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​La metáfora de las cajas japonesas “Himitsu-bako”


El concepto de estas cajas rompecabezas se originó a principios del siglo XIX en la región de Hakone (Japón), donde se regalaban como recuerdo a la gente que visitaba las termas de la zona. Su creador fue Ryugoro Okawa.

Se trata de un tipo de caja que solo puede abrirse a través de una serie de movimientos muy precisos. Algunas cajas únicamente requieren deslizar pocas piezas hasta el lugar correcto; otras obligan a realizar movimientos milimétricos en cada una de sus piezas.

Puedes visualizar un vídeo sobre estas cajas a continuación:

¿Qué son las cajas Himitsu-bako?

Esta semana, el equipo del Instituto Mensalus explica la importancia de comprender y respetar “la diferencia” a través de la metáfora de las cajas Himitsu-Bako.

¿Qué metáfora existe detrás de la caja rompecabezas?

Para empezar, cada caja es única y por ello, su modo de abrirse también lo es. Tal y como comentábamos, se fabrican con distintos niveles de complejidad. Por este motivo, los modelos simples apenas requieren dos o tres pasos para abrirlas, mientras que los modelos más complejos precisan un mínimo de mil movimientos.

Con la resolución de conflictos sucede algo similar. Cada situación es única, sea cual sea su complejidad, y requiere de una estrategia de intervención también única.

A diario lidiamos con situaciones que comparten procesos similares. Cuando existe un aprendizaje y una rutina, los asuntos que atendemos y resolvemos son como las cajitas simples. Aún así, cada momento, cada escenario, es exclusivo. Así mismo, a lo largo de la vida también nos encontramos con cajas complejas que precisan de tiempo y atención. La solución requiere movimientos más elaborados y, por supuesto, muchas pruebas fallidas.

Tanto en el caso de las cajas simples como de las complejas, el ensayo-error es el que señala la pieza que deberemos deslizar. Las soluciones fluyen con la práctica y toman forma gracias al aprendizaje y la paciencia.

¿La metáfora de las cajas también es aplicable a las personas?

Por supuesto. Cada persona posee unas herramientas únicas (recursos) que le permiten conectar con el mundo, relacionarse con él mismo y los demás, hacer frente a adversidades, etc. Este conjunto de habilidades queda reflejado en su sistema de pensamientos y emociones. Cada uno de nosotros, en cada situación, pensará, sentirá y actuará de un modo distinto (se comportará como una caja rompecabezas irrepetible).

¿Qué nos dice esta diferencia individual?

Comprender que cada persona es una caja y opera como tal nos ayuda a entender que no existe una única realidad y un único modo de ver la vida, al mismo tiempo que nos recuerda la importancia de empatizar con “la caja” ajena.

A veces resulta difícil adaptarse al modo de operar del otro...

Cierto. Y no solo por la diferencia en los puntos de vista, también por la diferencia en los ritmos vitales. Por ejemplo, lo que para uno es un momento de reflexión o espera, para otro puede ser una pérdida de tiempo.

Siguiendo con el ejemplo de los ritmos vitales, en el trabajo de equipo el respeto por la “caja ajena” es un tema muy importante a tratar. La metáfora de las cajas Himitsu-Bako es un modo muy gráfico de explicar que la estrategia de intervención no dependerá únicamente del objetivo, también lo hará de las personas que participan en él y de las sinergias que se creen a la hora de trabajar.

Esto también es extrapolable a otros sistemas (por ejemplo el contexto familiar o el de pareja). La diferencia de ritmos al resolver cuestiones de la vida diaria puede convertirse en un serio problema. Cuando esto sucede, preservar un estilo comunicativo asertivo es uno de los principales retos.

En este sentido, ¿qué aspectos pueden ayudar a la hora de respetar el ritmo ajeno?

En primer lugar, evitar imponer nuestro ritmo como la única estructura válida. Las posturas rígidas derivan en discusiones protagonizadas por estrategias comunicativas fallidas como “la escalada” (subir el tono y la agresividad del discurso con el fin de buscar el reconocimiento) o la omisión (callar y aguantar sin compartir la propia opinión).

Comprender que la otra persona opera desde su propio modo de interpretar la realidad nos descubre un mundo (nuevos puntos de mira) y complementa nuestra visión, ya sea a través de reforzar o restar poder a nuestros constructos (aquellas palabras que dan forma a nuestro discurso y explican nuestros valores).

En momentos en los que la comunicación no es eficiente, ¿cómo nos puede ayudar la metáfora de las cajas?

Si no comprendemos la caja, difícilmente podremos abrirla (resolver el rompecabezas). Esta comprensión pasa por el reconocimiento de la necesidad del otro, la exposición de la propia necesidad y el análisis de la situación desde ambos puntos de vista.

Recordar la metáfora de las cajas Himitsu-bako es una forma de hacer explícita la diferencia que caracteriza a cada ser humano que, a su vez, define su esencia (su modo de pensar, sentir y actuar).

Aceptar la diferencia nos convierte en personas más flexibles y eficientes ante la resolución de conflictos. Además, dicha aceptación nos facilita la conexión con los demás y nos ayuda a disfrutar del atractivo que despierta la exclusividad de cada “caja”.