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Cómo conocernos nos ayuda a aceptarnos


Es muy habitual dar por supuesto que para lograr el bienestar emocional, es necesario lograr una serie de metas a lo largo de nuestra trayectoria vital. Desde este punto de vista, sentirnos bien con nosotros mismos equivale a lo que solemos entender por tener éxito en la vida. Sin embargo, esto no se corresponde con la realidad por dos motivos principales.

En primer lugar, porque el bienestar no llega a nosotros simplemente por alcanzar metas convencionales que tengan que ver con la prosperidad en términos socioeconómicos; estas son relativamente pocas, no son muy variadas, y casi siempre nos vienen impuestas. Y en segundo lugar, porque si nos limitamos a querer alcanzar un objetivo detrás de otro, no somos capaces de detenernos a pensar qué nos hizo plantearnos esas metas en primer lugar, y eso puede tensar tanto la cuerda de nuestra salud mental que esta termina rompiéndose.

Lo cierto es que para estar bien emocionalmente es imprescindible aceptarnos, algo para lo cual es clave emprender un proceso de autoconocimiento.

¿Qué es el autoconocimiento?

Cuando hablamos acerca del concepto de autoconocimiento, es fácil llegar a la fácil conclusión de que este tiene que ver con conocer nuestras propias características físicas y/o psicológicas, como si se tratase de rellenar una ficha descriptiva mediante adjetivos y mediciones objetivas.

Desde luego, esta explicación entraña una parte de verdad, pero es insuficiente y da una visión sesgada de lo que realmente significa conocernos a nosotros mismos.

En realidad, el autoconocimiento no solo consiste en tener memorizada una serie de información textual (es decir, que puede ser plasmada en palabras) acerca de quiénes somos; también incluye una fuerte carga emocional acerca del concepto del “Yo”. Es decir, lo que nos hace sentir nuestra propia identidad. Más allá de la etimología del término “autoconocimiento”, este tiene que ver con ser conscientes de cómo somos en el presente, con todo lo que ello implica.

Autoaceptación

Ahora bien, llegar a un estado de autoconocimiento equilibrado y justo con nosotros mismos no resulta sencillo. Como todo lo que tiene que ver con el “Yo” tiene implicaciones tan importantes para nosotros, es común que caigamos en conclusiones muy extremas y sesgadas, que nos lleva a razonamientos circulares basadas en la auto-confirmación: “no sirvo para nada, así que no merece la pena que emprenda ese proyecto que me gustaría llevar a cabo”, lo cual lleva a “no sirvo para nada porque no me atrevo a afrontar ningún proyecto que me motiva”.

Es ahí donde entra en juego la aceptación. Aceptarnos a nosotros mismos pasa por saber reconocer nuestras limitaciones e imperfecciones a la vez que no les damos más poder del que tienen, y pasa también por no actuar siempre a la desesperada en un esfuerzo por sobrecompensar lo que percibimos como defectos que nos acomplejan.

Así, la auto-aceptación nos ayuda a tener una visión realista y rica en matices acerca de lo que podemos esperar de nosotros mismos, y esto es básico para no tenerle miedo a la tarea de conocer todas nuestras facetas. A su vez, el autoconocimiento también potencia la autoaceptación, logrando entrar en una dinámica de refuerzo mutuo entre ambos procesos. Veamos de qué manera ocurre esto.

¿Por qué el autoconocimiento nos permite aceptarnos?

Estas son las distintas maneras en las que conocernos a nosotros mismos hace más sencillo aceptarnos tal y como somos.

1. Permite desprendernos de creencias limitantes con sesgo pesimista

El autoconocimiento tiene que ver con cuestionar las creencias acerca del “Yo” que hemos estado manteniendo a pesar de que parte de ellas nos llevan al auto-sabotaje y resultan problemáticas.

A su vez, nos ayuda a detectar explicaciones demasiado sesgadas hacia el pesimismo acerca de las consecuencias de nuestras acciones, como por ejemplo aquellas que nos llevan a culparnos de todo lo malo que nos pasa. No hay que olvidar que asumir que el pesimismo es el marco de interpretación más realista no deja de ser una manera fácil y previsible de analizar la realidad.

2. Nos ayuda a ver las oportunidades de aprendizaje en nuestras imperfecciones

El autoconocimiento nos hace perderle el miedo a tener en mente nuestras imperfecciones porque, entre otras cosas, implica que ser conscientes de ellas puede aportarnos cosas buenas. Hace posible aprender de los errores y prever por qué flanco nos pueden surgir complicaciones en cualquier proyecto que nos planteemos, de manera que seamos capaces de planificar mejor que hacer en cada caso.

3. Hace más fácil distinguir entre lo que está más allá de nuestro control

Por otro lado, el autoconocimiento permite delinear el contorno de todo aquello en lo que tenemos control para separarlo de lo que no depende de nosotros. Esto hace que sea más fácil estar en paz cono nosotros mismos ante los recuerdos de situaciones emocionalmente dolorosas o que incluso han sido traumáticas.

4. Ayuda a entender nuestras limitaciones y los problemas de ansiedad que podemos sufrir

El autoconocimiento va de la mano de no ver como algo de lo que avergonzare los momentos de vulnerabilidad emocional por los que podemos pasar, o incluso los problemas de ansiedad. Y esto, a su vez, nos ayuda a tener una autoestima más estable, dado que nos desprende del miedo al “qué dirán” y nos sacan de la tendencia a evaluar en términos morales lo que sentimos ante lo que nos sucede.

A su vez, el hecho de tener una autoestima más equilibrada y ajustada a la realidad hace posible que nos adaptemos mejor a los retos que nos plantea la vida y que, de ese modo, establezcamos una relación más sana con el estrés y la ansiedad, dos fenómenos completamente naturales que no tienen por qué ser vistos como un problema en todos los casos.

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