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Adolescentes y trastornos de conducta


Uno de los principales problemas psicológicos que presentan muchos adolescentes es el hecho de sufrir trastornos de conducta.

Por lo general, suelen aparecer más en los chicos que en las chicas, e impactan de forma muy significativa en diversas áreas de sus vidas: el rendimiento escolar baja, las relaciones familiares y sociales se ven perjudicadas, y por supuesto, los jóvenes sufren ante esta situación.

Los trastornos de conducta comienzan en la infancia

Es una creencia errónea que estos trastornos de los jóvenes nazcan durante la adolescencia. En esta etapa es cuando son ma´s evidentes porque se agudizan, pero desde la infancia el trastorno de conducta está ahí, en estado latente. A veces, los síntomas son tan graves que es muy difícil abordarlos. Para ello, lo mejor es contar con profesionales con experiencia en el campo.

A pesar de que esas conductas se producen y se pueden diagnosticar, no se conoce demasiado bien el origen de esta clase de alteraciones psicológicas. No obstante, sí se conocen algunos factores de riesgo, como ciertos tipos de personalidad y temperamento, los aspectos genéticos y los del ambiente en el que se cría y vive el joven, etc.

Desde siempre, los principales trastornos de conducta en adolescentes han sido los siguientes: TDAH (el trastorno por déficit de atención e hiperactividad), el TND (trastorno negativista desafiante) y el TC (trastorno de conducta o trastorno disocial). No obstante, el TDAH hace ya algún tiempo que se considera un trastorno del neurodesarrollo.

Adolescentes y trastornos de conducta: las variantes de este problema

Aunque, como hemos señalado, el TDAH se considera un trastorno del neurodesarrollo, lo vamos a incluir en esta clasificación, ya que afecta a muchos jóvenes e influye poderosamente en la conducta de los mismos. Veamos a continuación los tres que hemos mencionado antes.

1. TDAH

Este trastorno es neurobiológico, pues se produce por una falta de regulación en los neurotransmisores. Esto afecta al córtex prefrontal y al sistema límbico, y por eso se ha incluido en la lista de trastornos del neurodesarrollo. No obstante, suele traer a consulta a muchos jóvenes.

Una sintomatología típica del TDAH es la hiperactividad constante, incapacidad para mantener la atención durante mucho tiempo e impulsividad desmedida. Esto provoca que el joven no sea capaz de pensar antes de actuar. Igualmente, este trastorno de conducta también conlleva falta de autocontrol, de voluntad o la no tolerancia a sentirse frustrados.

2. TDN

El trastorno desafiante negativista es un patrón que dura al menos 6 meses. Durante este periodo, el joven experimenta un estado anímico marcado por la agresividad, la irritabilidad, así como por la desobediencia y un sentimiento de venganza. Este trastorno se puede reflejar en el comportamiento del adolescente no solo hacia su círculo más cercano.

Según el DSM-5, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el TDN conlleva riesgo de desarrollo de ansiedad y depresión graves.

3. TC o Trastorno conductal

Las consecuencias derivadas del TC o trastorno de conducta se plasman en un comportamiento que se repite en el joven, que le hace no respetar los derechos básicos de los demás, las convenciones sociales, las leyes o simplemente, las normas que imponen otros, como los padres. Además, suele llevar consigo un problema de adicción a las drogas.

Tratamiento de los trastornos de conducta en adolescentes

El diagnóstico de todos estos fenómenos psicológicos se basa en la evaluación del conjunto de síntomas por parte de un profesional. Hay que considerar que los niños y los adolescentes tienen más posibilidades de manifestar sintomatología propia de enfermedades mentales porque se identifican conductas alteradas y, por ello, ante el llamado mal comportamiento es importante analizar si existe una causa subyacente más profunda.

Fromm Bienestar

La única ocasión en la que se recomienda el tratamiento psicofarmacológico tiene que ver con los casos más difíciles y en aquellos en los que otro tratamiento del TDAH no haya funcionado. No obstante, en estos casos, se hace necesaria la evaluación e intervención de profesionales cualificados.

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