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Metformina (medicamento): usos, efectos secundarios e información


La diabetes es la novena causa global de muertes y actualmente no tiene cura. Se calcula que actualmente 1 de cada 11 adultos a nivel mundial padecen de diabetes, un número que alcanzará los 590 millones de afectados para 2035. De todos ellos, más del 85% padecen diabetes tipo 2.

La metformina es la medicación más prescrita para tratar la diabetes tipo 2, que produce porque el cuerpo no está produciendo suficiente insulina y/o se ha desarrollado tolerancia a los efectos de la insulina, debido a una exposición constante a altos niveles de esta.

En este artículo comentaremos qué es la metformina, cómo y para qué se utiliza, así como también sus posibles efectos secundarios derivados de su consumo.

¿Qué es la metformina?

La metformina es una medicación antidiabética utilizada para disminuir los niveles de glucosa en sangre. Pertenece a la familia de las biguanidas, medicaciones derivadas a partir de la planta Galega officinalis, cuyas propiedades anti glucémicas se conocen desde principios del siglo XX.

A pesar de la utilidad de las biguanidas, su uso como medicación contra la diabetes quedó en segundo plano inicialmente debido a la comercialización de la insulina. Se introdujo en Francia en 1957 y se aprobó su uso médico en los EEUU en 1995. Actualmente es la medicación más utilizada en el tratamiento de la diabetes tipo 2.

¿Cómo funciona?

La metformina disminuye los niveles de glucosa en sangre. A pesar de que el mecanismo exacto del funcionamiento de la metformina no está todavía claro, sabemos que este efecto de disminución de la glucosa en sangre se produce mediante:

  • Disminución de la liberación de glucosa hepática
  • Mejora de la absorción de glucosa por las células musculares
  • Mejora de la absorción de glucosa en eritrocitos
  • Inhibición de la absorción intestinal de la glucosa
  • Cambios en la microbiota intestinal

Estos mecanismos provocan una disminución patente de los niveles hiperglucémicos de los pacientes que la toman, sin aumentar la producción de insulina ni aumentar el peso de los pacientes que la toman, esto último siendo un efecto habitual de otras medicaciones utilizadas para tratar la diabetes.

Usos

Actualmente, como hemos comentado, la metformina se utiliza principalmente para tratar la diabetes tipo 2. Aun así, existen profesionales médicos que la recetan para frenar la obesidad de los pacientes, sean o no diabéticos. Este uso de la metformina es controversial, debido a los efectos secundarios que esta medicación puede generar.

Su consumo es por via oral, debiéndose tomar junto a las comidas para minimizar efectos secundarios tales como:

  • Nauseas
  • Vómito
  • Dolor abdominal
  • Flatulencia
  • Diarrea

Se deben evitar dosis de metformina diarias superiores a los 2g. Al iniciar el tratamiento, se recomienda empezar con dosis lo más bajas posible e irlas incrementando gradualmente según las necesidades del paciente.

Efectos secundarios

Los efectos secundarios de la metformina son varios, algunos de ellos muy graves aunque de rara incidencia. Agrupados según su rareza, serían:

1. Efectos secundarios muy frecuentes

Encontraríamos los anteriormente mencionados efectos secundarios que disminuyen a medida que nuestro organismo se acostumbra al tratamiento y tomamos la dosis diaria en conjunción con las comidas. De nuevo, estos serían vómitos, náuseas, diarreas, pérdida del apetito y dolor abdominal

2. Efectos secundarios frecuentes

Una de cada diez personas que toman metformina padecerán alteraciones del sentido del gusto durante el tratamiento con esta medicación.

3. Efectos secundarios poco frecuentes

Se calcula que 1 de cada 10.000 personas bajo tratamiento con metformina puede ver alterada su función hepática, cuyo principal síntoma visible es la tonalidad amarilla en piel y/o ojos. También en este rango encontraríamos erupciones en la piel, con enrojecimiento o picores.

Como efectos secundarios poco frecuentes pero de gravedad, encontraríamos la acidosis láctica -un incremento del ácido láctico en sangre que es potencialmente letal si no se trata-, así como también una disminución drástica en los niveles de vitamina B12, necesaria para el buen funcionamiento del sistema nervioso.

Los principales síntomas iniciales de la acidosis láctica no son específicos, pero habitualmente son de cansancio y debilidad muscular inexplicables, así como fuertes calambres. Están en especial riesgo de padecer acidosis láctica aquellas personas con función renal disminuida, a las cuales no se recomienda el uso de la metformina por el riesgo inherente a padecer acidosis láctica.

Por otro lado, los niveles disminuidos de vitamina B12 causan una multitud de síntomas si esta deficiencia es grave. Encontraríamos casos de depresión, trastornos de personalidad, problemas de memoria, problemas gastrointestinales, debilidad muscular y pérdida de visión.

Además, aunque todavía no está demostrado de forma concluyente y se necesita más investigación al respecto para confirmar o negar este hecho, se estudia la capacidad de la metformina de aumentar el riesgo de ataques cardíacos en las personas que la toman.

Contraindicaciones

La toma de metformina no está indicada para personas con problemas hepáticos, renales, que padezcan de infecciones graves o enfermedades relacionadas con el suministro reducido de oxígeno, por ejemplo cardíacas. Por otra parte, la deshidratación y el consumo de alcohol en grandes cantidades puede incrementar el riesgo de padecer acidosis láctica.

Pese a que la metformina no causa hipoglucemia por sí sola, si se toma en conjunción con otras medicinas para el tratamiento de la diabetes corremos el riesgo de padecer hipoglucemia, niveles demasiado bajos de azúcar en sangre. La hipoglucemia se manifiesta con debilidad, mareos, sudoración, mayor frecuencia cardíaca y trastornos de la visión y la concentración.

Si padecemos síntomas de hipoglucemia, el consumo de alimentos azucarados puede aliviarnos momentáneamente.

La metformina también debe dejar de tomarse si nos vamos a someter a procesos quirúrgicos importantes o a pruebas diagnósticas con contrastes que contengan yodo.