Trastorno afectivo estacional: síntomas, causas y tratamiento
En las personas que han desarrollado trastorno afectivo estacional, es habitual que el cambio de época del año o estación dé lugar al inicio del una alteración del estado de ánimo. Normalmente, este desajuste psicológico empieza durante el otoño o invierno y finaliza en primavera o verano. Dado que se vincula principalmente con la depresión, los síntomas son los típicos de este trastorno.
Si quieres conocer los efectos psicológicos del trastorno afectivo estacional, aquí encontrarás un resumen acerca de las características de esta alteración.
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¿Qué entendemos por trastorno afectivo estacional?
Actualmente, en la quinta edición del Manual Diagnóstico de la Asociación de Psiquiatras Americanos, el patrón estacional es un especificador de los trastornos de estado de ánimo; en concreto, se puede relacionar con cualquier episodio de afectación anímica, es decir, tanto con episodio depresivo, maníaco o hipomaníaco.
Así pues, tal como nos indica su nombre, el trastorno afectivo estacional se caracteriza por seguir un patrón de presentación de la alteración emocional, dándose el inicio y la remisión de los episodios en una determinada época del año. También cumpliría criterio si en vez de finalizar el episodio se produce un cambio de polo, por ejemplo, de presentar un episodio depresivo pasa a mostrar uno maníaco.
El patrón más habitual, vinculado con los episodios depresivos, es el que se inicia en otoño o invierno y remite durante la primavera, a este tipo de depresión recibirá el nombre de invernal. En cambio, en lo referente a los episodios maniacos o hipomaniacos, es más habitual que se inicien en verano y muestren el patrón contrario.
Pese a que el patrón de inicio antes presentado es el habitual no tiene que ser estrictamente así y puede mostrarse a la inversa, donde el episodio depresivo se empieza en verano. En todo caso, el factor importante para poder utilizar este especificador es que en los últimos dos años hayan aparecido mínimo 2 episodios con patrón estacional y ninguno sin este patrón. Del mismo modo, si valoramos los distintos episodios que el sujeto ha mostrado a lo largo de su vida, deben ser mayoritariamente de tipo estacional para poder aplicar este especificador.
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Causas
En relación a la causa que provoca la aparición del trastorno estacional, se cree que esta no es solo una, es decir, que es un fenómeno multicausal, afectando tanto factores más biológicos como también otros más psicológicos, aunque aún no se sabe con exactitud cuáles son, qué variables concretas provoca este trastorno.
En distintos estudios, comparando los niveles obtenidos en sujetos de población clínica y en los de población general, se ha observado que existen diferencias entre neurotransmisores y hormonas, presentando especial relevancia la serotonina y la melatonina.
La serotonina es un neurotransmisor vinculado con las alteraciones afectivas, sobre todo con los episodios depresivos, donde este neurotransmisor se encuentra disminuido.
Un hecho que reafirma este menor nivel de serotonina es que si tratamos a los pacientes depresivos con fármacos inhibidores de la recaptación de serotonina, esto quiere decir que la aumenta, se observa una mejora de sus síntomas. Así pues, deducimos que la serotonina es un neurotransmisor importante para la regulación del estado de ánimo.
¿Por qué se produce una disminución de la serotonina? Se ha observado que la luz solar funciona como regulador de la serotonina, haciendo que esta se encuentra y mantenga sus niveles normales durante todo el año, pero en el caso de los sujetos que presentan trastorno afectivo estacional, esta función reguladora no actúa bien provocando que los niveles de este neurotransmisor sean inferiores al nivel normal durante el invierno. Por este motivo, esta afectación se vincula sobre todo con inicio en el invierno.
En referencia a la hormona melatonina, esta se relaciona con la regulación de los ciclos sueño-vigilia, aumentando sus niveles durante la noche, cuando oscurece, para que incremente la sensación de somnolencia en el sujeto. De este modo, en los pacientes con trastornos afectivos estacionales se observa una sobreproducción de melatonina, que hace que el individuo se sienta más cansado, sin ganas de hacer nada y con más sueño.
Se sabe que la melatonina se produce a partir de la serotonina, siendo necesario que el balance entre las dos sea equilibrado para que esté regulado el ciclo de sueño y vigilia. Como en el caso de los sujetos con alteraciones estacionales se produce un desequilibrio, mostrará problemas para mantener unos ritmos regulados y adaptados a las distintas épocas del año, a las distintas estaciones, manifestándose problemas para dormir y alteraciones en el estado de ánimo y en su conducta.
Otro factor vinculado con la disminución de la serotonina es el menor nivel de vitamina D, se ha observado que este tipo de vitamina influye en la actividad y función de la serotonina. La vitamina D la podemos obtener tanto de la dieta como aumentar su producción cuando tomamos o nos da el sol, asimismo, durante la época de otoño e invierno, donde hay menos horas de sol o los rayos llegan con menos intensidad, repercutirán en la producción de esta vitamina y por consiguiente en la función de la serotonina.
