la historia ha seguido los mismos patrones. En la mayoría de los casos, los esclavos lo eran porque, tras una guerra, un pueblo había ganado por encima del otro y los supervivientes eran hechos prisioneros y forzados a trabajar. En otras ocasiones, como fue con la colonización europea de África y América, había un importante negocio detrás de esclavismo.

Los europeos se iban a África a pillar desprevenidos a personas de raza negra, los encadenaban, los subían a un barco y los llevaban o a Europa o a las colonias americanas. Las condiciones en las que viajaban eran infrahumanas y muchos de ellos morían durante el trayecto. Sin embargo, y pese a que los esclavistas perdían mercancía, poco parecía que les pudiera importar dado que, a ojos de los negreros europeos, África era un continente muy rico en esta mercancía.

Al llegar a puerto, los esclavos eran subastados en las plazas públicas. Esto no fue exclusivo de la Europa posterior al descubrimiento de América, dado que vender esclavos en el mercado de abastos era también una práctica bien arraigada entre los romanos. Allí, los compradores, propietarios de latifundios y talleres, seleccionaban a los individuos que les parecieran más fuertes y sanos.

Decadencia del esclavismo

Realmente, el esclavismo ha tenido sus altibajos a lo largo de la historia y, de hecho, ha habido períodos en los que estaba prohibido sucedidos por épocas en las que el sistema de producción esclava era una necesidad imperiosa.

En Occidente la primera decadencia del esclavismo la tenemos tras la caida del Imperio Romano. Ya desde antes, la expansión del Cristianismo y la creación de la Iglesia Católica había supuesto grandes cambios en la mentalidad de los romanos, quienes antaño habían visto del esclavismo algo extremadamente necesario para que la sociedad siguiera funcionando.

El cristianismo fomentó reformas en el derecho romano, haciendo que la idea de la esclavitud se viera como algo totalmente contrario a los designios de Dios. Es por esto que con la llegada de la Edad Media la esclavitud queda, aparentemente, abolida. No obstante, ésta, lejos de quedar erradicada se transforma en un nuevo sistema de opresión, característico del feudalismo: la servidumbre.

Los campesinos que no tenían prácticamente nada para vivir se iban a las tierras de los señores feudales para poder vivir en ellas a cambio de trabajar y pagarle tributos. El señor feudal, en tanto que era propietario de las tierras era, también, quien podía exigir a sus nuevos inquilinos ofrecerle todo tipo de servicios.

Las condiciones de los siervos de la gleba eran infrahumanas, como la de los esclavos. Sin embargo, y pese no ser personas libres, tenían reconocidos ciertos derechos, como el poder casarse, el derecho a la vida siempre y cuando no cometieran delitos, además de poder explotar y almacenar parte de los frutos de su trabajo. Se trataba, pues, de gentes que estaban a medio camino entre los esclavos, vistos como objetos, y los ciudadanos plenamente libres.

Superada la Edad Media con el (re)descubrimiento de América, el esclavismo reemergió en Europa, con más fuerza y brutalidad que nunca. Varios países, como España, Portugal, Francia y, de forma especialmente cruel y desalmada, Inglaterra, se elaboró todo el sistema esclavista característico del comercio negrero. De hecho, fue este comercio esclavista el que sentó las bases para la configuración étnica de varios países americanos, como Estados Unidos, Cuba, República Dominicana, Haití y Brasil.

La decadencia definitiva de la esclavitud empezaría a darse en el siglo XVIII y, en el siglo XIX, esta práctica sería plenamente abolida en Occidente o, al menos, legalmente. El motivo de que europeos y colonos americanos optaran por reconocer que los esclavos eran seres humanos y tenían derecho a ser libres fue gracias a la Ilustración francesa, la cual sentaría las bases de las revoluciones burguesas. Estas revoluciones iniciarían toda una serie de cambios en cuanto a la ganancia de derechos del hombre, que se consolidarían en los modernos derechos humanos.

Cabe decir, igualmente, que la esclavitud se siguió practicando después de ser abolida, especialmente en situaciones de guerra. En Europa, durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania usó como esclavos a los prisioneros de sus campos de concentración, mientras que la Unión Soviética lo hizo con sus prisioneros en los “gulags”. Estados Unido tampoco fue un gran ejemplo, dado que uso a prisioneros japoneses de la misma manera que lo había hecho con los negros apenas un siglo antes.

Estatus actual del esclavismo

Hoy en día, ningún país del mundo se llamaría a sí mismo estado con un sistema de producción esclavista. Existen tratados internacionales abiertamente en contra de la esclavitud e, incluso, existe el día contra la esclavitud, establecido el 2 de diciembre de cada año como el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud.

Pese todo esto, no son pocos los países en los que se explota de forma infrahumana a los estamentos más bajos de la sociedad. El trabajo esclavo infantil de varias compañías textiles, la producción en masa en Asia, la explotación sexual y la trata humana son negocios modernos que reúnen características propias de un sistema de producción esclavista.

Así pues, pese a que ya no es legal privar a alguien de su libertad, hoy en día se sigue haciendo, al menos en el mercado negro. Con todo esto, de la misma manera que Occidente abolió de forma clara y tajante la esclavitud, solo queda esperar que se consiga erradicar en todos los niveles de todas las sociedades del planeta.

Referencias bibliográficas:

  • Bales, K. (2004). New slavery: a reference handbook. ABC-CLIO. pp. 15–18. ISBN 978-1-85109-815-6.
  • Anderson, P. (1979). Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo. Madrid: Siglo XXI. ISBN 84-323-0355-0.
  • Gallego, J. A. (2005). La esclavitud en la América española, Encuentro. pp. 19.