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El papel de la Psicología en el proceso hacia la muerte


Innegablemente, en muchos de los campos donde participa el profesional de la psicología, se producen fenómenos relacionados con procesos de pérdida. Cuando la pérdida adquiere carácter irreversible, como en casos de fallecimiento, el psicólogo tiene como objetivo saber responder a las demandas emocionales consecuentes del entorno. Son muchos los ámbitos donde se producen este tipo de fenómenos.

Por ejemplo, un psicólogo especializado en atención gerontológica se expondrá a la muerte de personas mayores de forma continua y su deber es saber responder a las demandas de los familiares así como tener recursos para afrontar la propia muerte. Aún más evidente en unidades de oncología hospitalaria, atención en procesos de duelo o intervención psicológica en emergencias y desastres, entre otros. No obstante, ¿cuáles son las actitudes más frecuentes ante la muerte y el morir?

Cinco actitudes ante la muerte

Según Concepció Poch, en su libro La Mort (Editorial UOC, 2008), existen cinco formas “clásicas” de encararnos hacia el fenómeno de la muerte.

1. Negación

En primer lugar, la negación o la indiferencia, que consiste en esquivar al máximo la presencia de la muerte, incluso la reflexión sobre ella, viviendo como si no existiese. Esta actitud comúnmente extendida, de tratar la muerte como un tema tabú, es una práctica habitual en la cultura occidental.

2. Actitud desafiante

En segundo lugar, existen personas que se acercan a la muerte de forma omnipotente y desafiante, lo que coloquialmente significaría “jugarse la vida”. Vivimos como si no fuésemos a morir jamás y nos exponemos al fenómeno de forma consciente. El pensamiento común en este tipo de personas suele ser “a mí no me va a pasar”.

3. Angustia

En tercer lugar, el miedo y la angustia. Las personas que conectan desde esta actitud adquieren un estilo cognitivo pesimista y desesperanzado ante la vida y tienden a repetirse preguntas vinculadas con el carácter incierto de la parca: “¿Qué sentido tiene la vida y la muerte?” “¿Cómo y cuándo moriré?".

Como expresa Concepció Poch (2008), algunos psicólogos concretan el miedo a la muerte en vivencias muy humanas: lamentar no acabar proyectos, no aceptar el fin de la propia existencia temporal, el miedo a la enfermedad o morir con sufrimiento y dolor físico. También es cierto que la muerte da miedo porque no responde a ninguna de las incógnitas que plantea, ¿Qué habrá después? ¿Existe vida más allá de la muerte?

4. Liberación

Un cuarto acercamiento a la muerte sería desde un punto de vista de liberación o alivio. Liberar el cuerpo y la mente de una existencia dolorosa, dependiente o rutinaria es el horizonte que algunas personas anhelan conseguir. En ese sentido, suelen generarse controversias de opinión sobre los debates de la eutanasia o el suicidio, por ejemplo.

5. Aceptación

Quizás, el acercamiento o la actitud más sana es la del realismo y la aceptación. La actitud resignada y realista posee un carácter pragmático que acepta la muerte como una realidad radical y auténtica. En ese sentido, ser consciente del carácter finito del ser humano, no desde un punto de vista trágico, nos educa a valorar la vida y, sobretodo, los avatares negativos y los giros del destino que la muerte depara. La muerte nos está educando como principal agente de cambio de nuestras vidas. Según Raffaele Mantegazza (2006), para poder hablar en serio de muerte hace falta aprender a morir.

¿A cuántas personas conocemos que han cambiado de estilo de vida cuando han tenido una experiencia cercana a morir? ¿Por qué solemos esperar a la muerte para darnos cuenta de las cosas importantes de la vida? Como decía un compañero de facultad, “nos preparamos para todo menos para lo más importante”. Si, por ejemplo, la muerte de seres queridos irrumpe con frecuencia en la trayectoria vital…

¿Por qué no aprendemos a entender esos procesos? ¿Por qué no ponemos la voluntad de aceptar la muerte? ¿Por qué la seguimos negando y “esquivando”? El profesional de la psicología tiene una interesante parcela donde seguir desarrollando sus habilidades para ayudar a las personas… ¿A qué estamos esperando?