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Cómo afrontar las pausas en las relaciones de pareja


En las relaciones de pareja vivimos algunas de las experiencias más intensas de nuestra vida. Vivimos la experiencia del encuentro y la intimidad, pero también nos sentimos vulnerables, expuestos, y afloran nuestros mayores temores e inseguridades.

Cuando se vive la experiencia de la pausa en la pareja (un tiempo determinado donde se toma una distancia, incluso no se tiene ningún tipo de contacto) se suele interpretar como una especie de ruptura o preámbulo de ruptura. Las pausas en la pareja suelen acarrear ansiedad, inseguridad y culpa a las personas que la viven (sobre todo si no has tomado tú la decisión). ¿Por qué nos sentimos tan mal? ¿Cómo podemos afrontar este tiempo y experiencia?

Este problema es más habitual de lo que pensamos en una consulta psicológica a la hora de vivir un proceso de cambio. En muchas ocasiones las personas a las que he acompañado vivían esta pausa con pensamientos intrusivos, problemas para dormir y un estado de ansiedad cada vez más intenso. Sin embargo, los tips o consejos no sirven.

Lo importante no es lo que ocurre, sino cómo entiendes, gestionas y afrontas lo que ocurre. Este es el objetivo de este artículo: que profundices en ti para mejorar la situación gracias a tu propio cambio personal.

Las pausas en pareja como una oportunidad para encontrarte contigo

¿Por qué lo que ocurre en las relaciones de pareja resulta tan complicado?

Los seres humanos somos seres sociales y emocionales. En la pareja vivimos una experiencia única y crucial: aunque nuestro bienestar debe depender principalmente de uno mismo (cuando depende demasiado de factores externos la autoestima se ve muy condicionada) en la pareja no podemos evitar que gran parte de nuestro bienestar dependa de cómo fluye esa relación.

En el comienzo de una relación se produce una disolución en el otro, donde experimentamos un encuentro. Más tarde, surge una lucha de egos. Afloran las inseguridades, temores, culpas, exigencias, necesidad de control, y surgen las pausas en la pareja como una última estrategia para continuar la relación.

Esas pausas se viven con una mayor ansiedad y toda la sintomatología que implica un estado ansioso: pensamientos intrusivos, búsqueda en redes sociales, necesidad de contacto, dificultad para dormir, comer, etc.

En resumen: la relación, en lugar de un encuentro donde experimentamos bienestar y compartimos una parcela importante de nuestra vida, se transforma en una experiencia que nos angustia. Sin embargo, el problema no está en la relación sino en tu forma de entender y gestionar lo que sientes y cómo lo afrontas.

Solemos pensar que ir al psicólogo es una decisión drástica motivada por la urgencia. Cuando ocurre de esta forma (cuando ya existe un cuadro de ansiedad intensa que dificulta tu día a día) los procesos de cambio son difíciles, pero igualmente bonitos y transformadores.

Sin embargo, la mejor de las decisiones es vivir ese proceso de forma preventiva. Antes de que la intensidad crezca, y ante situaciones donde sientes que tu bienestar y seguridad es demasiado frágil, vivir un proceso de cambio será transformador no solo para solucionar lo que te ocurra ahora, sino también para tu futuro (en relación a cualquier situación que afrontes: laboral, sentimental, personal, etc.).

Al acompañar en procesos de cambio a personas con dificultades en sus pausas de pareja se descubre que el problema principal no está en la pareja, sino en la forma en la que enfocamos esa distancia y en cómo entendemos y gestionamos lo que sentimos.

Elementos psicológicos involucrados

Vamos a ver ahora cuáles son los principales factores que influyen en cómo enfocas esas pausas y cómo solucionar estas situaciones (gracias a tu propio cambio personal).

Si quieres profunizar en esta dificultad en vídeo, aquí te lo cuento personalmente (dale a play y si quieres suscríbete para recibir más contenidos).

1. Tu concepto de pareja

Una pausa de pareja puede ser el momento para replantearte qué concepto tienes de lo que es una pareja o relación para encontrar la raíz de tu ansiedad o inseguridad.

Si tu relación o pareja es un lugar donde depositas parte de tu bienestar, necesidad de aceptación o valoración, será siempre un factor externo que no puedes controlar y que generará aún más inseguridad. Una relación es ante todo una experiencia donde compartimos un vínculo íntimo, pero donde tu bienestar sigue dependiendo principalmente de ti.

