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Defusión cognitiva: qué es y cómo se usa en terapia


El concepto de defusión cognitiva proviene de los orígenes de las teorías cognitivas clásicas, donde el énfasis del proceso terapéutico se hallaba únicamente en los procesos mentales del sujeto, quitándole relevancia otros aspectos, como las respuestas innatas ante determinados estímulos.

Se trata de una técnica empleada con la intención de modificar los pensamientos negativos de un paciente, pero no por medio del reemplazo de estos por otros más adaptativos.

En este artículo revisaremos en qué consiste esta técnica, así como algunos ejercicios prácticos provenientes de sus teorías.

¿Qué se busca en la defusión cognitiva?

Mediante la defusión cognitiva se intenta que el sujeto comience a ver sus pensamientos como lo que realmente son, pensamientos, y no como hechos irrefutables de la realidad. De esta manera los pensamientos negativos e intrusivos que pueda estar presentando el individuo tenderían a perder su peso específico en cuanto al malestar que le generan.

Según esta idea, no hace falta que la persona cambie su pensamiento, lo realmente determinante para que pueda dejar de padecer por él, es que entienda que el hecho de pensar de una manera determinada no influye significativamente en su realidad, siempre y cuando no lleve ese pensamiento a la acción.

A diferencia de las técnicas cognitivas-conductuales, las cuales se enfocan en que por medio del proceso de la mayéutica el individuo logre reemplazar los pensamientos negativos por otros más adaptativos, las técnicas de defusión cognitiva están planteadas para mantener los mismos pensamientos en el sujeto, únicamente se encargan de deshacer la fusión que existe entre esos pensamientos y la sintomatología que presenta el paciente. Durante este proceso la persona debería pasar a ver sus pensamientos no deseados como intrascendentes en su vida.

¿Cómo es la fusión con los pensamientos negativos?

Habiendo dejado claro que el proceso de defusión cognitiva intenta hacer que el sujeto se desprenda del peso que le generan los pensamientos negativos que presenta, es importante conocer cómo se origina la fusión entre el sujeto y el pensamiento indeseado.

Teóricamente, esta clase de pensamientos provienen de aspectos inconscientes, alimentados por la educación de la persona. Es decir, si alguien ha sido educado de una manera determinada, es normal que durante ese proceso se le haya indicado lo que es correcto y lo que no lo es.

Entonces, cuando la persona es totalmente consciente de que existe lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, comienzan a operar en su mente pensamientos de oposición ante la norma.

Este fenómeno es completamente natural en todos nosotros, únicamente será un problema cuando estos pensamientos representen limitaciones para la persona en áreas significativas de su vida. Así, los métodos de difusión cognitiva buscan hacer que la persona entienda la naturalidad de sus pensamientos.

Técnicas de defusión cognitiva

Veamos ahora algunas herramientas que pueden ser de utilidad al aplicar esta teoría.

1. Enunciar nuestros pensamientos

Cuando estemos teniendo un pensamiento intrusivo que nos perturba procedemos a colocar un enunciado de la siguiente manera; colocamos el pensamiento al final de la siguiente frase “yo no soy” o “yo soy”, todo dependiendo de cuál sea el pensamiento.

Por ejemplo, si estamos pensando en hacerle daño a un animal o a alguna persona, simplemente debemos acomodar ese pensamiento como “yo no soy una persona agresiva, y no tengo porque hacerle daño a nadie”.

2. La pérdida del sentido

Esta técnica consiste en repetir de manera continua una palabra, o frase que se nos venga a la mente cuando estamos teniendo los pensamientos negativos, de tal manera que al cabo de un rato de repetición la palabra que se está diciendo pierda el sentido. Luego debemos hacer lo mismo con el pensamiento que nos molesta, hasta que le quitemos el sentido, y de tal manera ya no sea un pensamiento del cual tratamos de huir, sino que seremos capaces de hacerle frente repitiendo constantemente.

Estos ejercicios son de gran utilidad para conseguir apartar nuestra realidad de esos pensamientos intrusivos que pueden llegar a ser realmente molestos, y si hacemos de ellos un hábito es muy probable con el paso del tiempo los molestos pensamientos desaparezcan.

Referencias bibliográficas:

  • Baker, D. B. (2011). The Oxford Handbook of the History of Psychology: Global Perspectives. New York: Oxford University Press.
  • Jarzombek, M. (2000). The Psychologizing of Modernity Cambridge: Cambridge University Press.