Asimismo, se han estudiado variables más psicológicas que pueden actuar también como causa de este trastorno. Se ha observado que la personalidad de cada sujeto afecta en la presencia del trastorno afectivo estacional. En concreto, se ha visto que los dos rasgos más vinculados son la extraversión (los sujetos afectados muestran niveles más bajos de esta variable) y el neuroticismo (contrariamente, presentarán una mayor puntuación en este rasgo). Después del tratamiento, cuando se comprobaron los niveles, se obtuvo que niveles más altos en extraversión y más bajos en neuroticismo respecto a las puntuaciones mostradas antes de la terapia.
Se ha tenido en cuenta también cómo afectan en esta alteración los pensamientos, creencias y sentimientos negativos relacionados con el invierno, que son típicos encontrar en los pacientes con afecciones estacionales del estado de ánimo, aunque los resultados tampoco son concluyentes ya que al no tratarse de un estudio experimental, el investigador no puede modificar la variable creencias y pensamientos, variable independiente, como él quiere, no podemos afirmar que la relación sea causal y que las creencias negativas producen el trastorno, ya que también podría ser al revés y que los pensamientos se dieran como consecuencia.
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Principales síntomas y efectos psicológicos del trastorno afectivo estacional
Como ya mencionamos, al tratarse de un especificador de trastorno del estado de ánimo y en especial del trastorno depresivo, los síntomas típicos de esta afectación serán los propios del episodio depresivo:
- Anhedonia, o disminución de la capacidad para sentir placer.
- Aumento o disminución importante del peso.
- Insomnio o hipersomnia.
- Agitación o enlentecimiento psicomotor.
- Pérdida de energía.
- Sentimiento de culpa o inutilidad.
- Disminución de la capacidad de concentración.
- Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.
Para cumplir criterios también se debe tener en cuenta si presentan 5 o más de los síntomas nombrados durante mínimo 2 semanas. Si la alteración se relaciona con un inicio en el invierno o en el verano, también variarán el tipo de síntomas que se muestran.
Cuando esta alteración emocional se vincula con un patrón invernal, es más característico que aparezca un aumento de la somnolencia, es decir, hipersomnia. También suele darse una tendencia al aislamiento social, el sujeto deja de relacionarse tanto con los demás y dedica más parte de su tiempo libre a comer (por lo que se dan aumentos de masa corporal).
Contrariamente, si el patrón aparece en verano, observamos más dificultad para dormir, insomnio, pérdida de peso y disminución del apetito y aumento de la agitación, la ansiedad y la conducta violenta.
Tratamiento para la alteración anímica estacional
Dado que las causas del trastorno afectivo estacional son diversas, existen también distintos tratamientos que se utilizan actualmente para mejorar los síntomas del trastorno afectivo del estado de ánimo, tanto vinculado con medidas más biológicas o más psicológicas.
La forma de terapia más utilizada es el tratamiento con fototerapia, que consiste en exponer diariamente al sujeto a una luz muy brillante, de unos 10.000 lux (unidad fotométrica) durante un periodo de 30 a 45 minutos a poder ser temprano a la mañana, coincidiendo con la salida del sol. Este procedimiento se realizará durante las estaciones de otoño, invierno y primavera, para contrarrestar la falta de luz solar y así regular la actividad de la serotonina.
La fototerapia, pese a ser segura, puede estar contraindicada para pacientes con afecciones oculares o con mayor sensibilidad a la luz del sol.
Se ha utilizado también la terapia cognitivo-conductual para mejorar y tratar los pensamientos, creencias y sentimientos negativos vinculados con el invierno. Del mismo modo, se intentará aumentar la actividad del sujeto realizando actividades que le gusten y le motiven. La terapia cognitiva conductual se ha probado eficaz y pese a que los resultados tardan un poco más en observarse que con la fototerapia a la larga las mejoras pueden ser más duraderas.
Como ya hemos visto, normalmente este especificador estacional se vincula con episodios de depresión, y es por esta razón que el tipo de psicofármaco que se utiliza habitualmente es el inhibidor de la recaptación de serotonina (ISRS). También se ha visto útil otro antidepresivo, el bupropión, que actúa principalmente inhibiendo la recaptación de noradrenalina y dopamina.
Por último, como es típico que en los pacientes con afectación emocional estacional se observe unos valores disminuidos de vitamina D, se ha probado aumentar dicha cantidad mediante suplementos nutricionales, aunque los resultados obtenidos no son claros, detectándose en algunos casos mejoras similares a la terapia con luz y en otros no observándose efecto.