¿Cuándo se considera que una persona es alcohólica?
El alcoholismo es uno de los principales trastornos adictivos presentes en nuestro país, y en la actualidad supone un verdadero problema de salud pública tanto por la afectación que tiene en la persona que lo padece como para su entorno familiar y social.
Este tipo de patología está asociado a una serie de síntomas muy característicos y señales clásicas que pueden utilizarse como pautas para saber si una persona tiene alcoholismo o no.
Eso sí, aunque muchos de estos síntomas suelen ser reconocidos de manera superficial por cualquier persona, es importante aclarar que el diagnóstico de trastorno por consumo de alcohol solo puede ser realizado por profesionales de la salud.
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¿Qué se tiene en cuenta pasa saber si una persona ha desarrollado alcoholismo?
Aquí encontrarás las señales y síntomas que los profesionales de la psicología establecen como principales indicadores de un caso de alcoholismo.
1. Uso y consumo peligroso
La característica más visible de una adicción al alcohol es el uso excesivo de esta sustancia de manera prolongada en el tiempo y hasta llegar a niveles que pueden poner en peligro su salud tanto física como mentalmente.
Un cambio repentino en la manera de consumir bebidas alcohólicas, así como en la relación de la persona con el alcohol tanto fuera como dentro de casa puede ser un indicador muy útil para identificar que existe un problema de adicción al alcohol.
Por otro lado, el consumo de alcohol no tiene por qué llevar a la persona al estado de clara embriaguez para que se considere que existe una adicción (por ejemplo, hay perfiles de personas que necesitan beber un poco constantemente: los alcohólicos de tipo delta).
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2. Afectación en las relaciones sociales
El consumo continuado de alcohol afecta a todas las áreas de la vida de una persona, y especialmente a la forma en la que se relaciona con su entorno más próximo, es decir, a amigos, familiares y seres queridos.
Esta afectación suele traducirse en una mayor conflictividad con los amigos, con la pareja o con la familia de la persona, que acostumbra a finalizar con el progresivo aislamiento social y una pérdida de la relación a corto o a largo plazo.
Cuando se empiezan a notar efectos específicos en las habilidades de relación o se tienen problemas de relación interpersonal que antes no existían, podemos estar hablando de un caso de alcoholismo.
3. Síndrome de abstinencia
El síndrome de abistencia es otra de las características esenciales que presentan las personas con trastorno por consumo de alcohol y éste se basa en una serie de síntomas físicos y psicológicos muy reconocibles.
Los principales síntomas físicos que se producen en una persona con síndrome de abstinencia son: escalofríos, sudoración excesiva, temblores, náuseas, cefalea, taquicardia o deshidratación.
Por otro lado, los principales síntomas psicológicos suelen ser la ansiedad, la irritabilidad, las alucinaciones, la agitación o el delirium tremens.
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4. Tolerancia
El fenómeno de la tolerancia tiene lugar en la adicción a cualquier tipo de sustancias tóxicas adictivas y se produce cuando la persona necesita aumentar los niveles de alcohol ingerido para lograr los mismos efectos de embriaguez en el organismo, una vez el consumo ya es continuado.
Se trata de otro de los signos y señales de alerta inequívocas que indican un caso de alcoholismo y resulta altamente peligroso porque promueve un consumo de alcohol cada vez mayor en la persona afectada.
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5. Alteración en los hábitos
El consumo continuado de alcohol también puede alterar ostensiblemente los hábitos de vida de la persona, hasta el punto de dejar de lado las actividades que uno hacía normalmente para centrarse exclusivamente en la bebida.
Esto se traduce habitualmente en que la persona con adicción al alcohol empieza a modificar notablemente la práctica de actividades diarias que antes le satisfacían, o que directamente se deja de hacerlas.
De igual manera suele suceder que una persona con alcoholismo empiece a desarrollar actividades relacionadas únicamente en el consumo de alcohol, como por ejemplo estar siempre en el bar o beber alcohol en cualquier lugar o situación en la que se encuentre.
6. Incumplimiento de obligaciones
Este cambio de hábitos también se traduce en una despreocupación absoluta por cualquier responsabilidad que pudiese tener la persona en cuestión antes de desarrollar una adicción al alcohol.
Las personas que presentan un caso de alcoholismo suelen dejar de lado las obligaciones laborales, familiares, personales o afectivas con su entorno más próximo, ya que el alcohol se convierte en el centro de su nueva vida.
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7. Intentos fallidos de dejarlo
Muchas personas con adicción al alcohol suelen atravesar por distintos intentos de dejar la adicción sin obtener resultados positivos, hecho que les hace entrar en una espiral de frustración y malestar que normalmente suele ocasionar una mayor necesidad de seguir bebiendo.
Esto sucede habitualmente cuando la persona decide dejarlo por su cuenta o bien intenta moderar su consumo, algo imposible cuando se tiene una adicción de este tipo.
Es por eso que resulta tan necesario solicitar los servicios de un especialista, ya que solo un profesional especializado en conductas adictivas podrá ayudarnos a superar dicho problema.
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8. Problemas de salud
La adicción continuada al alcohol está relacionada con una gran variedad de problemas físicos y psicológicos que ponen diariamente en peligro el estado de salud de la persona.
Algunos de las principales alteraciones físicas o psicológicas asociadas al consumo y adicción al alcohol son las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, la depresión, los problemas digestivos, la cirrosis y diversos tipos de cáncer.
9. Nuevas relaciones sociales del entorno de la adicción
Como se ha indicado, las personas con adicción al alcohol suelen cambiar antiguos hábitos y actividades que antes desarrollaban con total normalidad, y adoptar nuevas formas de relacionarse con el entorno.
A raíz del consumo repetido de alcohol suelen producirse cambios a nivel de actividades y también en las personas con las que se realizan dichas actividades, ya que es habitual que se produzca un cambio de amistades y se empiecen a frecuentar personas que puedan tener el mismo problema.
10. Exponerse a situaciones de peligro
Por último, otra de las características que suelen indicar un caso de alcoholismo es la exposición habitual a situaciones de peligro o delictivas sin que la persona sea consciente de que pone en riesgo su vida y la de los demás.
Algunos ejemplos de este fenómeno pueden ser conducir bajo los efectos del alcohol, llevar a cabo actividades delictivas o tener relaciones sexuales sin protección con personas desconocidas.