El problema de la demarcación en la filosofía de la ciencia
En filosofía de la ciencia, el problema de la demarcación hace referencia a cómo especificar cuales son los límites entre lo científico y lo que no lo es.
A pesar de lo antiguo de este debate y que se ha ido ganando un mayor consenso en cuanto a lo que son las bases del método científico, a día de hoy sigue habiendo controversia a la hora de delimitar lo que es una ciencia. Vamos a ver algunas de las corrientes detrás del problema de la demarcación, mencionando a sus autores más relevantes en el ámbito de la filosofía.
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¿Qué es el problema de la demarcación?
A lo largo de la historia, el ser humano ha ido elaborando nuevos conocimientos, teorías y explicaciones para tratar de describir de la mejor manera posible los procesos naturales. No obstante, muchas de estas explicaciones no han partido de sólidas bases empíricas y la forma en la que describían la realidad no era del todo convincente.
Es por ello que en varios momentos históricos se ha abierto el debate sobre qué es lo que delimita claramente una ciencia de aquello que no lo es. Hoy en día, pese a que el acceso a Internet y otras fuentes de información nos permite saber con rapidez y seguridad la opinión de personas especializadas en un tema, lo cierto es que sigue habiendo bastante gente que sigue posturas e ideas que ya fueron descartadas hace muchos años, como lo pueden ser la creencia en la astrología, la homeopatía o en que la Tierra es plana.
Saber diferenciar entre lo científico y aquello que aparenta serlo es crucial en varios aspectos. Los comportamientos pseudocientíficos son perjudiciales tanto para quien los cree como para su entorno e incluso para el conjunto de la sociedad.
El movimiento contra las vacunas, quienes defienden que esta técnica médica contribuye a que los niños sufran autismo y otras condiciones en base a una conspiración mundial, es el típico ejemplo de cómo pensamientos pseudocientíficos son gravemente dañinos para salud. Otro caso es la negación del origen humano en el cambio climático, haciendo que quienes se muestran escépticos ante este hecho infravaloren los efectos perjudiciales en la naturaleza del calentamiento global.
El debate de qué es la ciencia a lo largo de la historia
A continuación veremos algunas de las corrientes históricas que han abordado el debate acerca cuál debe ser el criterio de demarcación.
1. Época Clásica
Ya en la época de la Grecia Antigua hubo interés por delimitar entre la realidad y lo percibido subjetivamente. Se diferenciaba entre el verdadero conocimiento, llamado episteme, y la opinión o creencias propias, doxa.
Según Platón, el verdadero conocimiento solo se podía encontrar en el mundo de las ideas, un mundo en el que el conocimiento se mostraba de la forma más pura posible, y sin la libre interpretación que los seres humanos dábamos de estas ideas en el mundo real.
Eso sí, en esta época aún no se concebía la ciencia tal y como lo hacemos ahora, sino que el debate giraba alrededor de conceptos más abstractos de objetividad y subjetividad.
2. Crisis entre religión y ciencia
Aunque las raíces del problema de la demarcación profundizan en la época clásica, fue en el siglo XIX en el que el debate tomó auténtica fuerza. La ciencia y religión se diferenciaron de forma más clara que en siglos anteriores, y fueron percibidas como posturas antagónicas.
El desarrollo científico, que trataba de explicar los fenómenos naturales prescindiendo de creencias subjetivas y yendo directamente a los hechos empíricos, fue percibido como algo que le declaraba la guerra a las creencias religiosas. Un claro ejemplo de este conflicto lo podemos encontrar en la publicación de El origen de las especies, de Charles Darwin, el cual generó una auténtica controversia y desmontó, bajo criterios científicos, la creencia cristiana de la Creación como proceso guiado voluntariamente a partir de una forma de inteligencia divina.
3. Positivismo lógico
A principios del siglo XX surge un movimiento que pretende esclarecer el límite entre ciencia y lo que no es. El positivismo lógico abordó el problema de la demarcación y propuso criterios para delimitar con claridad aquel conocimiento que era científico del que fingía aparentarlo o pseudocientífico.
Esta corriente se caracteriza por darle mucha importancia a la ciencia y ser contrario a la metafísica, es decir, aquello que está más allá del mundo empírico y que, por lo tanto, no puede ser demostrado mediante la experiencia, como lo sería la existencia de Dios.
