Be water, my friend: las 7 leyes para adaptarse a la vida
En muchos casos, gran parte del estrés, el miedo y la angustia que experimentamos en el día a día se debe, principalmente, al miedo al cambio.
Un día nos damos cuenta de que cada vez debemos aceptar más responsabilidades, notamos cómo las viejas amistades se marchan e incluso sentimos inseguridad al notar cómo nuestro propio cuerpo va evolucionando. Tanto el miedo a perder nuestra identidad y hábitos por el paso del tiempo como la incertidumbre que produce no tener la certeza de qué pasará en el futuro pueden amargarnos la vida.
Sin embargo, hay ciertas maneras de entender la existencia que nos protegen más contra este tipo de males. El lema "be water, my friend" que pronunció el mítico actor y artista marcial Bruce Lee en su última entrevista es justamente un ejemplo de cómo algunas filosofías abrazan totalmente la idea de que todo cambia, constantemente, y que eso es bueno y natural.
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Una filosofía de vida marcada por la aceptación del cambio
Si por algo se han caracterizado las culturas asiáticas como la china o la japonesa, es por aceptar el cambio. Mientras que en Occidente ha dominado una forma de entender las cosas que alimentaba la necesidad de que el ser humano dominase a la naturaleza y la modificase a voluntad, en gran parte del territorio de Oriente, hasta no hace tanto, las cosas se veían de un modo muy diferente: renunciar a la pretensión de domar el medio ambiente y fundirse con él, evolucionando tal y como lo hace el planeta.
Esta idea quedó insinuada en una interesantísima entrevista a Bruce Lee grabada en blanco y negro, que se hizo popular en el año 2007 cuando uno de sus fragmentos fue rescatado por un spot televisivo de BMW de la agencia publicitaria SCPF.
De hecho, la frase más recordada es justamente esa en la que se expresa, a través de una bonita metáfora, lo bueno de dejar de temer al cambio y convertirnos nosotros mismos en cambio: "Be water, my friend".
Be water, my friend: ¿qué significa?
Esta frase tan inspiradora no es simple fachada, detrás de ella hay una manera de entender las cosas que tiene a sus espaldas miles de años de tradición. Se trata de un principio filosófico llamado Wu Wei, que significa literalmente "No Acción" y que pertenece a una corriente de pensamiento originada en la antigua China llamada taoísmo.
La idea de no acción, como veremos, es radicalmente opuesta al modo en el que las personas pertenecientes a los países occidentales nos planteamos las cosas, ya que se basa en la idea de que la aceptación y la humildad es el mejor modo de vivir y de adaptarse al cambio constante que caracteriza a nuestro mundo.
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Las claves para adaptarse al cambio
La idea fundamental que rige filosofías como la del taoísmo, una de las más influyentes en la cultura china, es que todo fluye y que no debemos pretender blindarnos y permanecer estáticos. Se trata de una perspectiva muy útil a la hora de experimentar el paso del tiempo y de las experiencias, con todo lo que ello supone, y se puede resumir en 8 leyes:
1. Lo natural es el cambio
Aquello que siempre permanece igual solo existe en nuestra imaginación, no es algo real que defina el mundo en el que vivimos. Incluso los árboles más viejos terminan secándose y dando paso a nuevas formas de vida y a nuevos paisajes.
2. La realidad siempre va por delante de nuestras creencias
No hay una manera objetiva de interpretar lo que nos rodea, ya que el cambio siempre va por delante de nuestras ideas y conclusiones. Este hecho hace que la filosofía china alimente una posición intelectual basada en la humildad.
3. La destrucción es también creación
Todo fluye, y eso significa que incluso en los hechos más desastrosos hay semillas de oportunidad. El taoismo expresaba una idea parecida a través de un concepto muy famoso: el Yin y el Yang.
4. Nuestro cambio es el cambio del mundo
No somos seres separados del resto del mundo; y todos los procesos que tienen lugar a nuestro alrededor hacen que evolucionemos en uno u otro sentido.
5. No pienses en esencias
La idea de que todo y todos tienen una esencia es contraproducente, porque solo nos lleva a crear etiquetas y conceptos rígidos que no explican una realidad cambiante inmune a las prisiones intelectuales que suponen estas categorías rígidas.
Esta máxima es especialmente importante en los últimos tiempos, caracterizados por la evolución rápida de las formas de vida a causa de los avances tecnológicos y de la globalización. En la era en la que Internet y la impresión 3D lo está cambiando todo a pocos años de su creación, resulta absurdo pretender que todo siga igual, como si eso fuese lo esperable.
6. Vive en el presente
Querer construir la propia vida a partir de los recuerdos y las ideas fijas sobre la identidad solo genera frustración, porque, como hemos visto, lo natural es la fluidez, el cambio. La realidad nunca responde a las presiones de los conceptos muy delimitados; quien era tímido y discreto ayer, hoy podría estar negándose a sí mismo mañana al creer ciegamente en esa identidad que ha caducado.
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7. No te preocupes por las formas de quien eres, ya las modela la naturaleza
Actuar con espontaneidad y sencillez es una de las máximas del taoísmo, una filosofía en la que se considera que las cosas funcionan mejor cuando intentamos controlar menos nuestro entorno y el modo en el que nos proyectamos en este. Tal y como dice Bruce Lee, el agua se caracteriza por no tener forma; simplemente se adapta a la de su recipiente.