Juan Luis Vives: biografía de este filósofo español
Considerado como uno de los mayores humanistas de la Europa del Renacimiento, la vida de Juan Luis Vives fue durante mucho tiempo olvidada. Filósofo, filólogo, pedagogo y, en cierta manera, psicólogo Vives fue un hombre de amplios saberes y muchas inquietudes.
Tratando de salvarse del yugo de la Inquisición huyó a Inglaterra y Flandes, lugares en los que tuvo la oportunidad de codearse con las más altas esferas. Sus consejos y palabras llenas de sabiduría llegaron a oídos de monarcas como Carlos V, Francisco I, Enrique VIII y Catalina de Aragón
Juan Luis Vives mantuvo estrecha relación con otros grandes personajes renacentistas como Erasmo de Róterdam y Tomás Moro y, aquí, vamos a ahondar un poco más en su historia personal, además de su amplio repertorio de obras, a través de una biografía de Juan Luis Vives.
- Artículo relacionado: "Juan Huarte de San Juan: biografía de este precursor de la Psicología"
Breve biografía de Juan Luis Vives
Juan Luis Vives (en valenciano Joan Lluís Vives y en latín Ioannes Lodovicus Vives) nació en Valencia el 6 de marzo de 1493 en el seno de una familia de judíos conversos. Pese a que la familia había dejado atrás sus credos hebreos, no pudo salvarse de la persecución religiosa de su época, ensañándose con los Vives.
Primeros años y huída de España
Ya desde joven Juan Luis Vives tuvo que hacer frente a las malas noticias cuando descubrió que su primo Miguel fue acusado de haber ejercido como rabino en una sinagoga clandestina. Para evitar que estos mismos problemas le persiguieran, cuando tuvo la ocasión, Juan Luis Vives huyó al extranjero.
Habiendo ya estudiado en Valencia fue a parar a la Sorbona de París. En 1512 se estableció en Flandes, donde fue profesor de la Universidad de Lovaina y entabló una estrecha relación con Erasmo de Róterdam.
En 1524, su padre, Luis Vives, fue condenado a arder en la hoguera. Sus hermanas reclamaron la dote de la madre, Blanca March, pariente del famoso poeta en lengua valenciana Ausiàs March. La madre había fallecido varios años atrás pero, aún así, la Santa Inquisición se las ingenió para acusarla de herejía, exhumando su cadáver y convirtiéndolo en pasto de las llamas. Todo era válido para quedarse el dinero confiscado.
Estando en el extranjero recibió una oferta para volver a España y enseñar en la Universidad de Alcalá de Henares, sin embargo, viendo cómo su país estaba tratando a su familia no es difícil entender por qué decidió rechazar este tipo de ofertas. Por aquel entonces ya se había establecido en Inglaterra, lugar donde la oscura sombra de la Inquisición no tenía tanta fuerza, y vivía bien de la fama que se había ganado. Impartía clases en el colegio de Corpus Christi de la Universidad de Oxford.
Consejero de los reyes de Inglaterra
Su prestigio como hombre de saberes amplios le abrió muchas oportunidades, pudiéndose codear con las más alta aristocracia inglesa. Se convirtió en una figura muy próxima a la reina Catalina de Aragón y también se acercó al político y humanista Tomás Moro.
Su amistad con Moro ocurrió justo en tiempos difíciles. Estos intelectuales estaban unidos por inquietudes comunes, puesto que ambos creían que el humanismo había entrado en declive por culpa de sus propios representantes, ahora preocupados por los intereses políticos.
En 1526, tras permanecer brevemente en Brujas, Flandes, escribió su Tratado del socorro de los pobres. Se trata de un texto en el que propugna una visión asistencia de los más desfavorecidos, defendiendo que la administración pública debe hacer todo lo posible para mejorar la calidad de vida de las gentes que vivan en sus tierras. Las ideas que presenta en este texto son consideradas las precursoras de los servicios sociales en Europa.
- Quizás te interese: "Diferencias entre la Psicología y la Filosofía"
Abandono de Inglaterra y últimos años
A su vuelta a Inglaterra, gracias al favor que gozaba de la corte, se ganó el título de profesor de latín de María Tudor, futura reina del país. Pero pese a las simpatías de los reyes, su posición se vio truncada por los cambios políticos que se avecinaban.
Enrique VIII solicitó a la Iglesia poder separarse de Catalina de Aragón puesto que no le estaba dando hijo varón, pero esta petición fue denegada, haciendo que el monarca inglés decidiera crear su propia iglesia, la Iglesia de Inglaterra, en la que él era su máximo representante.
Vives no se mostró partidario ni del divorcio ni de las decisiones unilaterales de Enrique, pero en vez de apoyar a Catalina le pidió que mantuviera un perfil bajo antes que manifestarse en contra de las decisiones de su marido. Tanto el rey como la reina vieron el no posicionamiento de Vives una posición contraria a la suya, lo cual hizo que perdiera muy rápidamente el favoritismo de ambos monarcas. Como consecuencia de ello, perdió la pensión ofrecida por la casa real para poder subsistir, y empezó a preocuparse.
Vives, ya experto en huidas de países en donde no se le quería, vio como el patrón vivido en España se repetía. Si en su tierra natal el ensañamiento de las autoridades eclesiásticas era por ser judío, en Inglaterra lo sería por no haberse mostrado abiertamente contrario a la Iglesia. Tomás Moro había pedido a Enrique VIII que obedeciera al Papa, lo que le valió su ejecución en 1535. Los miedos de Vives no eran infundados y, tras la muerte de su amigo, decidió definitivamente no volver a Inglaterra.
