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¿Qué significa el color rojo en Psicología?


Roja es la sangre que corre por nuestras venas, al igual que rojo anaranjado el color de las llamas. El color rojo es uno de los más sobresalientes y rápidamente percibidos en la naturaleza, distinguiéndose rápidamente y no siendo tan frecuente de observar como el verde o el azúl.

Pero siempre ha encerrado un profundo simbolismo, tal vez el más visceral de entre todos los colores que existen. Más allá de lo simbólico, el rojo también tiene un significado psicológico y puede llegar a modular nuestra conducta. ¿Qué significa el color rojo según la psicología? Vamos a verlo a lo largo de este artículo.

El color rojo: ¿qué es?

Antes de empezar a hablar sobre qué simboliza y significa a nivel psicológico el color rojo, debe mencionarse que el color no es algo intrínseco de los objetos o de las cosas sino que es el resultado del acto de percibir. Es decir, vemos las cosas rojas debido a que nuestro ojo capta determinadas longitudes de onda de la luz a través de un determinado tipo de conos de nuestro ojo que posteriormente nuestro cerebro interpreta como dicho color.

El en caso concreto del rojo las longitudes de onda que le corresponden son aquellas comprendidas entre 654 nm y 700 nm, comprendiéndose en realidad dentro de la consideración de rojo una gran cantidad de tonalidades en función de su nivel de mezcla con otros colores. Se trata de uno de los tres colores primarios, cuyo significado a nivel psicológico está influido por su asociación con estímulos percibidos de dicho color o de alguna de sus mezclas con otros colores, especialmente con el naranja.

Simbolismo y significado del color rojo a nivel psicológico

Como decíamos en la introducción el color rojo es uno de los que mayor simbolismo suele tener a nivel psicológico e incluso religioso, debido a que una serie de elementos concretos son percibidos de dicho color. Concretamente, las asociaciones más fuertes del color rojo son con el fuego (si bien curiosamente el tipo de fuego más habitual suele tener un color anaranjado) y con la sangre. Por extensión, también se encuentra vinculado al calor, al Sol, a la guerra y a la violencia (en la que es habitual la sangre).

Se trata de un color que al igual que en el resto de casos refleja tanto aspectos considerados positivos como negativos, si bien junto con el negro y al contrario que el resto de colores suele ser mal visto debido a la relación con la violencia.

Desde la psicología de los colores, que estudia los efectos psíquicos del color derivados mayoritariamente de la percepción social y cultural de éstos (el simbolismo) y de su efecto sobre el cerebro, podemos destacar en el caso del color rojo las siguientes asociaciones.

Entre las más positivos se asocia el rojo al calor, a la pasión y la energía. También se vincula a la afectividad, siendo en su polo positivo también asociado al amor (si bien suele tener mayor vinculación uno de sus derivados, el rosa), la sensualidad y al sexo. Se ha asociado también a la prosperidad y al poder, así como a la fuerza. También a la vitalidad y al dinamismo, a la buena salud, a la felicidad e incluso a la extraversión.

Asimismo resulta habitual que se relacione con la espontaneidad y el atrevimiento. De hecho, psicológicamente se ha observado que este color estimula levemente un comportamiento más extravertido. También se ha observado que resulta un color activador para el ser humano y que ayuda a generar movimiento y actuar para conseguir las propias metas. Se relaciona también con el éxito, la independencia y autonomía e incluso con la vida.

Pero probablemente son mucho más conocidas sus connotaciones negativas, vinculadas a la sangre. En este sentido el rojo se ha relacionado a lo largo de la historia con el comportamiento violento, el odio, la agresividad, la falta de control, la labilidad emocional, el exceso y el peligro. También con la competitividad (si bien esta connotación puede ser buena o mala dependiendo si se lleva o no al extremo). En ocasiones se vincula con la destrucción, la crueldad y la muerte. Se ha observado que el color rojo también se vincula a comportamientos poco reflexivos y con tendencia a ignorar el riesgo. De hecho, existe la leyenda urbana de que las personas con un coche de dicho color suelen tener que pagar más en el seguro debido a esta asociación.

En definitiva estamos ante uno de los colores en los que más claramente se ve la bipolaridad del simbolismo de los colores, asociándose tanto a aspectos tan valorados como el amor hasta los conceptos considerados totalmente contrarios, como el odio en este caso. Es el color de la intensidad y lo visceral, asociado a una emocionalidad potente y extrema y contribuyendo de hecho a generar una respuesta emocional intensa.

Utilización de este color en diferentes ámbitos

Todos los anteriores aspectos no son meramente anecdóticos o estéticos, afectando y teniéndose en cuenta en la práctica dentro de ámbitos muy diversos. Por ejemplo, el color rojo no suele ser habitual en centros de salud más allá de su símbolo, debido a su relación con la sangre y el dolor. También suele evitarse en lugares en que se requiere de silencio y reflexión, como bibliotecas. Tampoco es recomendable en personas que ya son muy excitables de por sí. dado que se pueden sobreexcitar.

Sin embargo, sí que es habitual que se emplee para pintar casas en que se quiere generar dinamismo y actividad. En la ropa es habitual de cara a expresar cercanía, actividad o fuerza, si bien por contra también puede ser contraproducente si estamos en situaciones como entrevistas de trabajo ya que se vincula al descontrol, poco compromiso y a la poca capacidad de reflexión. Asimismo, es habitual en el caso de las féminas que se emplee en vestidos o en las barras de labios como elemento de distinción y sensualidad.

En el mundo del marketing, su vinculación con el poder y la actividad suele hacer que diversas marcas la empleen con productos. Asimismo se ha visto que estimula la acción, comportamiento irreflexivo y el consumismo, siendo utilizado para mejorar la probabilidad de compra. También suele emplearse en productos destinados a un público joven y vital. Asimismo se ha observado que es un color que tiende a estimular el hambre y la ingesta, con lo que es habitual en marcas alimentarias. Por último, suele ser empleado para señalar peligro debido a su alta vistosidad, normalmente mezclado con negro o amarillo.

¿Y en otras culturas y momentos?

Hemos visto el significado atribuido al color rojo a nivel general, pero lo cierto es que en diferentes regiones del mundo el simbolismo de dicho color puede variar en diferente medida.

Por ejemplo, en China es visto como un color de buena suerte y larga vida, siendo habitual su uso en celebraciones para atraerlas. En la India también se asocia al matrimonio, la fertilidad, la pureza y el poder. Suele usarse en bodas, siendo un color asociado a los ropajes de la diosa Lakshmi (diosa de la buena suerte, la belleza y la riqueza). En Sudáfrica es utilizado como color del luto.

Históricamente en culturas y sociedades que han vivido siempre en condiciones de frío intenso el color rojo es mayoritariamente un símbolo de positividad y vida, debido a su vinculación con el calor. Entre ellas podemos destacar Rusia.

Por contra, en culturas en que el calor es motivo de sufrimiento o incluso de muerte puede verse como símbolo negativo. Concretamente, en el antiguo Egipto se consideraba que el rojo era el símbolo del mal y la destrucción, aunque también podía simbolizar la vida y la regeneración.

En la Europa de la Edad Media tenía doble lectura; por un lado se relacionaba el rojo con el mal y la culpa (siendo muchas mujeres pelirrojas acusadas de ser brujas y quemadas en la hoguera), mientras que por el otro el color de la sangre simbolizaba a Jesucristo y la idea de sacrificio y redención. De hecho, por ello los ropajes del Papa fueron rojos y en la actualidad los cardenales visten de dicho color. También se terminó por asociar a lo femenino, una asociación que sigue vigente hoy en día.