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¿Qué es realmente el síndrome de Peter Pan, y cómo resolverlo?


Vivimos en una época globalizada, enfocada al materialismo y al consumo... y también digitalizada. Esto nos hace saltar de un artículo tras otro sin la profundidad necesaria, y se inventan términos. Ya sabes: el síndrome de Peter Pan, el síndrome del impostor, las personas "tóxicas"...

¿Qué hay de cierto realmente? ¿Existe un síndrome de Peter Pan como tal? ¿Personas adultas que tienen dificultades para asumir responsabilidades más allá de los ingresos económicos o que quieren vivir como eternos adolescentes?

¿Qué entendemos por síndrome de Peter Pan?

Comencemos por el objetivo de este artículo: el gran problema de nuestro mundo digital es que nos identificamos con lo que leemos. En lugar de identificarte, en este artículo vamos a intentar ir más profundo sobre este problema para conocer en qué consiste realmente, cómo te afecta en un sentido psicológico y emocional y, sobre todo, cómo resolverlo.

¿Existe entonces el síndrome de Peter Pan? Este síndrome hace referencia a las dificultades de ciertas personas adultas por asumir responsabilidades y compromisos, como si quisieran disfrutar de las ventajas del mundo adulto pero continuar viviendo en cierta manera como adolescentes.

Este síndrome como tal no existe en psicología. Sin embargo, a menudo recibo en consulta a personas que me dicen: "Rubén, tengo el síndrome de Peter Pan, ayúdame a resolverlo". ¿Qué les ocurre realmente a estas personas?

Desde hace más de 10 años acompaño como psicólogo y coach a personas en sus procesos de cambio, y este fenómeno es relativamente reciente y forma parte de nuestro actual contexto social. Vivimos en una época materialista y consumista en la que construimos una identidad identificándonos con lo que creemos que somos y necesitamos. Estas personas, en busca de un concepto personal de libertad y autonomía, rechazan ciertos aspectos de la vida adulta.

En principio, esto no es ningún tipo de problema. La dificultad llega cuando con los años experimentan constantes crisis existenciales o dificultades para encontrar un propósito de vida.

El problema no es vivir como adultos (estas personas son adultas y viven según sus propios valores y decisiones) sino rechazar ciertas experiencias que implican una vinculación, entrega, cuidado y compromiso (como puede ser un proyecto a largo plazo, una relación, acciones que impliquen esforzarse por los demás, o incluso tener hijos).

¿Quiere decir esto que estas personas necesitan vivir una vida más convencional? Nada más lejos de la realidad. La forma de vida de cada persona debe seguir sus propios valores y tendencias. La dificultad no es esa, sino evitar experiencias que impliquen que pierden cierto control y sensaciones de “libertad” (según su propio concepto). Esta evitación termina por ser un límite y bloqueo, ya que les impide vivir de forma más amplia, satisfactoria y con propósito.

¿Por qué ocurre esto?

Existen varias dificultades emocionales que facilitan que algunas personas tiendan a rehuir de estas experiencias: baja tolerancia a la frustración, necesidad de control, búsqueda constante de la libertad personal por miedo e inseguridad hacia ciertas experiencias que implican esa pérdida de control total, etc. Vamos a profundizar mucho más en esto con un vídeo donde te lo explico. ¡Dale a play!

El síndrome de Peter Pan, entonces, solo hace referencia a una problemática psicológica actual y que depende de nuestro modo de vida y contexto: la dificultad para gestionar ciertas emociones (frustración, miedo e inseguridad) a la hora de vivir ciertas experiencias que implican un modo de disolución personal y que implica un contacto y encuentro genuino y necesario con el otro y con nuestra humanidad.

Esto ocurre de forma similar en el caso de las relaciones de pareja: queremos vivir la experiencia de la pareja pero tenemos miedo a las posibles consecuencias (infidelidad, falta de apoyo, no sentirse queridos, etc.), motivo por el cual rehuimos la experiencia o incluso abandonamos la relación antes de encontrarnos con las primeras dificultades.

La relación de esta dificultad con la pérdida de propósito es importante. En nuestro mundo materialista y consumista solemos pensar que el propósito de vida es algo inherente a nosotros. Sin embargo, el propósito no se encuentra ni se busca, sino que se hace. Cuando un ser humano no vive ciertas experiencias que implican ese contacto con dificultades (familia, relaciones, algún modo de entrega hacia el otro) está en cierto sentido desconectándose de parte de sus tendencias más humanas. Esto es lo que nos hace vivir la crisis existencial o sentir que nuestra vida carece de un propósito claro.

¿Cómo solucionarlo?

Como te dije en el vídeo, si el origen principal del problema es la forma en la que entendemos y gestionamos ciertas emociones, como la frustración, la inseguridad, la necesidad de control o el miedo, la solución está en hacer ese aprendizaje para que superar esos límites y hacer que las emociones estén de nuestro lado en lugar de en nuestra contra.

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