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¿Cómo influye el apego evitativo en la vida adulta?


Gran parte de cómo somos y cómo pensamos y actuamos puede ser explicado a partir del modo en el que nos hemos acostumbrado a relacionarnos con los demás. Y para entender esto último, suele ser importante fijarnos en el modo en el que vivimos las relaciones sociales en nuestra infancia.

En este sentido, la teoría del apego aporta explicaciones interesantes para entender cómo los primeros años de desarrollo orientan nuestra personalidad, necesidades y vulnerabilidades hacia determinados patrones de comportamiento y modos de gestionar nuestras emociones.

Aquí vamos a poner el foco en el apego evitativo establecido por algunas personas en su niñez, y en su influencia muchos años después, cuando se adentran en la etapa adulta.

¿Qué es la teoría del apego?

La teoría del apego es una serie de propuestas explicativas y teóricas que intentan explicar los vínculos afectivos basados en la interacción social que sirven como apoyo y guía del desarrollo psicológico de las personas.

Estos vínculos tienen especial importancia durante la infancia, porque es en esta primera etapa cuando los niños y niñas necesitan del apoyo de sus padres, madres o tutores no solo para tener acceso a los recursos que necesitan, sino también para aprender y explorar el entorno, y para poner en práctica su capacidad para establecer conexiones con otras personas.

Sin embargo, el apego no solo está presente en los primeros años de vida, sino que se proyecta también hacia la adolescencia y la adultez, aunque basándose sobre lo ocurrido en la infancia.

Así pues, según el psicólogo John Bowlby, el apego está constituido en su nivel más básico por patrones de comportamiento que generan una predisposición a mantener una proximidad con otro individuo, que es reconocido como una entidad distinta a uno mismo. Implica reconocer la existencia del otro en un espacio cercano y dar signos de saber que está ahí, validando su presencia.

Pero más allá de estos eventos objetivos, el apego también tiene una dimensión mental ligada a las emociones y la subjetividad: a través del apego, cada persona involucrada en esa relación integra a la otra en su idea de cotidianidad y de su propia identidad, y asocia ese concepto de “el otro” a una serie de emociones. Es decir, que el apego no solo pasa por tolerar la presencia de la otra persona, sino que en cierto modo, se hace de una figura de apego una referencia y un apoyo para estructurar las rutinas del día a día y aquello que uno quiere en su vida. Por eso, el apego está muy asociado al amor y el afecto.

Apego evitativo

Los principios del apego

Para comprender el modo en el que el apego se forma como vínculo entre persona, se ha teorizado sobre los principales pilares del apego, que son los siguientes:

1. El apego es una necesidad intrínseca al ser humano

El ser humano es un animal social, y por ello, todos nacemos con la necesidad de establecer vínculos de apego desde los primeros días de vida. Se sabe que los pequeños que son sometidos a aislamiento social, a pesar de ver satisfechas sus necesidades biológicas y fisiológicas más inmediatas (comida, agua, temperatura adecuada, etc.), desarrollan problemas de salud graves en poco tiempo.

2. El bienestar aportado por los vínculos de apego se basa en la regulación de emociones

El apego crea un contexto relacional entre individuos que hace posible una adecuada regulación de las emociones, y por esa vía, ayuda a sentirse bien. Esto ocurre gracias a la habilidad que tenemos para empatizar con el resto de individuos y hacernos una idea de cómo se sienten.

Al establecer un modelo de apego adecuado, es posible adaptarse al estado psicológico del niño o niña y aportarle aquello que necesita en tiempo real.

3. El apego permite ganar autonomía y capacidad de adaptarse al medio

A pesar de que la palabra “apego” suele sugerir unión (y en cierto sentido, con razón), en el contexto en el que se produce, ayuda a que las personas vayan ganando autonomía.

Si el tipo de apego es el adecuado, se logra un buen equilibrio entre la protección y el asesoramiento, por un lado, y la libertad para explorar el entorno y aprender por uno mismo, por el otro.

¿Qué es el apego evitativo y cómo afecta a la adultez?

Como hemos visto, el apego es algo que sirve como “vía” o andamio sobre el cual se va desplegando el propio desarrollo psicológico tanto en lo relativo a cómo pensamos como en lo relativo a cómo sentimos y nos relacionamos con los demás. El modo en el que lo hagamos depende del tipo de apego que hemos establecido en nuestros primeros años.

Por un lado, el apego seguro es el que se establece en las personas que en su infancia han logrado disponer de un equilibrio entre protección parental y libertad para aprender y tomar ciertas decisiones adaptadas a su etapa de crecimiento.

En segundo lugar está el apego ansioso ambivalente, que se da cuando el niño o niña se siente mal cuando los padres, madres o tutores no están disponibles, pero siguen sin sentirse bien cuando están cerca, dado que estas figuras de apego no les ofrecen todo lo que necesitan.

En tercer lugar tenemos el apego evitativo, caracterizado por la incertidumbre y el no poder predecir cuál será el comportamiento de la figura de apego, lo cual genera ansiedad y angustia en los niños y niñas. Por eso, los pequeños que establecen este tipo de apego tienden a buscar mucho menos a sus padres, madres o tutores, y su estado emocional cambia relativamente poco cuando estos últimos están disponibles.

Esta forma de apego tiene implicaciones en la adultez. Si nunca llegan a disponer de apoyo psicológico, estas personas tienden a establecer relaciones caracterizadas por la búsqueda de un nivel de independencia muy alto, incluso disfuncional en muchos aspectos: se evitan relaciones emocionalmente significativas para evitar que se creen lazos afectivos que puedan generar dependencia, e incluso se evita la posibilidad de sufrir rechazo.

Esto predispone a estas personas adultas a sufrir por aislamiento social y soledad, al notar que les falta algo en sus vidas pero a la vez negarse a buscar ese elemento en las relaciones personales.

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