2. Dificultad para gestionar la ansiedad:

Si tienes una dificultad para gestionar la ansiedad (que se siente principalmente en el pecho o boca del estómago por la mecánica respiratoria) toda situación dentro de la pareja la sentirás con más intensidad y angustia.

3. Miedo e inseguridad

En una relación volcamos parte de nuestro bienestar y el miedo y la inseguridad surgen como mecanismos de protección. Si no has sabido entender y gestionar esas emociones es probable que trates de controlar en exceso, sobreproteger, o por el contrario, aislarte emocionalmente de la relación o pareja (por miedo a las pérdidas).

4. Culpa

La culpa es una emoción frecuente en las pausas de pareja y está también motivada por la ansiedad. Pensamos que somos responsables del sufrimiento del otro o de su decepción y ese pensamiento intrusivo te paraliza aún más.

5. Frustración

La frustración es una ira de baja intensidad que surge cuando lo que ha ocurrido no es lo que queremos. Es una emoción desagradable que aparece a través de un mecanismo de control, que a su vez, es una herramienta más del miedo y la inseguridad.

Las consecuencias

Las mayores dificultades personales que afrontas en la pareja se multiplican en las pausas o rupturas. Surgen pensamientos intrusivos, dudas, indecisión, angustia, problemas para comer, dormir, descansar o pensar con claridad.

Pero la solución no está en la pareja, en un regreso o en un cambio drástico y también irreal, sino en tu propio proceso de cambio personal. Lo que ocurre en las relaciones no es más que lo que ya ocurría en ti, solo que intensificado y expuesto.

Cómo afrontar los periodos de crisis (en la relación o en un periodo de pausa)

El problema real de los periodos de angustia no es lo que sentimos, sino cómo lo gestionamos. Sentir inseguridad, miedo o desánimo en ocasiones es algo natural y tiene una función positiva. Afrontar los periodos de crisis de forma también positiva parte de hacer un aprendizaje donde aprendas a entender y a gestionar lo que sientes, valorar tu sistema de creencias y modificarlo, y sobre todo cambiar tu enfoque sobre ti y sobre cómo concibes una relacion. Este periodo de crisis puede ser una oportunidad para vivir un proceso que te lleve a conseguir los siguientes cambios.

1. Aceptación

La aceptación implica que estás en paz contigo porque entiendes que lo que ocurre, sea una experiencia agradable o no, sigue un proceso y es adecuado. La aceptación te lleva a establecer límites, saber qué depende de ti y qué no, dar lo mejor que tienes y a su vez no perder tu autocuidado personal.

2. Descubrir cuál es tu forma de vincularte afectivamente con el otro (si lo haces de forma dependiente o no)

Las relaciones no son experiencias generales sino muy particulares. Trata de aislarte del modelo de relación que has aprendido (sobre todo a través de la cultura de la sobre información de los contenidos superficiales de redes sociales) y trata de conocerte para descubrir el significado que tienen para ti las relaciones.

3. Aprender a entender y a gestionar la ansiedad

La ansiedad no es una dificultad que aparezca solo en periodos de crisis, sino que se intensifica en esos momentos. Aprender a entender y a gestionar tu ansiedad y emociones te ayuda no solo en este proceso sino en el futuro. En tu experiencia de vida encontrarás siempre dificultades de las que aprender. Aprender a conocerte y gestionar lo que ocurre te dará una mayor consciencia sobre ti y tus decisiones.

4. Focalizarte en tu propio aprendizaje

Este es un momento para focalizarte en ti, descubrirte, conocerte, liberarte de lo que te bloquea y poder dar lo mejor a la vez que siendo consciente de tus límites.

Para concluir...

La pausa puede ser un momento para enfocarte en tu propio autoconocimiento, saber qué es lo que sientes, cómo te condiciona y cómo puedes aprender a gestionarlo para entender las situaciones con más perspectiva, desde la calma y la aceptación.

Cuando vives estos periodos de forma solitaria es común que nuestros pensamientos nos condicionen y angustien aún más. Por esa razón es tan importante la compañía: para mirar la situación con perspectiva y vivir un aprendizaje único que te haga sentir mejor no solo ahora sino en el futuro, lo cual también mejora tu capacidad para vincularte con los demás. Te hago entonces una invitación especial: en Empoderamiento Humano puedes encontrar una opción para agendar una primera sesión exploratoria conmigo vía Whatsapp. En esa sesión nos conocemos, profundizamos en tu situación, encontramos el problema, descubrimos una solución definitiva y estable y vemos cómo puedo acompañarte en ese proceso para que lo consigas al 100%.