Entre los más destacables positivistas tenemos a Auguste Comte y a Ernst Mach. Estos autores consideraban que una sociedad siempre logrará el avance cuando la ciencia sea su pilar fundamental. Esto marcaría la diferencia entre los períodos anteriores, caracterizados por creencias metafísicas y religiosas.
Los positivistas consideraban que para que un enunciado fuera científico éste debía tener algún tipo de respaldo, ya fuera a través de la experiencia o de la razón. El criterio fundamental es que debía poder ser verificado.
Por ejemplo, demostrar que la tierra es redonda se puede verificar de forma empírica, dando la vuelta al mundo o tomando fotografías satélite. De esta forma, se puede saber si es verdadero o falso este enunciado.
No obstante, los positivistas consideraban que el criterio empírico no era suficiente para delimitar si algo era científico o no. Para las ciencias formales, las cuales difícilmente se pueden demostrar mediante la experiencia, era necesario otro criterio de demarcación. De acuerdo al positivismo, este tipo de ciencias eran demostrables en caso de que sus enunciados se pudieran justificar por sí mismos, es decir, que fueran tautológicos.
4. Karl Popper y el falsacionismo
Karl Popper consideraba que para que la ciencia avanzara era necesario, en vez de buscar todos los casos que confirmaban una teoría, buscar casos que la desmintieran. Este es, en esencia, su criterio de falsacionismo.
Tradicionalmente, la ciencia se había hecho en base a la inducción, es decir, suponer que si se encontraban varios casos que confirmaban una teoría, esta tenía que ser cierta. Por ejemplo, si vamos a un estanque y vemos que todos los cisnes que hay allí son blancos, inducimos que los cisnes son siempre blancos; pero... ¿qué pasa si vemos un cisne negro? Popper consideraba que este caso es un ejemplo de que la ciencia es algo provisional y que, en caso encontrarse algo que desmintiera un postulado, lo dado como verdadero tendría que reformularse.
De acuerdo con la opinión de otro filósofo anterior a Popper, Emmanuel Kant, se debe tomar una visión ni muy escéptica ni dogmática del conocimiento actual, dado que la ciencia supone un conocimiento más o menos seguro hasta que sea desmentido. El conocimiento científico debe ser capaz de ser puesto a prueba, contrastado con la realidad para ver si encaja con lo que dice la experiencia.
Popper considera que no es posible asegurar un conocimiento por mucho que se repita un determinado evento. Por ejemplo, mediante inducción, el ser humano sabe que el sol saldrá al día siguiente por el simple hecho de que así ha ocurrido desde siempre. No obstante, esto no es una auténtica garantía de que vaya a suceder realmente lo mismo.
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5. Thomas Kuhn
Este filósofo consideraba que lo propuesto por Popper no era motivo suficiente como para delimitar una determinada teoría o conocimiento como no científico. Kuhn creía que una buena teoría científica era algo muy amplio, preciso, simple y coherente. Al aplicarse, el científico debe ir más allá de la sola racionalidad, y estar preparado para encontrar excepciones a su teoría. El conocimiento científico, de acuerdo a este autor, se encuentra en la teoría y en la regla.
A su vez, Kuhn llegó a poner en duda el concepto de progreso científico, pues creía que con el desarrollo histórico de la ciencia, unos paradigmas científicos iban sustituyendo a otros, sin que esto supusiera en sí una mejora con respecto a lo anterior: se pasa de un sistema de ideas a otro, sin que estos sean comparables. Sin embargo, el énfasis que puso en esta idea relativista varió a lo largo de su carrera como filósofo, y en sus últimos años mostró una postura intelectual menos radical.
6. Imre Lakatos y el criterio basado en el desarrollo científico
Lakatos desarrolló los programas de investigación científica. Estos programas eran conjuntos de teorías relacionadas entre sí de tal forma que unas se derivan de otras.
En estos programas se encuentran dos partes. Por un lado se encuentra el núcleo duro, que es aquello que comparten las teorías relacionadas. Por el otro lado se encuentran las hipótesis, las cuales constituyen un cinturón protector del núcleo. Estas hipótesis se pueden modificar y son las que explican las excepciones y cambios en una teoría científica.
Referencias bibliográficas:
- Agassi, J. (1991). Popper’s demarcation of science refuted. Methodology and Science, 24, 1 - 7.
- Bunge, M. (1982). Demarcating Science from Pseudoscience. Fundamenta Scientiae, 3. 369 - 388.
- Cover, J.A., Curd, Martin (1998) Philosophy of Science: The Central Issues.