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5 estrategias para superar la fobia a los perros


Las fobias son miedos irracionales y psicopatológicos que algunas personas desarrollan frente a determinadas situaciones muy diversas: miedo a la oscuridad, miedo a volar, miedo a los espacios cerrados, miedo a las agujas, a los insectos, etc. Lo que tienen en común todas esas experiencias es que no hay un elemento que suponga un peligro objetivo para la persona que ha desarrollado la fobia.

La fobia a los perros es una de las fobias a los animales más frecuentes en nuestra sociedad, pero por suerte en la actualidad contamos con un conjunto de estrategias terapéuticas muy útiles para superarla con éxito y no dejar que nos afecte y condicione nuestras rutinas diarias.

¿Qué es la fobia a los perros?

La fobia a los perros o cinofobia (del griego “kynós”, es decir, “perro”) es un trastorno de ansiedad correspondiente a la categoría de fobias específicas que consiste en un miedo irracional experimentado hacia este animal en cualquier situación en la que la persona se encuentre frente a estos cánidos, o incluso cuando se piensa en ellos.

Se trata de una de las fobias asociadas a animales más comunes en nuestra sociedad y una de las más problemáticas, ya que el perro es uno de los dos animales de compañía más comunes en todas las sociedades humanas y es difícil no cruzarse con uno por la calle en cualquier país.

Cinofobia

Este tipo de fobia específica puede tener como causa principal una experiencia negativa o traumática en la infancia relacionada con el ataque de un perro, pero no siempre existe un evento desencadenante y muy definido en el pasado de la persona; a veces, este trastorno simplemente surge sin que sea posible establecer una situación específica que le haya dado lugar. También puede facilitar la aparición de una fobia el hecho de haber tenido unos padres excesivamente protectores durante la niñez que hayan alertado en exceso sobre los peligros que supone uno de estos animales de compañía, generando un temor intenso e injustificado que la persona interioriza desde sus primeros años de vida.

Como cualquier otra fobia, la fobia a los perros afecta de manera decisiva a la vida de la persona que la padece, llegando incluso a condicionar su modo de vida, su salud mental y su forma de relacionarse con las personas que están a su alrededor, especialmente si son dueños de perros. En concreto, cabe destacar un patrón de comportamiento fundamentado en la evitación de situaciones en las que la persona cree que puede encontrarse con estos animales.

Por ejemplo, puede intentar dar rodeos muy largos para no pasar por calles en las que predominan casas con jardines, simplemente para no encontrarse con uno que le ladre o que incluso intente saltar la verja (algo que muy raramente hacen estos animales, aunque la mentalidad que adopta la persona con una fobia tiene un claro sesgo pesimista que exagera las probabilidades de que ocurra algo malo).

Este trastorno genera en la persona una serie de síntomas de malestar tanto a nivel físico como emocional, todos ellos desencadenados siempre por la visión de cualquier tipo de perro o bien por el simple hecho de anticipar que uno pueda acercarse.

Síntomas

La sintomatología que encontramos en la fobia a los perros es similar a la de la mayoría de fobias específicas desencadenadas por cualquier otro animal y sus síntomas aparecen tanto en el plano físico, como cognitivo y conductual.

Entre los cambios físicos podemos destacar: la sudoración excesiva, la dificultad para respirar, las palpitaciones cardíacas, una agitación excesiva, la boca seca, la opresión en el pecho y los temblores.

Algunos de los síntomas asociados a cambios cognitivos son: el temor intenso, la ansiedad, el pánico, la sensación de impotencia, el nerviosismo o el estrés.

Por último, entre los principales síntomas conductuales encontramos la conducta evasiva, las ganas de huir de la fuente que genera el temor o las ganas de llorar.

Principales estrategias que podemos seguir para superar la fobia a los perros

Por descontado, la manera más eficaz y segura de superar una fobia es acudir a psicoterapia, y de hecho en la mayoría de los casos esta debe ser la prioridad de la persona con una fobia. Pero más allá del contexto terapéutico, hay ciertas estrategias que pueden ser tenidos en cuenta por la persona a modo de consejos generales. Veamos cuáles son.

