Las 4 principales causas del insomnio
El insomnio es una patología muy común en la población general. Esta vivencia se define como un trastorno del sueño consistente en la imposibilidad para para iniciar el sueño, mantenerlo en el tiempo o, en su defecto, una incapacidad para conseguir una calidad de descanso adecuada para restaurar la energía y el estado de vigilia normal del paciente. Según estudios epidemiológicos, aproximadamente el 30% de la población adulta presenta uno o más síntomas de insomnio.
Tal y como indican otras fuentes médicas, la prevalencia general de los trastornos de insomnio es de un 10-15% de la población general. Sin ir más lejos, se reportan más de 5,5 millones de visitas anuales al médico solamente en Estados Unidos por este tipo de eventos clínicos. No es para menos, pues la falta de sueño disminuye la productividad del paciente y, además, fomenta el cansancio, irritabilidad, ansiedad y preocupaciones cíclicas.
Para abordar cualquier patología (sea meramente física o también psicológica), es necesario conocer las causas subyacentes que desembocan en los síntomas que se quieren solventar. Por ello, en esta oportunidad recogemos las principales causas del insomnio respaldadas por la ciencia.
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¿Cuáles son las causas del insomnio?
En primer lugar, es necesario destacar que existen varios tipos de insomnio. Con base en su duración, podemos distinguir una variante transitoria o aguda (dura menos de 7 días), otra de corta duración (1-3 semanas) y una crónica (más de 3 semanas). Según su naturaleza, un insomnio puede ser de conciliación, de mantenimiento, de despertar precoz o general.
Para poder abordar esta serie de cuadros clínicos en cualquiera de sus variantes, es necesario conocer el agente etiológico causal. A continuación, te presentamos todos los frentes que pueden favorecer el insomnio en los pacientes.
1. Genética
Estudios epidemiológicos recogen pruebas significativas de que el insomnio es moderadamente heredable. Se calcula que, aproximadamente, el rango de heredabilidad de las características que fomentan su aparición es del 22 al 25%. Vamos más allá, pues se han conseguido aislar genes causantes de la privación de sueño en moscas Drosophila que, salvando las distancias, tienen un patrón de insomnio similar al de los seres humanos.
Uno de estos genes es el PER3, parte del grupo de los responsables de la manutención del correcto ritmo circadiano en los seres vivos. En medios experimentales, se han asociado las mutaciones en el PER3 a una tendencia a la matutinidad y ansiedad generalizada. Este tipo de datos evidencian que, sin duda alguna, la genética tiene que jugar un papel más o menos relevante en el desarrollo del insomnio.
Por otro lado, cabe destacar que existe una enfermedad fatal heredable cuyo principal signo clínico es un insomnio persistente. Esta patología se conoce como “insomnio familiar fatal” y responde a una mutación del gen PRNP, localizado en el cromosoma 20 humano. Se trata de una patología autosómica dominante, es decir, que el gen codificante se encuentra en un cromosoma no sexual y que se expresa independientemente del alelo complementario.
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2. Fisiología
El insomnio se ha asociado históricamente a un cuadro de hiperactivación: un estado de actividad incrementado a nivel somático, cognitivo y cortical. Las personas con insomnio suelen experimentar una excitación anormal en el sistema nervioso central y periférico, que se puede medir con parámetros fisiológicos como un aumento en la concentración de cortisol, aceleración en el ritmo cardíaco y cambios en la actividad bioeléctrica cerebral.
No nos movemos en terrenos meramente conjeturales, pues múltiples estudios han analizado las concentraciones de la hormona cortisol a lo largo del día en pacientes con insomnio crónico. Normalmente, el punto más bajo de esta hormona se encuentra a media noche, pero parece que las personas con dificultades para dormir presentan concentraciones circulantes más altas en la tarde/noche. Aún queda mucho por investigar en lo que a esta temática se refiere, pero las bases de la causalidad están asentadas.
Esto tiene mucho sentido a nivel fisiológico, ya que el cortisol es la principal hormona del estrés en el ser humano. Esta se encarga de aumentar el nivel de azúcar en sangre (glucemia), suprime la actividad inmune y promueve el metabolismo de grasas, proteínas y carbohidratos, entre otras muchas cosas más. En resumen, nos prepara para que luchemos o huyamos en situaciones de peligro. Como podrás imaginar, todos estos mecanismos fisiológicos pueden impedir el descanso.
3. Desórdenes psicológicos
A la hora de explorar este tipo de patologías, es necesario comprender que lo físico y comportamental van de la mano. El estrés no es solo un sentimiento subjetivo, pues como hemos visto en el apartado anterior, se puede asociar a cambios en concentraciones hormonales y otros muchos eventos cuantificables más.
Por ello, está más que claro que el insomnio se relaciona con enfermedades psicológicas y, por ende, eventos neuronales o metabólicos concretos. Por ejemplo, el 90% de los pacientes con trastorno depresivo mayor sufren insomnio, el 33% de los ataques de pánico suceden por la noche y hasta el 80% de las personas esquizofrénicas padecen problemas de sueño. Con estos datos en la mano, es imposible no establecer una correlación inequívoca entre los trastornos mentales y la dificultad para descansar.
4. Ambiente
Las condiciones físicas del espacio en el que se descansa también pueden propiciar los eventos de insomnio agudo. Por obvio que parezca, una mala postura, ruido externo, un ambiente hiperestimulante y otros muchos factores pueden prevenir al paciente de descansar, sea este consciente o no de ello.
Un caso curioso es el de los teléfonos móviles y otros aparatos de uso constante. La melatonina es una hormona producida de forma natural por múltiples seres vivos que se asocia al ciclo del sueño en el ser humano, pero parece que la exposición a luz brillante antes de acostarse reduce su síntesis.
En un experimento realizado en el año 2017 por la universidad de Houston, se demostró que un grupo de voluntarios con gafas especiales (que bloquean la incidencia de luz azul) produjeron hasta el 58% más de melatonina que el grupo control si las llevaban tres horas antes de irse a la cama durante dos semanas. Esto nos deja claro que las pantallas hiperestimulan nuestro organismo.
El insomnio es una entidad multifactorial
Como has podido comprobar, explicar el insomnio es una tarea enormemente compleja, pues se trata de una entidad que se debe a factores tanto genéticos como fisiológicos, psicológicos y ambientales. A medida que la ciencia avanza y los estudios reportan más información, cada vez somos capaces de vincular más desórdenes emocionales a patrones fisiológicos cuantificables.
Referencias bibliográficas:
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