¿Cómo gestionar la falta de honestidad en una relación de pareja?
La honestidad en la pareja es considerada uno de los pilares fundamentales para que la relación marche bien. Pese a que es fácil interiorizar la teoría, a la práctica esto resulta ser más complicado.
Muchas parejas tienen un serio problema de falta de sinceridad, lo cual, si bien por sí solo no tiene por qué condenar a la relación, sí que puede contribuir a que se vaya desgastando con el paso del tiempo.
A continuación vamos a explorar cómo gestionar la falta de honestidad en una relación de pareja, entendiendo la importancia de la sinceridad para que cualquier relación sentimental funcione de la mejor manera posible.
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¿Qué hacer ante la falta de honestidad en una relación de pareja?
Lo de que la honestidad es un pilar fundamental en toda relación de pareja es uno de los dichos más oídos a la hora de hablar de relaciones sentimentales. Parece ser que todo el mundo tiene muy claro esa verdad, pero también es cierto que la teoría es más fácil que la práctica y que muchas parejas tienen un serio problema de honestidad en su relación. Querer quieren ser honestos, pero les cuesta, y con el paso del tiempo esto se puede convertir en un serio problema.
Pero, ¿a qué nos referimos con honestidad en la pareja? lo podríamos definir como ser sinceros con nuestra pareja, tanto para lo bueno como para lo malo. Hay quienes, por ejemplo, se sienten tristes y desmotivados en su relación, pero lejos de comunicarle sus sentimientos a su pareja prefieren guardárselo, considerando que es mejor no preocuparla, y para conseguirlo se ponen una máscara de felicidad, intentando engañarse a sí mismos tanto como, aparentemente, lo están consiguiendo con su relación.
Otra muestra de falta de honestidad puede venir de otra forma un tanto más tóxica, como puede ser que no nos guste que nuestro novio salga con sus amigos o se siga relacionando con su ex pareja. Aquí hay un problema de celos, el cual debería trabajarse, sin embargo lejos de exponerlos o criticar el hecho de que se relacione con sus amistades preferimos callarnos porque también somos conscientes de que sentirlos está mal, que es un comportamiento posesivo el no querer que se relacione con sus amigos.
Otro ejemplo de falta de honestidad es estar incómodo con lo que hace nuestra pareja a veces y, en vez de decírselo con sinceridad y amabilidad, preferimos callar porque pensamos que o bien no es para tanto o ya se dará cuenta de qué es lo que está haciendo mal. También nos convencemos de que no nos deberíamos molestar por algo así, o que tampoco tenemos la energía suficiente como para estar repitiéndole una y otra vez que no haga las cosas de tal manera.
Podríamos continuar poniendo más ejemplos que evidencian falta de honestidad en la relación de pareja, tanto para cosas más bien banales como para asuntos verdaderamente serios. Decir que la relación va a estar condenada irremediablemente al fracaso por el simple hecho de no ser honestos no es justo, pero desde luego no será una relación ideal basada en la confianza y la sinceridad porque, básicamente, de eso es de lo que cojea.
Cómo mejorar la honestidad en la pareja
Si bien cada pareja es un mundo y no todas las fórmulas tienen que servir para todas, sí que podemos hacer ciertas cosas para gestionar la falta de honestidad en la relación. Todas ellas tienen como objetivo hacer que la pareja sea más transparente, es decir, que sus miembros no tengan tanto reparo en decir cómo se sienten y qué les incomoda de la vida marital o noviazgo.
1. Ser sincero
Este punto es una obviedad, un consejo que todos tenemos interiorizado en nuestro propio manual de cómo debe funcionar bien una relación de pareja. Pero como hemos dicho antes la teoría es fácil de entender, la práctica, sin embargo, es difícil de aplicar.
Hay que entender que la falta de sinceridad en la pareja impide tener una vida íntima. Falta conexión real porque hay demasiados secretos, que por muy inocentes que sean nos alejan de nuestro novio/a o esposo/a, creándose una extraña relación similar a la que tendríamos con un conocido cualquiera. Se supone que nuestra pareja es nuestra media naranja, y como tal debemos saber lo mismo el uno del otro.