Sus últimos años los pasó en Flandes. Ahí se dedicó a la filosofía moral y la pedagogía, además de ahondar profundamente sobre la necesidad de los pueblos europeos de unirse en paz y armonía, pero luchando belicosamente contra el enemigo musulmán. Juan Luis Vives moriría el 6 de mayo de 1540 en la ciudad flamenca de Brujas, tras haber vivido los últimos estragos de una muy mala salud, pese solo tener 47 años.
Pensamiento y obra
La obra y pensamiento de Juan Luis Vives son verdaderamente atractivos, puesto que son los de un hombre humanista, renacentista, defensor de una identidad común europea, de base católica, para hacer frente a las amenazas islámicas. Vio cómo la Cristiandad se partía de nuevo, esta vez en católicos y protestantes. En un mundo en el que el cetro y el trono iban de la mano, cualquier cambio en la forma de interpretar la religión implicaba todo un cambio político.
Aunque en un principio creyó que la ruptura de la iglesia de Inglaterra con la del resto del mundo cristiano sería simplemente disputa teológica, los acontecimientos vividos por Tomás Moro y él mismo le valieron para cambiar de opinión rápidamente. Es por esto que, lejos de defender firmemente la unilateralidad de los gobernantes y del Papa, Vives defendía que los reyes cristianos debían unirse como hermanos, en paz y armonía, para hacer que el continente progresara. Usaba el término Europa no para referirse a la región, sino a su civilización.
Opinó que en el cisma de Inglaterra y el papado debían hablar sus soberanos para llegar a una postura común. El problema debía solucionarse por medio de la palabra y el diálogo, no usando la espada. Así pues, Juan Luis Vives muestra un verdadero talante democrático, conciliador, algo que sembraría la voluntad de los concilios posteriores que tratarían de quitar hierro a la “traición” de los cristianos ingleses.
Se mostró crítico con cómo muchos católicos vivían la fe. En un escrito dirigido al papa Alejandro VI, más conocido como Rodrigo de Borja (o Borgia) y valenciano como él también, Vives mostró su preocupación acerca cómo las misas de los domingos se habían transformado en una representación casi paródica de lo que los cristianos debían hacer y no hacían. Se promovía la caridad, pero no se hacía; se promovía la comprensión y la paz, pero los reyes y religiosos se enzarzaban en absurdas guerras fraternales.
En cuanto a su forma de enseñar y pensamiento más académico, Vives trató de recuperar el pensamiento de Aristóteles dejando de lado las interpretaciones escolásticas medievales, además de ser promotor de una ética inspirada en Platón y los estoicos. Fue un hombre ecléctico y universalista que avanzó con innovadoras ideas en múltiples materias filosóficas, teológicas, pedagógicas y políticas. El total de sus escritos asciende a sesenta y los escribió íntegramente en latín. En todos ellos insiste que la enseñanza debe darse por problemas de métodos más que en dar una sesión magistral.
Comprende la mente del estudiante, por lo que ha sido considerado un gran pedagogo y psicólogo. En su tratado “Sobre el alma y la vida”, aunque sigue a Aristóteles y defiende la inmortalidad del alma, atribuye a la psicología el estudio empírico de los procesos espirituales. Estudia la teoría de los afectos, la memoria y la asociación de las ideas, con lo cual es considerado como el precursor de la antropología del siglo XVII y de la moderna psicología.
Otra de sus obras pedagógicas que destacan destacan “Institutione de feminae christianae” (1529), una especie de manual ético-religioso dirigido para la buena mujer cristiana, sea joven, casada o viuda. Tenemos también “De ratione studii puerilis ”, que se considera uno de los primeros programas de educación humanística. Otros libros en esta misma línea son “De ingeniorum adolescentium ac puellarum institutione” (1545) y “De officio mariti”, “De disciplinis” (1531), por último, se divide en tres partes: “De causis corruptarum artium”, “De tradendis disciplinis” y “De artibus”.
En cuanto a sus obras más de tipo social encontramos varios tratados, entre ellos el “El socorro de los pobres” o “De subventione pauperum” (1526) y “De communione rerum” (1535). En sus obras Vives siempre escribe sobre temas concretos y con propuestas de soluciones, como “De conditione vitae christianorum sub Turca” (1526) o “Dissidiis Europae et bello Turcico” (1526), obras en las que abordaba los problemas del cristianismo en relación con los turcos y la reforma protestante, defendiendo la idea expuesta de que los europeos se debían unir contra los musulmanes, especialmente los otomanos.
Vinculado a su fama de buen conocedor de la lengua latina tenemos su “Linguae latinae exercitatio” o “Ejercicios de lengua latina” (1538), un libro con diálogos llenos de gran sencillez que dictó para facilitar el aprendizaje de la lengua de Plutarco entre sus estudiantes.
Referencias bibliográficas
- G. Bleiberg y J. Marías. (1994) Diccionario de Literatura Española, Madrid: Revista de Occidente
- Vives, Juan Luis; Calero, Francisco (1999). Obras políticas y pacifistas. Madrid: Ediciones Atlas - Biblioteca de Autores Españoles. ISBN 84-363-1093-4.
- Fantazzi, Charles, ed. (2008). A Companion to Juan Luis Vives, Leiden: Brill (Brill''s Companions to the Christian Tradition, 12).