¿Qué son los Primeros Auxilios Psicológicos?
Cuando los psicólogos de emergencias realizamos una intervención, ya sea en emergencias masivas como en urgencias cotidianas, debemos tener en cuenta la amplia variedad de reacciones y sentimientos que podemos encontrar en cada paciente.
Esto dependerá por una parte de la naturaleza y la gravedad de los hechos, y por otra de características personales del afectado como sus experiencias previas, el apoyo social que percibe, su historia de salud física y mental, su cultura y su edad. En los Primeros Auxilios Psicológicos se tienen en cuenta todos estos elementos.
La intervención psicológica en las emergencias
En estos primeros momentos de tensión que nos encontramos al llegar al lugar los hechos, como es lógico, no nos vamos a poner a realizar una evaluación multi-método como haríamos en consulta. Nuestra fuente de evaluación será pues la observación que hagamos del conjunto global de la situación y las verbalizaciones tanto del propio paciente como de testigos u otro miembro de los cuerpos de seguridad.
A la intervención le pasa lo mismo que a la evaluación. En la mayoría de los casos vamos a estar horas con ellos, pero no les volveremos a ver, y normalmente el protocolo de elección en emergencias serán los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP).
Los Primeros Auxilios Psicológicos
Centrémonos en los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP). Son técnicas basadas en la evidencia destinadas a ayudar a todo tipo de población afectada por un incidente crítico, aplicándose en las primeras horas tras el impacto. Tras las primeras 72 horas ya no son la técnica de elección.
Con su aplicación buscamos reducir el nivel de estrés y fomentar la adaptación y el afrontamiento a corto, medio y largo plazo.
Antes de aplicar los Primeros Auxilios Psicológicos se realiza un conocimiento del entorno en el que vamos a trabajar, conocer qué ha ocurrido y qué va a suceder. Además estableceremos comunicación con el resto del personal de emergencias para coordinarnos de mejor manera.
A la llegada al lugar se identifica a quien necesita asistencia. Siempre que sea posible se intenta reagrupar a las familias para trabajar con ellas; es muy común que surjan grupos espontáneos entre los afectados, también se trabaja con ellos de manera grupal.
Por último, una vez más destacar que tendremos que adaptarnos a la diversidad de la población con la que vamos a trabajar. Normalmente serán de culturas muy diferentes y por tanto tendremos que adaptar nuestra intervención a ello.
Las fases de los Primeros Auxilios Psicológicos
La aplicación de los PAP está dividida en ocho fases. A continuación veremos qué hacer y qué no hacer en cada una de ellas.
1. Contacto y presentación
La presentación ante el afectado debe realizarse de una forma no intrusiva, explicando quiénes somos y qué hacemos. No debemos avasallar al afectado, nos mantenemos cerca pero sin ser intrusivos. En este momento la otra persona está en estado de alerta, así que no hay que dejar espacio a incertidumbre, ya que esta puede ser una fuente de miedos.
Un buen acercamiento es la clave para la correcta y efectiva aplicación de los PAP, ya que establece el tono que va a tener toda la relación que va a seguir a esta fase.
2. Alivio y protección
Los afectados deben saber que estamos ahí para cubrir sus necesidades básicas, que estamos ahí para que no se preocupen por más cosas; desde promocionar agua y comida hasta un cargador del móvil o un teléfono con el que ayudar a la reagrupación familiar. De ese modo pueden ir relajándose poco a poco y dejar de temer por la incertidumbre del presente.
3. Contención emocional
En muchas ocasiones los afectados por una emergencia se encuentran en estado de shock, desorientados y desubicados. Nuestra labor como psicólogos de emergencias será orientarlos en el espacio y en el tiempo de una manera no agresiva, adaptándonos a la realidad del paciente.
4. Recogida de información
La forma en la que interactuamos con el afectado es muy importante, debemos hacerlo de manera en la que no se sienta incómodo, así podremos acceder a la mayor información posible para brindar la ayuda más eficaz.
Para ello debemos hablar de forma pausada, explorando todas las necesidades y clarificando la información, además debemos ordenar las prioridades de atención y atenderlas en función de los recursos disponibles. No debemos dar consejos triviales al igual que tampoco trivializaremos las necesidades en función de nuestras opiniones.
5. Asistencia práctica
Antes de nada deberemos anticipar informaciones prácticas útiles de las que quizás las víctimas no son conscientes aún,como dónde están los lavabos, los puntos de reagrupamiento, el avituallamiento… etc.
Ante las preguntas de los afectados con esta información conseguiremos rebajar su ansiedad y cumplimos con el objetivo de satisfacer sus necesidades básicas. Así, la ansiedad deja de acumularse, dado que ofrecemos atención en lo más fundamental.
6. Conexión con la red social de apoyo
Es de suma importancia ayudar a los afectados a conectar de nuevo con su red de apoyo. Ya sea facilitándoles un teléfono con el que ponerse en contacto o, en el caso de que no lo tengan, contactando con las fuerzas de seguridad para requerir su ayuda en esa labor.
Hasta que no haya nadie acompañando a esa persona, preferiblemente de su red de apoyo, no nos marcharemos.
7. Pautas de afrontamiento
La labor más importante será la de normalizar síntomas, muchos afectados creen que además de lo que les ha pasado se están volviendo “locos”, debemos alejar esa idea informando de las reacciones básicas de estrés esperables en las próximas horas y días.
Se les entrena en técnicas de relajación básicas, siendo la respiración diafragmática la técnica de elección, así conseguiremos reducir su nivel de actividad fisiológica y les daremos una herramienta de afrontamiento ante posibles futuros síntomas.
Por el contrario, no deberemos decir que ahora tiene que ser fuerte o valiente; lo único que hacemos con esa afirmación es no dejar al afectado experimentar sus propios recursos de afrontamiento..
8. Conexión con servicios externos
A la hora del cierre de la intervención, como hemos hecho al inicio, deberemos explicar que nos marchamos y cuál va a ser el proceder a partir de ese momento.
No dejaremos solos a los afectados, nos marcharemos cuando llegue la red de apoyo social de la víctima o, en su defecto, nuestro relevo. Además deberemos dar pautas al afectado sobre cuándo y a quién pedir ayuda, conectándola con la red de salud pública.
Concluyendo
Como conclusión me gustaría resaltar la utilidad en el día a día de los PAP y la necesidad de su entrenamiento en toda la población, al fin y al cabo ¿no conocemos todos técnicas de primeros auxilios como la RCP o la maniobra de Heimlich?
Cuidemos no solo de lo físico, también de lo mental.