1. Escribir un diario de emociones

Uno de los muchos hábitos terapéuticos que podemos poner en práctica en nuestro día a día, además de acudir a la consulta de un profesional cualificado, es el de escribir un diario en el que apuntemos todo lo que vamos sintiendo durante el día, en relación a la fobia a los perros.

El diario de emociones es una de las herramientas más útiles que existen para conocernos a nosotros mismos y nos ayuda a trabajar pormenorizadamente en cualquier problema de índole psicológica que queramos superar. Esto se debe a que a través de lo que se conoce como “etiquetado emocional”, se sabe que plasmar en palabras nuestros miedos y preocupaciones nos permite relativizar su importancia y delimitar los efectos objetivos y reales que esas formas de malestar tienen en nosotros.

Así, anotar diariamente las emociones y las experiencias que hemos vivido nos ayudará a entender mejor lo que sentimos en cada momento y nos permitirá distinguir experiencias como la ansiedad, de ciertos sentimientos parecidos que podamos experimentar; y además, nos sacarán de ese bucle de temor a pensar en la fobia viéndola como un problema, lo cual es un primer paso para superarla.

2. Establecer metas a corto plazo al afrontar el miedo

El establecimiento de metas a corto plazo es otra de las estrategias que podemos seguir para superar poco a poco nuestros miedos, y consiste en afrontar nuestros miedos siempre que sea posible, dejando de lado estrategias de evitación.

Esto significa, por ejemplo, comprometerse a no ir por la ruta más larga hacia el trabajo solo para evitar pasar por delante de una casa en la que hay un perro que nos ladra todos los días. Eso sí, es importante no plantearse como primeras metas retos muy difíciles; debemos seguir una curva de dificultad ascendente ajustada a nuestro nivel de miedo en cada parte de este proceso.

3. Dormir bien

Mantener un horario de sueño constante en nuestro día a día que nos permita dormir las horas suficientes para descansar. Acostarnos y despertarnos más o menos a la misma hora también nos ayudará a mejorar nuestra salud mental y a sentirnos mejor con nosotros mismos, mientras que no dormir lo suficiente nos vuelve mucho más vulnerables al estrés y a la ansiedad.

Descansar las horas necesarias durante la noche nos ayudará también a tener fuerzas para superar cualquier desafío diario y nos hará menos vulnerables frente a la ansiedad y el estrés que pueda ocasionarnos nuestra fobia. De este modo, estaremos en las mejores condiciones posibles para ir afrontando el miedo a los perros y no desanimarnos desde un inicio.

4. Compartir nuestros sentimientos

Otra buena forma de superar el miedo a los perros puede ser el de compartir con alguien de confianza nuestros sentimientos, algo que siempre es de gran ayuda cuando alguien lo pasa mal.

Hablar de manera frecuente con amigos y familiares cercanos resulta de gran ayuda terapéutica (una vez más, se relaciona con el etiquetado emocional) y en muchos casos podremos obtener consejos valiosos sobre cómo superar nuestro problema. Además, esto predisponer a las otras personas a interesarse por nuestros avances al vencer al miedo, lo cual nos aportará más fuentes de motivación al tener recordatorios habituales de que nos hemos propuesto superar la fobia.

5. Es importante que sepas cuándo buscar ayuda profesional

Si tras un par de semanas intentando superar la fobia a los perros no notas ningún progreso, es importante que no te demores y acudas a psicoterapia. Cuanto antes aportes soluciones a tu problema, más tiempo de buena calidad de vida disfrutarás.

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Si quieres asistir a terapia psicológica para aprender a afrontar y superar tus miedos más irracionales, te invito a que te pongas en contacto conmigo.

Soy Ignacio García, Psicólogo Clínico con consulta en Almería, y trabajo desde la terapia cognitivo-conductual y la Terapia de Aceptación y Compromiso para ayudar a adultos, adolescentes y familias de manera presencial u online.