¿Cómo se potencia el control de la ira en terapia de pareja?
No tener las habilidades necesarias para canalizar correctamente la ira puede hacer que las relaciones personales sean muy inestables y con frecuencia se conviertan en una fuente de malestar. Si además ponemos el foco específicamente en las relaciones de pareja, el tipo de problemas que pueden surgir en ellas son aún más intensos.
Por suerte, muchas veces las crisis de noviazgo o de matrimonio desencadenadas por la capacidad para gestionar la ira pueden ser superadas mediante el acompañamiento psicológico. En este artículo hablaré de ello, es decir, de las estrategias usadas en terapia de pareja para abordar los problemas por mala regulación de la ira.
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¿A qué problemas de pareja puede dar lugar un mal manejo de la ira?
Incluso en los casos en los que una mala canalización del enojo no se plasma en ataques físicos o verbales directos hacia la otra persona (lo cual constituiría maltrato, especialmente grave en el contexto de las relaciones de pareja), no saber manejar adecuadamente esta emoción puede dañar tanto la relación de pareja en sí como la salud mental de los individuos involucrados. En este sentido, las principales fuentes de malestar causadas por la falta de capacidad para gestionar la ira son las siguientes:
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Tendencia a no hablar de los problemas para evitar discusiones.
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Conflictos que se inician en el noviazgo o matrimonio y se extienden al resto de la familia.
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Miedo al abandono y dinámicas de dependencia emocional.
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Desconfianza y ocultación de información personal para no exponer “puntos débiles” al prever discusiones frecuentes.
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Alta exposición al estrés.
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Problemas de autoestima en quien es criticado con frecuencia.
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Tendencia a avergonzarse de la otra persona (porque se enfada frente a todos con mucha facilidad) y no querer hacer vida social con ella por eso.
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Dificultades para hacer planes de futuro juntos a causa de la inestabilidad de la relación (lo cual da lugar a más discusiones y desconfianza).
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¿Qué estrategias se usan en terapia de pareja para el control de la ira?
En terapia de pareja siempre se aplica un programa de intervención adaptado a cada caso y teniendo en cuenta las características de los pacientes, sus intereses y su rol en el problema a abordar. Es por eso que nunca se sigue un “manual de instrucciones” que ofrezca soluciones fijas, sino que primero se realiza un diagnóstico del problema y luego se ofrecen herramientas adaptadas a las necesidades de cada pareja.
En cualquier caso, en las siguientes líneas encontrarás un resumen de las técnicas y estrategias usadas con frecuencia en terapia de pareja cuando hay problemas de gestión y control de la ira. En cualquier caso, ten en cuenta que cuando las explosiones de ira se dan en el contexto del maltrato, estos casos no son aceptados por los profesionales que atienden a parejas y se hace necesario adoptar medidas cuanto antes para romper con la relación y hacer que la víctima pueda estar a salvo.
1. Desarrollo de la capacidad para identificar emociones
Muchas veces, la tendencia a “explotar” con ira en muchos contextos de debe a que la persona tiende a confundir esta emoción con otras emociones, sentimientos o incluso estados fisiológicos; esto hace que de manera automática adopte una actitud hostil, asumiendo que se siente así porque está siendo víctima de una injusticia, porque alguien la está humillando, etc.
Por eso, en terapia de pareja se potencia la Inteligencia Emocional de los pacientes ayudándoles a identificar correctamente sus estados emocionales, y a ponerles nombre teniendo en cuenta lo que ocurre en ese momento.
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2. Desarrollo de estrategias de asertividad
También es muy frecuente que las discusiones de pareja surjan muy a menudo porque una de las personas, la que no regula bien la ira, no conoce ninguna estrategia para expresar su malestar de una manera constructiva ni para defender sus intereses en caso de que estos no hayan sido tenidos en cuenta. Reaccionar con enfado y con una exposición directa y sin tener en cuenta las consecuencias secundarias de esto es la manera más “cruda” y “fácil” de hacer saber a los demás que hay algo que no nos gusta.
Por eso, en terapia de pareja se entrena a las personas en formas de comunicación asertiva, de manera que puedan comunicar lo que no les parece bien teniendo en cuenta también el punto de vista y los intereses de la otra persona, a la vez que se aseguran de que esto no crea un enfrentamiento en clave hostil.
3. Uso de técnicas de relajación
Cuando acumulamos demasiado estrés en nuestro interior, estamos más predispuestos a mostrarnos irritables y a tener poca paciencia ante los imprevistos o los malentendidos con los demás. Por eso, los psicólogos enseñan técnicas de relajación para hacer un “reset” mental y rebajar los niveles de actividad del sistema nervioso, a través de recursos como por ejemplo la meditación, la respiración controlada o la relajación muscular progresiva.
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4. Entrenamiento en comunicación pautada y por turnos
Otra manera de abordar los problemas de pareja por mal control de la ira es entrenar a las personas en pautas de gestión de las discusiones, haciendo que interioricen una estructura y unos ciertos ritmos y turnos al hablar, y estableciendo un contexto en el que ambas personas reconozcan los momentos en los que la otra está usando esa técnica y colaboren con ella. De este modo se evitan situaciones muy frustrantes en las que ambos quieren hablar a la vez y terminan gritando y sin escuchar al otro.
5. Establecer hábitos de vida saludable
Si la persona que suele sentirse enfadada lleva una vida sana (durmiendo lo suficiente, cuidando de su higiene, comiendo bien, etc.), se sentirá mejor en su día a día y sus niveles de irritabilidad disminuirán por ello, haciendo que le resulte más sencillo tener paciencia al o sentirse “sobrecargada” por varias fuentes de malestar a la vez.
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6. Explorar la causa de un motivo de discusiones recurrentes
Finalmente, también se puede explorar la posibilidad de que en esa relación de pareja exista un problema parte que hace aflorar discusiones una y otra vez y hace que una de las personas o ambas estén predispuestas a discutir usando para ello excusas de todo tipo.
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Mi nombre es Tomás Santa Cecilia, soy psicólogo, y atiendo tanto a personas individuales como a parejas, trabajando desde el modelo de intervención cognitivo-conductual. Las sesiones pueden ser realizadas tanto de manera presencial en mi consulta de Madrid como de manera online a través de videollamada.