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La depresión clínica y su impacto en la sociedad actual


La depresión clínica es muy conocida por ser uno de los trastornos psicológicos más frecuentes en los países más industrializados o de cultura occidental.

Sin embargo, esto no significa que los seres humanos tengamos más predisposiciones biológicas a "ponernos tristes" sin más. De hecho, si esta alteración del estado de ánimo se ha extendido tanto en los países más industrializados es porque nuestro modo de vida, si bien es capaz de aportarnos mucho bienestar y una mejor capacidad de esquivar la muerte durante muchos años, también nos expone a ciertas situaciones que nos vuelven vulnerables ante la depresión.

La depresión mayor: un fenómeno ligado al modo de vida actual

El hecho de que el trastorno depresivo exista ligado al modo de vida de las sociedades no es nada nuevo, ni algo que ocurra solo con las alteraciones del estado de ánimo. Prácticamente todos los problemas psicológicos pueden ser promovidos o debilitados por cómo nos acostumbramos a interactuar con el entorno y con nosotros mismos, lo cual depende tanto de la cultura en la que crecemos y aprendemos, como de la realidad material de los países que habitamos.

Y es que las diferencias entre vivir en la España del siglo XXI y vivir en la Antigua Grecia no se plasman solamente en nuestra manera de pensar y de interpretar la realidad; también tienen un efecto en la predisposición a desarrollar uno u otro trastorno psicológico. Y en nuestro caso, parece ser que estamos especialmente expuestos a la depresión clínica por el simple hecho de vivir en "la sociedad actual".

Un trastorno ligado al sedentarismo

Se cree que si actualmente hay muchas personas que desarrollarán depresión clínica a lo largo de su vida, esto es en parte debido a que, simplemente, llegamos a edades más avanzadas y tenemos las necesidades básicas cubiertas (o, al menos, más cubiertas que hace varios siglos).

Así, la depresión sería un trastorno típico de sociedades en las que no tener autonomía ni poder valerse por uno mismo no implica morir en poco tiempo, ya que detrás de cada individuo hay instituciones sanitarias y redes de ayuda social que aportan los recursos necesarios para seguir viviendo. Así, la depresión clínica queda definida como un trastorno de quienes se limitan a sobrevivir, a pesar de encontrar serios problemas para justificar su existencia como individuos.

Esto hace que los síntomas típicos de la depresión clínica estén asociados a la pasividad y a los hábitos sedentarios. Quienes sufren por este fenímeno psicológico no son capaces de sentirse ilusionados por casi nada, y no se implican en aficiones o proyectos que en otro momento de su vida les habrían encantado. Además, en muchas ocasiones su capacidad de experimentar placer se ve disminuida, algo que se conoce como anhedonia.

Es cierto que se sabe de sociedades antiguas e incluso prehistóricas en las que no era raro cuidar de las personas con trastornos crónicos durante toda sus vidas, pero cuesta imaginarse un modelo de organización social arcaico en el que fuese posible sostener durante meses o años a la mayor parte de las personas con depresión, que en muchos países llegan, hoy en día, a ser alrededor del 7% de los adultos.

Pero más allá del simple hecho de que en las sociedades contemporáneas la esperanza de vida haya subido mucho, también hay otros factores culturales frecuentes en Occidente que parecen facilitar la aparición de la depresión clínica. Veamos de qué manera lo hacen.

Factores de la vida diaria que refuerzan el trastorno depresivo

Estos son diferentes hábitos y rutinas que alimentan a la depresión clínica y que nuestro modo de vida actual propicia.

1. La rumiación

Nuestro estilo de vida nos colma de oportunidades para dedicarnos durante buena parte del día a pensar una y otra vez sobre cosas que nos preocupan. Este círculo vicioso de pensamientos desagradables e intrusivos se llama rumación psicológica, y es uno de los factores que mantiene la depresión (hecho por el que, en psicoterapia, le damos mucha importancia a ayudar a los pacientes a combatirla).

La rumiación no solo se ve alimentada por el tiempo libre en el que no tenemos planes y dejamos que nuestra mente vaya vagando por una serie de pensamientos negativos; además, herramientas como Internet pueden hacer que nos expongamos constantemente a contenidos que alimentan nuestra preocupación y desesperanza. Pensemos por un momento en la adolescente que se siente mal con su cuerpo y mira durante horas fotografías de modelos, por un lado, y entradas de blog o de redes sociales de otras jóvenes que comparten sus pensamientos más pesimistas o incluso sus deseos de poner fin a su vida en algún momento.

2. El aislamiento social

Hoy en día es perfectamente posible pasarse varias semanas sin hablar prácticamente con nadie, o directamente sin salir de casa. Este tipo de aislamiento social extremo refuerza la posibilidad de que la depresión surja y se mantenga, por varios motivos: el deterioro de la salud física, la falta de referentes acerca de cómo lidiar con la tristeza o la melancolía, la falta de motivos para pensar que le importamos a alguien, etc.

3. Falta de sueño

El hecho de dormir poco también es sorprendentemente frecuente hoy en día, y es otro de los fenómenos que hace aumentar el riesgo de depresión clínica. Los horarios de trabajo desestructurados típicos de la vida del autónomo, el exceso de trabajo, o la soledad o falta de planes, por ejemplo, potencian la posibilidad de que no durmamos las horas suficientes ni en el momento adecuado.

4. Competitividad

La mentalidad competitiva llevada al extremo, tan típica del mercado laboral de nuestros días, hace que tendamos a compararnos constantemente con los demás. Esto genera muchas oportunidades para que nos sintamos mal con nuestro modo de vida y que nos frustremos por no llegar a metas poco razonables, a pesar de que objetivamente tengamos las necesidades fisiológicas cubiertas.

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Referencias bibliográficas:

  • American Psychiatric Association, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. Fifth Edition, American Psychiatric Publishing, Washington. D.C.
  • Viegas, J. (2010). Earliest traces of disabled, aged human found. NBC News.