Silvia Guinea: «La gestión emocional es básica ante rabietas infantiles»
Muchas de las claves del buen desarrollo psicológico de los niños y niñas no depende tan solo del correcto crecimiento de su cerebro y de otros aspectos biológicos; la manera en la que interactúan con el entorno y con los demás también es fundamental.
Sin embargo, esto puede llegar a suponer muchos retos para los padres y las madres; no son raros los casos en los que el comportamiento de los más pequeños no se ajusta a las normas que se supone que deben seguir. Por eso, hay quienes necesitan acudir a profesionales de la psicoterapia infanto-juvenil para poder establecer unas dinámicas de educación, comunicación y crianza que sí funcionen. En esta entrevista a la psicóloga Silvia Guinea hablaremos justamente de eso: los problemas por mal comportamiento en niños y niñas.
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Entrevista a Silvia Guinea: ¿qué se esconde detrás de un mal comportamiento recurrente en niños?
Silvia Guinea Castany es psicóloga sanitaria experta en la atención psicológica infanto-juvenil y para adultos, y tiene su consulta en Madrid. Más allá de las sesiones de intervención en niños y niñas, también asesora a los padres y madres para que contribuyan al correcto desarrollo y aprendizaje de los más pequeños. En esta entrevista, nos hablará acerca de los problemas surgidos del comportamiento inadecuado en la infancia.
¿Crees que, en general, es frecuente que los padres y madres tengan una visión demasiado reduccionista y simplificadora acerca del comportamiento inadecuado de sus hijos cuando son pequeños?
Creo que hay padres y madres diferentes. Los hay que se informan, leen mucho, van a muchos talleres sobre el comportamiento infantil y que acuden a escuelas de padres. Estos padres suelen tener una visión más general y clara de qué es lo que hace que una conducta desadaptativa o mal comportamiento, como se dice entre padres y madres, aparezca y se mantenga.
Sin embargo, también hay padres y madres que creen que las conductas desadaptativas de sus hijos se dan porque el niño “me reta”, es desobediente o quiere llamar la atención. Pero lo cierto es que detrás de una conducta de este estilo es necesario tener una visión más global del problema.
Por lo que has ido viendo a lo largo de tu trayectoria profesional, ¿suele ocurrir que los padres y madres refuerzan el mal comportamiento de los hijos sin darse cuenta de ello?
Esto ocurre más de lo que creemos y suele ser por desconocimiento. Por ello, siempre suelo tener algunas sesiones dedicadas a los padres, para que adquieran una serie de pautas educativas en casa que sean consistentes y coherentes, de tal forma que aprendan qué reforzar y cuándo.
Por otro lado, también trabajamos otras técnicas de modificación de conducta que les pueden ayudar a reducir esas conductas desadaptativas que se dan en el día a día en el hogar y que tanto estrés intrafamiliar generan.
Como personas adultas, ¿qué papel juega nuestra regulación de las emociones y de los impulsos cuando los pequeños entran en estado de “rabieta” y actúan de manera caótica?
Es fundamental que los padres y madres mantengan la calma durante una pataleta, lo cual no siempre es fácil. Pero, lo que sí está claro es que si se pierden los nervios y se les grita, los niños se suelen poner más nerviosos y es difícil que se tranquilicen. Por tanto, diría que una buena gestión emocional por parte de los padres es fundamental ante las rabietas de los más pequeños.
De hecho, a mí me gusta mucho explicarles a los padres que no son sus hijos los que hacen que ellos como padres pierdan los nervios, sino que su forma de tolerar la frustración y su gestión emocional la que provoca que pierdan la paciencia ante determinadas conductas de sus hijos.
¿Cuáles son algunas de las causas más habituales por las que, por ejemplo, los niños y niñas se niegan a acatar las normas de casa?
Entre las causas más habituales que me encuentro en consulta podemos decir que suele haber una forma ineficaz de dar las órdenes por parte de algunos padres, lo suyo es estar al menos en la misma habitación que el niño y no darle más de dos órdenes cada vez. También, se suele reforzar poco la conducta contraria, es decir, elogiarles cuando sí cumplen y son obedientes. Esto mejoraría el número de veces que el niño decide obedecer.
Por otro lado, siempre es importante realizar una buena evaluación ya que en ocasiones no siempre es una cuestión conductual, sino que el niño puede presentar algún problema emocional o algún trastorno por el que le cueste más que a otros niños de su edad obedecer, por ejemplo, un niño con Trastorno por Déficit de atención y/o Hiperactividad (TDAH).
¿Qué se puede hacer desde la psicoterapia para ayudar a estos niños y familias en lo relativo al mal comportamiento de los pequeños?
Desde la psicología infantil siempre es necesario realizar una buena evaluación de la situación y así descartar otras causas por las que el niño pudiera estar comportándose de forma desadaptativa. Como he comentado, podría ser que escondiera un problema emocional o un TDAH.
Una vez encontrada la causa de por qué el niño se comporta como se comporta se realizan algunas sesiones de psicoeducación con los padres. En estas sesiones se les explica el funcionamiento de la conducta infantil, las formas de aumentar aquellos comportamientos que nos gustan y reducir aquellos que resultan desadaptativos a través de técnicas de modificación de conducta, los diversos estilos educativos existentes, etc.
Además, se adaptan dichas técnicas a cada niño y situación específica que se dé con ellos, en casa o en la calle, para que los padres sepan cómo actuar. Posteriormente, se trabaja con el niño en la gestión de sus emociones, la identificación y manejo del enfado, enseñarle a que busque soluciones, etc.
¿Y qué consejos generales darías a los padres y madres para que sepan aplicar normas de comportamiento para niños y niñas de manera eficaz, sin crear conflictos innecesarios?
Aunque existen algunos consejos generales que se pueden aplicar, cabe señalar, que cada niño, cada familia y cada situación es diferente y, por ello, lo ideal es adaptar las pautas a cada circunstancia.
Las pautas genéricas pueden no funcionar en determinados casos, por lo que se recomienda acudir a un profesional si dichos comportamientos desadaptativos perduran. De esta forma, las técnicas y herramientas que nos proporcione el profesional estarán adaptadas a cada caso en particular.
Como consejos generales, uno de ellos sería tener en cuenta que una gran parte del aprendizaje que hace el niño se hace por observación. Tú, como padre o madre, eres su mayor ejemplo. De ti aprenderá cómo gestionar un conflicto, cómo enfadarse, cómo reclamar algo, cómo reaccionar ante un imprevisto, etc. Si tú gritas cuando te enfadas es muy probable que él también grite.
Por otro lado, siempre es muy recomendable que tratemos de centrarnos en lo que hacen bien. Algunos padres están muy obsesionados en corregir y exigir continuamente a sus hijos y pasan por alto todo lo que hacen bien. Por ello, es fundamental elogiarles de vez en cuando por todos aquellos comportamientos que sí nos gustan de él.
Además, también ayuda bastante dar bien las órdenes, es decir, desde la misma habitación, cuando he conseguido contacto visual del niño, no pedirle cosas si está mirando una pantalla ya que en ese momento no nos escuchan, ser muy concretos con lo que pedimos, etc.
Y por terminar, es muy recomendable que padre y madre actúen del mismo modo ante un comportamiento desadaptativo del niño y aplicando la misma técnica, solo de esta forma conseguirán reducir aquellos “malos comportamientos”.