Ya sea porque hay afán de gustar a nuestra pareja o por miedo a hacer o decir algo que le moleste, acabamos mintiendo, reprimiendo nuestros sentimientos y opiniones y sintiéndonos mal por ello. Este tipo de conductas y emociones pueden ser una pesada losa, tanto que acabará con la relación.
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2. Si nos quiere nos aceptará como somos
Las mentiras y el fingir ser quienes no somos es un comportamiento muy asociado al miedo a ser rechazados por cómo somos. Las personas somos animales sociables y queremos sentirnos aceptados y para ello ornamentamos un poco como somos, aunque suponga mentir. Pese a que nuestra pareja tendría que aceptarnos incondicionalmente, este miedo al rechazo es tan fuerte que incluso no nos mostramos tal como somos con ella.
Si nos quiere, nos aceptará en lo bueno y en lo malo. No podemos pretender tener una buena relación si no estamos seguros de que esa persona con la que compartimos momentos muy privados no es consciente de cómo somos realmente. Por eso tenemos que hacer un esfuerzo y abrirnos y comprobar si realmente vale la pena salir con esa persona.
Si por desgracia no nos acepta tal como somos, la relación empezará a debilitarse y puede que se rompa, pero es mejor eso que estar atrapado en una relación donde reina la incertidumbre de no saber si realmente vamos a ser queridos por cómo somos pero no lo sabemos porque no lo mostramos.
3. Sin libertad no hay amor
Vincularse a alguien no debe ser interpretado como pérdida de libertad. Sí, es cierto que si tenemos una relación monógama salir con otras personas a escondidas de nuestra pareja no está bien, pero no es esa la “libertad” a la que nos queremos referir.
Cuando decimos que sin libertad no hay amor significa que tenemos que compartir nuestras opiniones y comportarnos de la forma que más nos guste, siempre y cuando no haga daño a otras personas.
Nuestra propia libertad hace más libre a la pareja. Muy relacionado con lo que ya hemos comentado, si nuestra pareja nos quiere nos aceptará tal y como somos, y en ello se incluye también como nos comportamos y qué opinamos. Si no está a gusto, no sirve de mucho seguir con la relación.
4. No culpemos a nuestra pareja
Todo el mundo nos equivocamos de vez en cuando, y lo que en un principio fue un pequeño error puede convertirse en una bola de nieve que va aumentando de tamaño a medida que va pasando el tiempo. Pequeños gestos cotidianos pueden ser malinterpretados y dar lugar a grandes casos de resentimiento que dañarán la confianza de la relación.
Antes de reprocharle nada, debemos pensar fríamente si ha habido una intencionalidad mala, esto es, si se han hecho a posta. Lejos de criticarle en un brote de ácida sinceridad, debemos preguntarle por qué ha hecho eso que nos ha molestado y comentárselo, sin que lo vea como una crítica destructiva.
5. Hablemos las cosas
Las cosas se solucionan hablando, y con hablar nos referimos a lenguaje oral, no mensajes de Whatsapp, ni notas, ni lenguaje no verbal de dudosa interpretación. Debemos tomarnos nuestro tiempo para hablar de aquellas cuestiones de la relación que queremos debatir largo y tendido. Lo mejor es marcar un día de la semana para hacer una sesión de sinceridad y comentar qué aspectos que hayan podido surgir a lo largo de la semana nos han molestado o creemos que podrían mejorarse de nuestra relación.
Aunque no haya habido absolutamente nada malo a comentar, este momento es perfecto para reafirmar nuestra honestidad con aquella persona que amamos, mostrándonos transparentes y demostrando que nos preocupamos por la relación y queremos compartir todo con ella.
Referencias bibliográficas:
- Hussain, M., Price, D.M., Gesselman, A.N., Shepperd, J.A., & Howell, J. L. (2020). Avoiding information about one’s romantic partner. Journal of Social and Personal Relationships. https://doi.org/10.1177/0265407520969856